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  • 26 Mar 2024
  • 09:03
  • SPR Informa 6 min

ISIS: El resurgimiento del Califato del Terror

ISIS: El resurgimiento del Califato del Terror

Por Erick Calderón .

El 4 de enero, el mundo despertó con la noticia de un atentado terrorista en Irán, que dejó una conmemoración ensombrecida por la tragedia, con casi un centenar de vidas perdidas y cientas más heridas. Ahora, nuestros ojos se vuelven hacia Moscú, donde el terror golpea una vez más, llevando consigo el sello inconfundible de la misma organización extremista, dejando una sensación escalofriante, pues es un hecho: ISIS sigue siendo una amenaza real y latente.

El reciente atentado perpetrado por el grupo terrorista Estado Islámico en una sala de conciertos de Moscú ha suscitado debate sobre su verdadera naturaleza como organización y sus motivaciones.

Por ejemplo, existen teorías que sugieren que ISIS actúa como un títere de potencias occidentales, pero lo cierto es que esta perspectiva simplifica en gran medida la complejidad de la situación.

En primera instancia, es esencial comprender que ISIS opera con su propia agenda y métodos. Si bien hay complejidades geopolíticas en la región, atribuir las acciones de ISIS únicamente a la influencia de potencias occidentales no captura la totalidad del panorama.

ISIS ha surgido de una serie de factores complejos en el Medio Oriente, que incluyen tensiones sectarias, vacíos de poder e ideologías extremistas. El grupo ha atacado intereses occidentales en un gran número de ocasiones, pero pareciera que ha generado extrañeza que también lo haga con potencias regionales como Rusia, Irán y sus aliados.

 

El reciente ataque en Moscú, junto con ataques anteriores en Irán y en otros lugares, más allá de complejas tramas, parece que sólo subraya la violencia brutal e indiscriminada de ISIS y su búsqueda de sus propios objetivos, que a menudo implican la desestabilización de gobiernos y la propagación del terror.

 

Si bien las dinámicas geopolíticas pueden desempeñar un papel en el contexto más amplio del Medio Oriente, es inexacto retratar a ISIS como un simple títere de potencias occidentales. Las acciones e ideología del grupo están impulsadas por su propia agenda extremista, que busca imponer su versión del Islam a través de la extrema violencia y el terror.

 

En este contexto, es importante reconocer que el Estado Islámico, es un actor independiente en el escenario mundial, con su propia agenda y métodos de financiamiento, que incluyen actividades ilegales como el tráfico de personas y la extorsión, donde, a lo largo de los años, ha logrado atacar a Francia, España, Turquía, Reino Unido y Alemania, pero también a naciones de Medio Oriente, lo que refleja su alcance global y su naturaleza despiadada en la búsqueda de sus objetivos extremistas.

 

Un claro ejemplo de esto, es el hecho de que ISIS ha dirigido sus ataques en infinidad de ocasiones hacia el mundo musulmán, lo ha hecho contra los talibanes, las fuerzas iraníes, las milicias chiitas iraquíes y con Hezbollah. Esto debido a diferencias sectarias dentro del Islam.

 

Se sabe que ISIS sigue una interpretación extremista del Islam sunita que percibe a los musulmanes chiitas, respaldados por Irán como herejes y ven a estos grupos como obstáculos para su objetivo de establecer un califato dirigido por sunitas.

 

En cuanto a los ataques a países occidentales, ISIS ha llevado a cabo numerosos actos terroristas. Estos ataques suelen estar motivados por el deseo de dañar a países que han hecho intervenciones militares en el Medio Oriente, o por injusticias percibidas contra musulmanes y para infundir miedo y propagar su ideología extremista a nivel mundial.

 

Por otra parte, la enemistad entre ISIS y Rusia se remonta al involucramiento ruso en el conflicto sirio para apoyar al régimen de Bashar al-Assad. Rusia intervino en Siria en apoyo al gobierno de Assad en su momento más crítico de la guerra civil, lo que supuso un obstáculo para los intereses de ISIS en la región. La incursión rusa en Siria contra ISIS y otros grupos rebeldes y yihadistas sin duda es uno de los motivos subyacentes detrás del ataque terrorista perpetrado por ISIS en territorio ruso. Este ataque puede ser visto como una represalia por la intervención rusa en Siria y como un intento de debilitar el apoyo interno y externo que existe contra el autoproclamado califato.

Rusia es también vista como enemiga de ISIS debido a la presencia de grupos paramilitares rusos, como el Grupo Wagner, quienes han tomado el control después de que Francia retirara su presencia militar en los países del Sahel. Estos grupos enfrentan a ISIS y a otras organizaciones yihadistas en la región, lo que ha llevado a confrontaciones directas entre los combatientes rusos y los miembros de ISIS. Esta rivalidad se intensifica debido a los intereses estratégicos de Rusia en la región del Sahel y su objetivo de contrarrestar la influencia de grupos extremistas, incluido ISIS.

Además, la profunda relación con Irán como un aliado clave de Rusia en la región del Medio Oriente, y su apoyo mutuo se extiende a través de varios frentes, incluida la cooperación militar y diplomática. Esta alianza estratégica es vista con desconfianza por parte de ISIS, ya que Irán es uno de los principales opositores del grupo en la región y ha participado activamente en la lucha contra el califato en países como Irak y Siria. La estrecha relación entre Rusia e Irán refuerza la percepción de ISIS de que Rusia es un adversario directo en sus esfuerzos por expandir su influencia en la región del Medio Oriente.

En este contexto, resultó extraño que Putin inicialmente intentó culpar a Ucrania por el atentado, argumentando que los presuntos terroristas planeaban escapar a través de Ucrania. Sin embargo, posteriormente, tras investigaciones adicionales y  todas las pruebas, se confirmó que el ataque fue perpetrado por ISIS, por lo que el líder del Kremlin finalmente aceptó que el atentado fue un acto terrorista llevado a cabo por el radicalismo islámico.

La situación actual resalta la urgencia de una cooperación internacional más estrecha en la lucha contra el terrorismo, especialmente para países como Rusia, cuyos intereses diplomáticos pueden entrar en conflicto con aquellos de otras naciones, por lo que enfrentarse a la amenaza de ISIS requerirá que Rusia esté dispuesta a intercambiar información de inteligencia, incluso con países con los que la situación diplomática sea tensa.

Esta necesidad de colaboración se hace aún más evidente en momentos en que Rusia recientemente ignoró un comunicado de la embajada de Estados Unidos que advertía sobre la posibilidad de un ataque islamista y recomendaba evitar concentraciones de personas. Ante la realidad de una amenaza global como ISIS, la seguridad colectiva debe superar las diferencias políticas y estratégicas, y Rusia tiene la oportunidad de desempeñar un papel fundamental al comprometerse activamente en la cooperación internacional contra el terrorismo.

No obstante, su desafío es enorme ya que Rusia alberga una población musulmana significativa, de aproximadamente el 15% de su población, lo que complica las políticas internas relacionadas con la lucha contra el extremismo. Además, Rusia ha enfrentado conflictos internos, como los relacionados con los chechenos por motivos similares, por ello que el gobierno ruso seguramente prefiere no reavivar nada relacionado a eso en este momento.

En último término, para abordar este desafío Rusia debe equilibrar la seguridad nacional con la protección de los derechos de sus ciudadanos musulmanes y trabajar en estrecha colaboración con otras naciones para compartir inteligencia y coordinar esfuerzos para promover soluciones diplomáticas que aborden las causas subyacentes del extremismo violento.