Es muy probable que este año el expresidente Donald Trump regrese a la Casa Blanca y las élites estadounidenses son ampliamente conscientes de ello, es por esto que diversas personalidades están inyectando fuertes sumas de dinero a su campaña; tal es el caso del empresario tecnológico Elon Musk, el cual prometió 45 millones de dólares al mes a la campaña de Trump.
Además del apoyo de Musk, otros empresarios de la tecnología están intentando tender puentes con Trump o, al menos, distender la tensión; tal como el caso de Mark Zuckerberg, quien hace dos días quitó el bloqueo digital que mantenían Facebook e Instagram contra Trump.
Lo anterior significa un punto de inflexión por dos razones: la primera por el fin del bloqueo digital que diversas empresas digitales impusieron a Trump a raíz del Asalto al Capitolio de Estados Unidos en 2021, esto significa que la figura y comunicación digital de Trump volverá a ser bastante influyente a nivel mundial dentro y fuera de internet, lo que traerá de regreso una forma muy peculiar de hacer política usando el sistema digital.
La segunda razón es porque Trump no sólo ha mostrado abiertamente su molestia contra algunas empresas digitales, sus dirigentes y actuar político, sino que también es abiertamente partidario de promover mayor rendición de cuentas y descentralización de poder de estas empresas monopólicas.
Además, Estados Unidos está en medio de un proceso de desacoplamiento tecnológico del sistema digital chino, por lo que no sólo existe una fuerte competencia, sino también la intención de excluir y sabotear el sistema digital chino y su rol en el ciberespacio mundial.
Todo este escenario influirá decisivamente en la política tecnológica de Estados Unidos y, por tanto, en cómo se estructura y funciona el sistema digital; por lo que todo parece indicar que la administración de Trump estará más enfocada en:
Esto también será un problema para México y otros aliados, ya que es probable que Trump querrá obligar al gobierno mexicano a plegarse completamente a la estructura digital estadounidense y que éste excluya diversa tecnología china, volviéndose dependiente a cambio de unas cuantas inversiones -de aceptarse, sería el peor error estratégico que podría cometer México en materia tecnológica-.
Sin embargo, la relación con el sistema digital chino se caracterizará en general por una confrontación que intentará excluir y sabotear a China y su tecnología, aunque esto enfrentará serias limitantes:
Cabe recordar que en 2019 el gobierno de Trump publicó la National Defense Authorization Act, en cuya sección 889 hizo un listado de empresas que ponían en riesgo la seguridad nacional estadounidense. No obstante, hace unos días el Pentágono dio a conocer que al ejército le resulta imposible el desacoplarse de la tecnología china debido a la presencia de ésta en diversas empresas contratistas, especialmente en el caso de suministros médicos, ropa y otro tipo de productos del día a día, motivo por el cual solicitaron una exención al Congreso, misma que ha sido rechazada hasta el momento.
Cabe señalar que el candidato a vicepresidente que Trump eligió es J.D. Vance, el cual en su carrera como político se ha destacado por su postura fuerte contra las empresas tecnológicas, llegando a proponer que Google sea considerado un servicio público; asimismo, el candidato a vicepresidente se ha mostrado en contra de la sección 230, una ley que prohíbe que las plataformas y otras empresas digitales puedan ser juzgadas por el contenido que en ellas habita, algo que va acorde con un proyecto que presentó en el senado conocido como la Ley de Seguridad Infantil en Línea (KOSA).
Por tanto, es probable que bajo la administración Trump se intente limitar y disminuir el concentrado poder de diversas empresas de internet, especialmente del ramo de los servicios, tal como las plataformas digitales, esto significaría que el funcionamiento del ciberespacio estadounidense se vería negativamente impactado en sus mecánicas de concentración, mientras que el impacto positivo podría ir a la parte estructural de su sistema digital.
En conclusión, el futuro gobierno de Trump se caracterizará por tener un presidente más experimentado en materia digital, su funcionamiento y los vicios político-económicos del sistema digital; asimismo, encontrará un internet más proclive a sus discursos, ya que algunos de sus detractores y limitantes han cambiado de bando o han minimizado la confrontación. Por otro lado, el presidente presionará más fuerte por mantener y expandir la influencia del sistema digital estadounidense.