La reforma al Poder Judicial

El pasado cinco de febrero el presidente Andrés Manuel López Obrador mandó como parte del paquete de reformas constitucionales la reforma al Poder Judicial federal, que contiene una serie de puntos dignos de análisis. Entre los que desatacan la elección popular en voto directo de jueces y magistrados, así como la reducción de ministros de la Suprema Corte de 11 a 9 y en duración de 15 a 12 años. 

La elección se haría a propuesta de cada Poder de la Unión, que podría proponer dos candidaturas, sumando seis en total (dos del Poder Ejecutivo, dos del Poder Legislativo y dos del Poder Judicial). Mientras que el Senado de la República se encargaría de verificar que cada una cumpla con los requisitos establecidos por ley. 

Hemos de analizar en este espacio la pertinencia de la elección de jueces y magistrados. Hemos visto férreas posturas a favor y en contra. 

Por un lado es verdad que el Poder Judicial federal por años había sido beneficiado por los regímenes tanto el de partido único como el de la alternancia, del año 2000 a la fecha, creciendo en número, pero poco había cambiado en sus formas. Habrían sido las sentencias de la corte interamericana de Derechos Humanos las que habrían forzado a que el poder judicial se reformara, como sucedió en 2011 en el caso Radilla Pacheco,  o como sucedió recientemente con el caso “Caso Tzompaxtle Tecpile y Otros Vs. México”. 

Pese a estos casos que lo han forzado a cambiar desde fuera, desde dentro del país se han realizado pocos cambios y una reforma le vendría bien en algunos aspectos. Lo de la elección de jueces sería interesante, pues por pimera vez durante muchos años el pueblo mexicano podría inmiscuirse en los asuntos del Poder Judicial, como lo hace en los otros poderes  y entendería un poco más su funcionamiento y el como el poder judicial puede proteger sus derechos. Así mismo el Poder Judicial tomaría consciencia de como el pueblo puede influir en él. 

Esto también causaría que en el Poder Judicial pudieran tener una perspectiva diferente y los jueces pudieran tener otras experiencias fuera del poder judicial, como sucede en otros países. En donde los abogados trabajan en el poder judicial, en la iniciativa privada, en el poder ejecutivo, en el poder legislativo o la academia. 

Desde luego no todos los argumentos son a favor, la elección de jueces y magistrados también traería problemas, como el caso que pudieran infiltrarse intereses políticos o económicos dentro del Poder Judicial menoscabando su autonomía e independencia, o que se infiltran algunas corrientes populares como el populismo punitivo. Así mismo el Senado mismo al ser quien se encargaría de la verificación de los perfiles podría filtrar los perfiles a ser electos popularmente, influyendo desde ahí la elección. Como lo que vemos ahora, que hay magistraturas electorales pendientes de nombramiento a causa de la agenda del Senado. 

Creo que la reforma judicial vale la pena analizarse punto por punto porque es una buena manera de que la ciudadanía puede inmiscuirse en temas que de verdad le interesan y que después de muchos años hay posibilidad de transformar.