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  • hace 11 horas
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Presidenta: el poder de una letra

Presidenta: el poder de una letra

Por Natalia Zapiain .

A una semana de la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como la Titular del Poder Ejecutivo Federal, sigue resonando en mi cabeza esta parte de su discurso: “hago una respetuosa invitación a que nombremos Presidenta, con A”.

Después de esto enlistó una serie de profesiones a las que nos referimos en femenino, como jueza, abogada, científica, ingeniera, por nombrar algunos ejemplos y dejar clara la motivación de su lenguaje.

A raíz de este posicionamiento, comenzaron a surgir críticas e incluso hubo quien decidió llamarle ignoranta, argumentando que el uso de la palabra presidenta es gramaticalmente incorrecto y que atenta contra el uso correcto del lenguaje.

La verdad es que, de acuerdo con la Real Academia Española, si bien el sustantivo Presidente puede usarse para todos los géneros, es preferible hoy usar Presidenta cuando se habla en femenino, su uso está documentado en el español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803.

También la Academia Mexicana de la Lengua ha reconocido que la terminación ente puede adaptarse al género, por lo que lingüísticamente es correcto usar el sustantivo Presidenta.

Puede ser que para algunos esta discusión sea algo irrelevante o que parezca obvio que no debería haber problema por referirnos a Sheinbaum como Presidenta de México, pero en estos días me ha parecido increíble la cantidad de personas que he escuchado/leído rehusándose a cambiar la forma en la que se refieren a la persona titular del ejecutivo por ser mujer.

Inclusive escuché a un analista político en televisión decir que quería denunciar violencia de género por la falta de representación de los hombres en la toma de protesta de la semana pasada. He ahí la importancia de cómo empleamos el lenguaje porque, desde el punto de vista psicológico, las palabras que usamos les dan forma a nuestros pensamientos.

Hay una larga lista de sustantivos respecto a las profesiones que hasta hace no muchos años pertenecían casi exclusivamente a los hombres, porque eran ellos quienes predominantemente ejercían/ocupaban esos puestos, pero hoy en día vemos esos mismos espacios siendo ocupados por mujeres, y con ello el uso de voces femeninas como licenciada, arquitecta, ministra, gobernadora, ingeniera, ha comenzado a hacerse presente.

Esto pasa porque el uso del lenguaje también evoluciona y se va adaptando a los cambios sociales/culturales. Un ejemplo claro de esto es el contraste con el uso de la palabra sirvienta del cual, a pesar que el masculino es sirviente (termina en ente igual que presidente), de ese no se reniega para referirse en femenino, porque desde la antigüedad, y predominantemente, ha sido desempeñado por mujeres.

¿Ahora vemos cómo el lenguaje sí moldea la realidad?

Nombrar Presidenta con A es reconocer la presencia de las mujeres en la política y en los puestos de toma de decisiones, darles visibilidad.

Ojo, no quiere decir que porque usemos la palabra Presidenta, o por el mero hecho de que haya una mujer en el poder significa que hemos logrado erradicar la violencia contra las mujeres, tampoco quiere decir que de la noche a la mañana todo vaya a ser mejor por este motivo.

Definitivamente hay una serie de retos significativos para este nuevo gobierno, los altos índices de feminicidios, los reclamos de las madres buscadoras, la materialización del sistema nacional de cuidados, por nombrar algunos relacionados con los derechos de las mujeres.

Por lo pronto, hemos dado un pasito más en el camino de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Ahora vemos cómo el uso del lenguaje importa, que nombrar las cosas las hace existir y también vemos cuánto poder tiene una letra: nombremos Presidenta.