Vida saludable en las escuelas: ¿Hacia una generación más sana?

Dr. Juan Manuel Lira, Médico especialista, ex titular de la Unidad de Atención Médica del IMSS

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En México la obesidad infantil ha alcanzado niveles alarmantes. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022 revela que uno de cada cinco niños en edad escolar tiene sobrepeso (19.2%) u obesidad (18.1%). Esto no solo afecta su salud en el presente, sino que los predispone a enfermedades crónicas en el futuro. Frente a esta realidad, la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Educación, Mario Delgado, anunciaron recientemente el programa "Vida Saludable".

Esta iniciativa busca fomentar buenos hábitos alimenticios y actividad física desde la infancia, usando las escuelas como centros estratégicos para crear una generación más sana. Sin embargo, la implementación de un proyecto de esta magnitud enfrenta retos culturales, logísticos y financieros.

"Vida Saludable" plantea prohibir alimentos ultra procesados en las escuelas, reducir su consumo entre estudiantes y fomentar el hábito de beber agua mediante bebederos. Los encargados de cooperativas escolares recibirán capacitación para ofrecer alimentos locales y saludables, y se implementará un sistema de monitoreo para evaluar los avances y el impacto en la salud estudiantil. Todo apunta a construir una cultura de la salud que traspase los muros escolares y se extienda al entorno familiar.

El programa se complementa con los nuevos contenidos de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), que incluyen temas sobre alimentación y vida saludable en los libros de texto gratuitos. En los libros de primaria, por ejemplo, se incluyen proyectos como asambleas y recetarios que enseñan a los estudiantes sobre el origen de los alimentos y sus beneficios. Estos proyectos también fomentan la participación de las familias y la comunidad, promoviendo un enfoque de salud integral que involucra a los estudiantes como protagonistas activos de su bienestar.

Aunque "Vida Saludable" tiene objetivos loables, la realidad plantea desafíos que podrían limitar su efectividad. Cambiar hábitos alimenticios profundamente arraigados es uno de los mayores obstáculos. La comida chatarra y los refrescos forman parte de la dieta cotidiana de muchas familias, no solo por su bajo costo y accesibilidad, sino también por la influencia de la publicidad.

Combatir estos factores desde la escuela es el primer paso; sin una campaña de sensibilización más amplia que incluya a los hogares, es probable que el impacto del programa se limite a las horas de clase, sin generar cambios sostenidos en los hábitos de los estudiantes y sus familias.

Otro desafío es la infraestructura escolar, especialmente en zonas rurales y marginadas. Muchas escuelas carecen de los recursos necesarios para instalar bebederos o espacios adecuados para la actividad física. Mientras que algunas escuelas podrán implementar estos cambios, otras enfrentarán dificultades debido a la falta de fondos o mantenimiento adecuado. Esta disparidad podría acentuar las diferencias entre estudiantes de distintas regiones y limitar el alcance del programa.

La capacitación de los docentes es también fundamental para el éxito de "Vida Saludable" y representa otro reto considerable. Este programa y los nuevos contenidos de los libros de texto requieren que los maestros sean los principales promotores de la alimentación saludable y el bienestar físico. Los maestros necesitan apoyo constante para integrar estos temas en el aula, y sin este respaldo, los contenidos corren el riesgo de quedarse en el papel, sin influir realmente en la formación de los estudiantes.

Por otro lado, la participación de las familias y la comunidad es crucial para que el programa tenga un impacto duradero. Los libros de la NEM incluyen actividades que requieren la colaboración de los padres, desde asambleas escolares hasta la creación de guías alimentarias en conjunto. La efectividad de estos proyectos depende de la disposición y compromiso de las familias. Sin su apoyo, los esfuerzos del programa podrían limitarse al ámbito escolar, y los estudiantes podrían enfrentarse a un entorno familiar que no refuerce los mismos mensajes sobre salud y bienestar.

A pesar de estos retos, el programa "Vida Saludable" y la NEM representan un avance significativo en la política educativa y de salud de México. Su enfoque integral, que abarca desde la prohibición de comida chatarra en las escuelas hasta la inclusión de contenidos sobre salud y alimentación en los libros de texto, marca un cambio en la manera en que el sistema educativo aborda la salud pública.

En concreto, lograr una generación más saludable requiere políticas públicas bien intencionadas, así como un compromiso social y presupuestal que refleje la importancia de la salud como base para el desarrollo humano y el bienestar de nuestras niñas y niños.