Sin duda, ¡Qué Viva México! es una de las películas más politizadas y controversiales de los últimos años. Hará enojar a todos, es un hecho. En algunos momentos, hará enojar a algunos por los lugares comunes en los que cae al describir al mexicano “humilde”. En otros, por como describe a los “empresarios” y a la clase alta. Estas críticas ya las han escrito por lo que no me concentraré en ellas. Lo interesante es que la gran mayoría de los que van a ver la película se identifican con el personaje principal y su familia. Una familia de clase media que tiene una casa, dos coches y dos hijos. Pueden darse el lujo de contar con una trabajadora doméstica, de que sólo uno de los padres trabaje y de que sus hijos vayan a escuela privada. Es aquí, en esta crítica, que desde mi perspectiva ha pasado totalmente desapercibida, en la que me centraré.
A lo largo de la película vemos que Pancho Reyes, el personaje principal, ansía ser de esa clase “empresarial” alta. Así inicia la película, con un sueño en el cual al fin es promovido al cargo de Gerente General de todo el corporativo, y el siente que lo ha logrado. Hasta su jefe le comenta “ya eres uno de los nuestros”. La tan ansiada movilidad social ha base de esfuerzo. Rápidamente, ese sueño se convierte en pesadilla cuando su familia “fea y morenita” como se la describen, toma revancha de él por haberlos olvidado una vez que se volvió “rico”.
¿Realmente Pancho iba a ser empresario una vez que fuera nombrado gerente general? No, continuaría siendo empleado, dependiente de un salario, y sobre todo, por el nivel de gasto que tenía, no tendría posibilidad alguna de acumular capital que le permitiera después entrar en esa clase. Sin embargo, este deseo, hace que Pancho vaya en contra de sus propios intereses y actué, dentro de la empresa, de manera contraria a ellos. En la primera escena que vemos dentro de la empresa, notamos el doble discurso que algunos sectores económicos han adoptado. Pancho se ve “obligado” a correr a varios trabajadores por la “terrible situación del país y por las pésimas políticas que el gobierno ha implementado”. Sin embargo, a la siguiente escena, recibe una felicitación de parte del dueño, porque a la empresa nunca le había ido tan bien como ahora. Los márgenes de ganancia están por las nubes y todo es gracias a los despidos que Pancho a implementado, por eso, el dueño le promete hacerlo gerente general. Acto seguido, el dueño le dice que mudará la empresa y Pancho de inmediato entra en pánico; “no me puedo quedar sin trabajo, no he terminado de pagar la hipoteca”.
Con la noticia de un posible ascenso, de inmediato la familia empieza a “planear” cambiar de coches, de casa, nueva escuela para los niños, nueva ropa; abruptamente, Pancho los interrumpe y les dice que primero hay que terminar de pagar lo que se debe (casa, coches y tarjetas de crédito al tope) antes de gastarse lo que no tienen. ¿Y seguro se estarán preguntando que tiene esto de malo? Lo que yo veo, es una falta brutal de conciencia de clase. Pancho desprecia a su familia y piensa que no tiene nada en común con ellos, se ve reflejado en el dueño de la empresa y desde su perspectiva, es con el con quien mas comparte similitudes. La película nos demuestra que no es así. Por mucho que pancho no lo quiera ver. Pancho no es dueño de su casa, ni de sus coches ni de la fábrica donde trabaja. Igual que su familia, está sujeto a intereses que van por encima de el y que no comprende, sin embargo, por sentirse parte de una clase a la que no pertenece, actúa en contra de sus propios intereses.
¿Por qué digo esto? Toda la vida de Pancho, con todo el esfuerzo y toda la lealtad que tenía con la empresa y el dueño, no sirven para nada, porque una sola mala decisión, termina con su vida de manera total. Su nivel de vida desaparece de inmediato, recordandole que, no es parte de la clase empresarial, al final de cuentas estaba a merced del humor y de la “misericordia” de que el patrón le diera un trabajo y se lo mantuviera. Al final el destino de ambos es muy similar. Pierden todo lo que no era suyo, y aquello que los iba a llevar a la gran vida y a las riquezas (la mina en el caso de la familia y el empleo como gerente general en el caso de pancho) termina siendo vendido a campañas extranjeras.
Es esta la crítica a un sector que se equivoca sistemáticamente al defender intereses que no son suyos. Un ejemplo en el mundo es las reformas para aumentar los impuestos a la riqueza. De repente, todos se vuelven “ricos” y sobre todo la “clase media”, se opone a este tipo de reformas aunque muchísimas veces, ni siquiera les aplicaría a ellos porque no tienen el monto de “riqueza” necesario.
Aquí es donde tenemos que poner atención. ¿Con quién se identificó usted? ¿Con el empleador o con el empleado? Si su respuesta es “ninguno, con la clase media”, déjeme decirle que esta crítica es para usted.