Pasados quince días del inicio del gobierno de la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, algunas dependencias continúan sin dirección.
Hace apenas unos días, una institución de importancia para el país, el Instituto Nacional de Migración, anunció que será dirigido por Sergio Salomón Céspedes, exgobernador de Puebla. Sin embargo, la COFEPRIS, organismo encargado de la autorización y regulación sanitaria en el país, continúa sin un director.
Entre estas inconsistencias destaca otra: la manera en que operarán algunas dependencias. La que más genera dudas es la recién creada ‘Alimentación para el Bienestar’, surgida de la fusión de Segalmex y Diconsa.
Segalmex encuentra sus raíces en la antigua Conasupo, y su función era comprar productos agrícolas a precios de garantía, con el fin asegurar precios justos. Por otro lado, Diconsa se encargaba de vender productos de la canasta básica, donde destacaba la distribución de leche Liconsa.
Este esquema funcionó con ciertas irregularidades durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, Segalmex se convirtió en sinónimo de corrupción cuando se descubrió un desfalco de 12 mil millones de pesos atribuidos a su exdirector Ignacio Ovalle Fernández y sus colaboradores.
Debido a la falta de un plan claro para la dirección de este nuevo organismo, se debe sobrentender cómo funcionará. Además, es importante señalar que la fusión no soluciona directamente las irregularidades ni el enorme desfalco que sufrió el organismo.
Lo único que sabemos es que la directora de ‘Alimentación para el Bienestar’ será María Luisa Albores, quien cuenta con formación en agronomía y una amplia experiencia en el sector público.
Es crucial subrayar la importancia de un proyecto coherente que enfrente los diversos desafíos de la agricultura nacional, como la inseguridad, y que aborde temas fundamentales como la soberanía alimentaria, el dilema del maíz transgénico y el acceso al agua en comunidades rurales.
Es cierto que “sin maíz no hay país”, pero ¿cómo podremos acceder a él si los productores carecen de agua y, al mismo tiempo, Estados Unidos presiona para reconsiderar la posibilidad de vender maíz genéticamente modificado? Son situaciones que urgen resolver.