Juárez y la Cuarta Transformación

Es de conocimiento general, que el 21 de marzo, en México, conmemoramos el natalicio de quien fuera uno de los juristas y políticos más influyentes de nuestra historia moderna. Se trata del expresidente mexicano de origen zapoteca Benito Pablo Juárez García.

Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, y se desempeñó en varias ocasiones como jefe máximo del estado entre 1858 hasta 1872. Su actuación fue tal, que después de 217 años después de su nacimiento, aún seguimos recordándolo como uno de los personajes más destacados de nuestra historia.

Podría decirse que el periodo que le tocó gobernar, fue una época determinante en cuanto a lo que se refiere a la formación del Estado mexicano, y muchos historiadores coinciden en que la república logró consolidarse en un sentido más profundo durante su mandato.

No es para menos pensar que Juárez, fue un parteaguas en la evolución de nuestro país, pues se le recuerda con una clara tendencia a cambiar las sociedades y las leyes de su época, ya que, desde sus inicios en la política, podemos ver a un individuo comprometido con las causas sociales, la libre determinación de los pueblos y una postura radical contra la injerencia extranjera y el cumplimiento del estado de derecho. En ese sentido, el expresidente logró promover una serie de reformas sociales, políticas y económicas que se centraban principalmente en la defensa de los derechos humanos, la democracia y la separación de poderes.

Por otro lado, es bien sabido que la idea de la Cuarta Transformación en México, se ha nutrido del discurso de diferentes tradiciones histórico-políticas, y AMLO siempre le ha dado un papel fundamental a las ideas de Juárez en su manera de hacer política, ya que, en varias ocasiones, se ha referido a él como: ‘el mejor presidente de la historia de México’ y constantemente cita ideas fundamentales dentro del marco de la cuarta transformación, que provienen directamente de juarismo como: “el funcionario tiene que aprender a vivir en la justa medianía”, la postura de resolver conflictos por “la vía de la razón y el derecho”, o “con el pueblo todo, sin el pueblo, nada”. Incluso, el presidente ha dicho que uno de sus más grandes anhelos es pasar a la historia en el sentido que lo hizo el político oaxaqueño.

Quizá la reflexión más importante sobre porqué a AMLO le parece indispensable retomar todas estas ideas, es debido al paradigma al cual le ha tocado enfrentarse de manera férrea y determinante en el contexto moderno, ya que La Cuarta Transformación también se refiere a una serie de reformas políticas y sociales que buscan cambiar la estructura de poder en México y reducir la desigualdad social y en ese sentido, durante esta administración, se han logrado promover políticas relacionadas a la austeridad republicana, la eliminación de la corrupción y la redistribución de la riqueza.

En buena medida, se podría decir que la diferencia fundamental, o más bien, lo que AMLO le ha aportado a la política mexicana, es que su lucha se ha centrado más en abordar el tema de la desigualdad económica, la cual se exacerbó en los gobiernos neoliberales que le antecedieron, mientras que las ideas de Juárez estaban más encaminados a la defensa de los derechos civiles y políticos de los mexicanos.

En el discurso político de AMLO, el juarismo ha sido una fuente de inspiración para su propia visión política, pues el presidente considera que esta fue una etapa muy importante en la historia de México, ya que, como se mencionó anteriormente, este sentó las bases para la construcción del Estado moderno mexicano y actualmente continúa siendo parte de su visión política para transformar al país, al punto que el presidente considera que, en las cuatro transformaciones de la vida pública de nuestro país, el juarismo fue la segunda.

En nuestro contexto actual, las ideas del Benemérito de las Américas, cobran especial relevancia al hablar de intervencionismo extranjero, ya que, recientemente, algunos políticos estadounidenses se han mostrado a favor de intervenir militarmente en México, con el pretexto de tratar a ciertos grupos criminales como terroristas. Por ello que recientemente figuras como el canciller Marcelo Ebrard y el presidente Andrés Manuel, se han opuesto de manera tajante a este discurso intervencionista.

Hay que entender que esto responde, en buena medida, a los procesos político-electorales de nuestro vecino del norte, donde algunos individuos de cierta relevancia pública han tenido el pésimo hábito de culpar a completamente México por asuntos relacionados al tráfico de drogas o a la migración, ignorando de manera intencional, quizá, que esto responde a un contexto muy complejo, donde estos eventos suceden por una gran cantidad de factores donde, ciertamente, ambas partes están estrechamente relacionadas.

A su vez, Juárez fue un presidente que luchó de manera inalcanzable por la plena independencia del país y  la creación de una democracia constitucional, ya que también defendió la separación entre la iglesia y el estado, la abolición de la esclavitud, la igualdad ante la ley y es considerado un héroe nacional por haber echado atrás varias intervenciones extranjeras, donde destacan la intervención francesa de 1862 liderada por el emperador Napoleón III y la "expedición de filibusteros" donde un grupo de estadounidenses liderados por el general John Woll intentó invadir México desde Texas. Sin embargo, Juárez logró restaurar la república al expulsarlos.

Es por ello que AMLO no se equivoca al ver la vigencia ideológica de Juárez  en el contexto moderno de nuestro país, ya que el presidente ha logrado emular estos valores, respetando las libertades individuales, la democracia, el estado de derecho, y defendiendo la igualdad y la justicia social que nuestro país tanto ha añorado a lo largo de su compleja historia, al mismo tiempo que, nos ha dado una brújula ética sobre el deber ser del servicio público que nos ha hecho plantearnos objetivos claros sobre a donde queremos llegar como nación.