Nuevamente y como reiteradamente lo he mencionado en estas columnas y cada vez que charlo con diferentes personas interesadas en la vida pública de nuestro país, reconozco al gran líder y estratega político que es el presidente López Obrador puesto que estos últimos días tiró una carambola política perfecta, apagó la rebelión de Marcelo Ebrard sin grandes costos y con muchos beneficios, Claudia Sheinbaum cada vez obtiene más ventaja sobre Xochitl Galvez virtual candidata de la oposición que el mismo presidente destapo y Samuel García va por la candidatura de Movimiento Ciudadano que indirectamente beneficia a la 4ta transformación.
El día de ayer Marcelo Ebrard dio su mensaje en el que agradeció a MC y a Dante Delgado el trato de precandidato presidencial externo del naranja que le dieron hace semanas, además levanto la mano para el 2030 avisando que siempre va a estar pensando en competir por la presidencia de la república. Su proyección hacia la carrera presidencial a futuro plantea un panorama a largo plazo que no puede pasarse por alto. Esta aspiración ofrece una visión de futuro que puede captar la atención de distintos sectores de la sociedad, generando expectativas sobre su posible papel en la política nacional en los próximos años. Y en un sector muy particular del electorado que verá con buenos ojos que él permanezca en el proyecto del próximo gobierno.
El reciente anuncio de Marcelo Ebrard de quedarse en Morena, luego de lograr un pacto político con Claudia Sheinbaum, abre un abanico de posibilidades en el escenario político mexicano. La influencia estratégica de Sheinbaum y el peso político de Ebrard perfilan un panorama complejo, en el que la unidad partidista y las aspiraciones presidenciales confluyen en un paisaje político dinámico y desafiante. Es crucial que Morena y sus líderes aborden estos retos con visión de futuro y sentido estratégico, promoviendo la cohesión interna y la construcción de este proyecto de nación.
El líder de la segunda fuerza al interior del partido, el extitular de Relaciones Exteriores no ha dicho si aceptará la candidatura al Senado de la República que le tienen reservada en Palacio Nacional. Para su gente ha pedido espacios en el aparato partidista y en las listas de congresistas. Concretamente, pidió tener representación en la comisión de elecciones, en la de encuestas y en los órganos directivos en el Comité Ejecutivo Nacional. Además, obvio, de una cuota para los suyos en las candidaturas que vienen.
Irse a otro proyecto político representaría un contrasentido, porque Marcelo estuvo cinco años en el gobierno de México como canciller. Adoptar una posición contraria y combatir a la Cuarta Transformación resultaría una contradicción.
En primer lugar, es importante destacar la decisión de Claudia Sheinbaum al priorizar la unidad de su partido en todo momento. La coordinadora de los Comités de Defensa de Morena ha demostrado una capacidad excepcional para mantener el equilibrio (propio y colectivo) dentro de Morena, buscando consensos y pactos que fortalezcan la cohesión interna. Su enfoque en la unidad partidista ha sido fundamental para mantener la estabilidad en un momento en que la política mexicana enfrenta diversos desafíos.
El pacto político con Marcelo Ebrard es un claro ejemplo de la visión de Sheinbaum para consolidar el proyecto de su movimiento. Al lograr un acuerdo con Ebrard, Sheinbaum ha conseguido asegurar la permanencia de uno de los perfiles más relevantes del partido, lo que representa un impulso significativo para su liderazgo y para la proyección política de Morena en el mediano y largo plazos. Por otro lado, sin juzgar su decisión que tomo el 5 de septiembre ya que a mi parecer no jugo sus cartas adecuadamente de Ebrard de permanecer en Morena resalta su perfil como el político profesional que siempre ha sido, así como su capacidad para negociar al más alto nivel. Ebrard ha demostrado pericia en la gestión gubernamental y en la representación internacional, lo que le otorga un peso específico en el ámbito político mexicano. Su permanencia en Morena, tras alcanzar un acuerdo con Claudia Sheinbaum, pone de manifiesto su capacidad para leer la, en última instancia, realidad tal y como es.
En la próxima columna podremos hacer un análisis sobre que fichas se han movido con esta decisión sobre todo en las candidaturas y poder responder ¿A qué se queda Ebrard en Morena? ¿Por qué dilapidó así su capital en estos dos meses en que se negó a reconocer a Claudia Sheinbaum como legítima ganadora de la interna?