El reciente Informe del Grupo de Trabajo sobre derechos humanos y empresas transnacionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), titulado: “Proteger y respetar los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales en el contexto de las actividades empresaria”, se subraya una realidad crítica, las violencias en contra de la población de la diversidad sexual han construido un escenario donde resulta imperante que las empresas desempeñen un papel activo en la protección y promoción de los derechos humanos.
Este documento se detalla dos elementos de análisis que resultan indispensable para comprender la urgencia de que las empresas adopten un papel más activo en esta rama. El primero está relacionada con cuáles son obligaciones que tienen las corporaciones bajo los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos como acuerdo global para el intercambio. En cambio el segundo elemento explica la urgencia de que estas (las empresas) adopten un enfoque proactivo en la lucha por la equidad y la inclusión.
Según el informe las violaciones de derechos humanos basadas en la orientación sexual y la identidad de género, son alarmantemente comunes en el mundo laboral.
“Las personas LGTBI+ continúan enfrentando discriminación, acoso y exclusión en el lugar de trabajo”. Esta situación se agrava en contextos donde la legislación protege de manera insuficiente a estas comunidades, dejándolas vulnerables a abusos y marginación. En este sentido, el informe exige que las empresas no solo se adhieran a principios éticos, sino que implementen “medidas concretas para prevenir y remediar estos abusos”, explica el documento.
Responsabilidad de las empresas
Los y las expertas que trabajaron el documento del Grupo de la ONU, explican que la responsabilidad empresarial va más allá del mero cumplimiento de la ley; esto quiere decir que implica un compromiso genuino con la diversidad y la inclusión que se haga uso de todos los elementos posibles para garantizar espacios laborales libres de violencia.
Las empresas, que deseen construir espacios dignos y respetuosos de los derechos humanos deben desarrollar políticas inclusivas que no solo reconozcan, sino que celebren la diversidad sexual y de género. Esto incluye “la capacitación continua de los empleados sobre temas LGTBI+, la creación de espacios seguros y acogedores, y el establecimiento de mecanismos eficaces para reportar casos de discriminación sin temor a represalias”. Este enfoque no solo busca proteger a los empleados, sino también fomentar un ambiente de respeto y colaboración.
Las empresas no pueden permitirse ser ajenas
Otro punto necesario en la discusión es la pertinencia de la participación de las empresas en las prácticas sociales. Según las personas expertas, las empresas deben estar atentas a los cambios en la percepción pública y a la creciente demanda de responsabilidad social. La presión de los consumidores juega un papel fundamental en este contexto. Motivo por el cual, la visibilidad y representación de las personas LGTBI+ en el ámbito empresarial son aspectos cruciales que deben ser abordados.
Las empresas, según se explica, tienen la responsabilidad de asegurarse de que las voces LGTBI+ sean escuchadas y que sus perspectivas sean tenidas en cuenta en todos los niveles de toma de decisiones. Como menciona el informe, “la inclusión de líderes LGTBI+ en equipos directivos no solo enriquece la cultura organizacional, sino que también envía un mensaje poderoso a todos los empleados”.
Este cambio cultural no ocurre de la noche a la mañana; requiere esfuerzo y dedicación. Las empresas deben crear programas de sensibilización que aborden los prejuicios y estereotipos que a menudo persisten en los lugares de trabajo. La capacitación sobre diversidad e inclusión debe ser una parte integral de la formación del personal, desde la alta dirección hasta los nuevos empleados. Además, es fundamental que estas iniciativas sean sostenibles en el tiempo. La inclusión no puede ser solo una campaña temporal; debe ser una filosofía que guíe todas las acciones empresariales.
Sin embargo, el camino hacia la inclusión no está exento de desafíos. Las empresas deben estar dispuestas a enfrentar sus propios sesgos y a reconocer las áreas en las que necesitan mejorar. Esto requiere un análisis honesto de las políticas existentes y un compromiso a largo plazo para implementar cambios sustanciales. La transformación hacia un entorno empresarial inclusivo es un viaje que debe comenzar hoy. Como señala el informe, “la cultura corporativa debe estar diseñada no solo para cumplir con las normativas, sino para ser un faro de inclusión y diversidad”.
Para que este compromiso sea efectivo, es vital que las empresas establezcan mecanismos claros para la rendición de cuentas. Las políticas y prácticas deben ser monitorizadas y evaluadas regularmente, y los resultados deben ser transparentes tanto para los empleados como para los consumidores. Esto no solo genera confianza, sino que también demuestra que la empresa está comprometida con la mejora continua en el ámbito de los derechos humanos.
La interseccionalidad es otro concepto clave
Que las empresas deben tener en cuenta al abordar los derechos LGTBI+. Las experiencias de discriminación y exclusión no son homogéneas y pueden variar significativamente según otros factores, como la raza, la clase socioeconómica y la nacionalidad. Como indica el informe, “es esencial adoptar un enfoque interseccional que reconozca y aborde las múltiples formas de discriminación que enfrentan las personas LGTBI+”. Esto requiere un esfuerzo consciente por parte de las empresas para entender y responder a las complejidades de la identidad en el contexto laboral.
El informe también destaca la importancia de la colaboración. Las empresas no deben trabajar en aislamiento; deben buscar alianzas con organizaciones de la sociedad civil, grupos comunitarios y otros actores relevantes. Estas colaboraciones pueden proporcionar valiosos recursos, conocimientos y apoyo, lo que resulta en un enfoque más integral para abordar las cuestiones de derechos humanos. Al unir fuerzas, las empresas pueden amplificar su impacto y contribuir a una cultura más inclusiva y equitativa.
En conclusión, el Informe del Grupo de Trabajo es un llamado urgente a la acción para que las empresas tomen en serio su papel en la promoción de los derechos LGTBI+. Proteger y respetar estos derechos no es solo una obligación ética, sino un imperativo empresarial que beneficiará a la sociedad en su conjunto. La equidad en el entorno laboral es una cuestión de justicia social, y su búsqueda debe ser una prioridad en la agenda corporativa. Como se menciona en el informe, “el futuro de los derechos humanos en el ámbito laboral depende de las decisiones que tomemos ahora”. La inclusión no es un ideal distante; es una realidad que debemos construir juntos, hoy y cada día. Este esfuerzo colectivo no solo transformará las empresas, sino que también contribuirá a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.