La lucha contra los monopolios en Estados Unidos es una historia de larga duración. En el período posterior a la Guerra de Secesión (1861-1865) se formaron nuevos tipos de organizaciones, como los Corporate Trust y los Pooling Arrangements. Estas organizaciones tuvieron como objetivo repartir los mercados, poner límites de producción, frenar los niveles de innovación y crear estrategias de fijación de precios. El 2 de julio de 1890, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Sherman Antimonopolio, la primera medida jurídica federal para regular el comercio entre los estados y evitar la formación de organizaciones monopólicas. La Sherman Act de 1890 fue propuesta por el senador republicano John Sherman, presidente del Comité de Finanzas del Senado (quien también fue Secretario de Estado entre 1897 y 1898 durante el gobierno de William McKinley y Secretario del Tesoro en la administración de Rutherford Hayes de 1877 a 1881).
Los artículos primero, segundo y tercero de la Sherman Act establecen que la formación de monopolios es un delito que impacta el buen funcionamiento del mercado, la competencia y la innovación. A la Sherman Act de 1890 se le sumó después la Clayton Act de 1914 (introducida por el demócrata Henry De Lamar Clayton Jr.), la fundación de la Comisión Federal de Comercio en 1914, la Robinson-Patman Act de 1936 y la Celler-Kefauver Act de 1950. Entre las empresas a las que se les aplicó la Sherman Act están Standard Oil Company (1911), AT&T (1982), Microsoft (2001), AU Optronics (2020), Yazaki Corporation (2012), Teva Pharmaceuticals (2023), Royal Bank of Scotland (2017), Pilgrim’s Pride Co. (2021), entre otras.
Durante décadas, la justicia estadounidense ignoró el crecimiento de las empresas tecnológicas (Big Tech o GAFAM), facilitando una fuerte acumulación de capitales en cinco empresas: Apple (dirigida por Tim Cook), Microsoft (dirigida por Satya Nadella), Amazon (presidida por Jeff Bezos), Alphabet (presidida por Sundar Pichai) y Meta (dirigida por Mark Zuckerberg). Estas cinco empresas, junto con ByteDance, mantienen monopolios sobre seis plataformas intermediarias, incluidas Amazon Marketplace y Google Maps; cuatro grandes redes sociales (Facebook, Instagram, LinkedIn y TikTok); tres servicios de publicidad en línea; un motor de búsqueda; dos navegadores web; una plataforma de vídeos; y tres sistemas operativos. Esta concentración empresarial le ha permitido al Big Tech acumular ganancias de más de 320 mil millones de dólares en 2023, lo que representa un crecimiento del 25% respecto a 2022. Un primer antecedente de acciones judiciales antimonopólicas en el sector tecnológico en Estados Unidos tuvo lugar en 1969, cuando el Departamento de Justicia presentó una denuncia que señalaba que IBM había violado el artículo 2° de la Sherman Act. El caso se mantuvo abierto durante trece años, para finalmente ser desestimado por falta de fundamentos.
La primera de las cinco empresas del Big Tech que tuvo que enfrentarse a las leyes antimonopolio de Estados Unidos fue Microsoft. Entre 1998 y 2001 se desarrolló el caso Estados Unidos vs. Microsoft Corporation, en el cual el Departamento de Justicia (apoyado por nueve estados y el Distrito de Columbia) acusó a Microsoft de monopolizar el mercado de sistemas operativos, centrando el caso en la venta conjunta del sistema operativo Windows y el navegador Internet Explorer. El Departamento de Justicia señaló que esta acción obstaculizaba el mercado para otros navegadores como Opera o Netscape. En 1999, la justicia estadounidense declaró que Microsoft había violado los artículos primero y segundo de la Sherman Antitrust Act. El juez Thomas Penfield Jackson dictaminó que Microsoft ejercía un monopolio en el mercado de los ordenadores personales. En 2000, se ordenó la división de la empresa en dos: una dedicada a sistemas operativos y otra al desarrollo de software. El caso terminó en 2001 cuando el Departamento de Justicia llegó a un acuerdo en el que determinó que la división no era necesaria, pero que Microsoft debería compartir sus interfaces de programación.
En 2023, la Comisión Federal de Comercio (apoyada por 17 estados) presentó una demanda contra Amazon por prácticas monopólicas. La Comisión señaló que Amazon incurrió en prácticas ilegales para eliminar a la competencia en el mercado de logística. Entre las denuncias se encontraban la ocultación de ofertas, el control monopólico sobre las compras en línea, la degradación de los sistemas de logística, la destrucción de la innovación, el aumento de precios para los consumidores y la reducción de ganancias de los vendedores.
Alphabet Inc., matriz de Google, enfrenta denuncias antimonopolio en la actualidad. En enero de 2023, el Departamento de Justicia presentó un caso contra Google por monopolizar el mercado de publicidad digital y motores de búsqueda. El Departamento de Justicia alegó en la presentación del caso que Google había pagado acuerdos de exclusividad e imponía su uso a través de las aplicaciones pre instaladas en el sistema operativo Android y que impone prácticas que imposibilitan la participación de otras empresas en el mercado de sistemas de busqueda, del cual Google acapara el 90%. El Departamento de Justicia propone para Google su separación respecto a otros espacios que promuevan su auto preferencia, limitar los acuerdos de exclusividad, entre otros. Entre las propuestas que plantea el Departamento de Justicia se encuentra la posibilidad de una división de Google que impactaría sobre su navegador web (Google Chrome), su sistema operativo móvil (Android) y su programa de publicidad (Google Ads). El pasado 17 de abril, la jueza Leonie Brinkema señaló que Google había incurrido en prácticas monopólicas ilegales en dos sectores clave: servicios publicitarios y publicidad gráfica en web abierta. El fallo final del proceso contra Alphabet se espera para septiembre de 2025.
También Meta Platforms enfrenta una acusación de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, respaldada por 46 estados (solo Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Dakota del Sur no apoyaron la demanda). La Comisión alega que Meta construyó un monopolio ilegal mediante la adquisición de dos antiguos competidores: Instagram (comprada en 2012 por 1,000 millones de dólares) y WhatsApp (adquirida en 2014 por 19,000 millones de dólares). Según la Comisión, estas compras buscaban neutralizar a competidores y consolidar su dominio en redes sociales, siendo prácticas anticompetitivas. Además, argumenta que este monopolio limita la innovación y perjudica la experiencia de los usuarios debido al exceso de publicidad. De perder el juicio, Meta podría verse obligada a desprenderse de Instagram y WhatsApp. El proceso judicial comenzó el 14 de abril de 2023, día en que Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Meta, testificó. Su defensa se basó en tres argumentos: 1. Instagram y WhatsApp no habrían crecido sin el apoyo financiero de Facebook, 2. Desarrollar nuevas redes sociales desde cero es difícil, por lo que adquirir empresas existentes es estratégico y 3. Meta enfrenta una competencia feroz de plataformas como TikTok y YouTube.
Las disputas antimonopolio de las empresas de Big Tech no se limitan a Estados Unidos. El 23 de abril de 2025, la Comisión Europea impuso multas a Meta (230 millones de euros) y a Apple (500 millones de euros) por violar la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés), legislación aprobada ese en 2024 para regular los mercados digitales, garantizar la protección de datos y evitar prácticas desleales. Esta norma aplica únicamente a seis "guardianes de acceso": Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance (dueña de TikTok), Meta y Microsoft. Apple fue sancionada por restringir a desarrolladores de aplicaciones y violar cláusulas de redireccionamiento, mientras que Meta fue penalizada por su modelo de publicidad, que fuerza a los usuarios a compartir sus datos. Aunque Alphabet (Google) aún no ha sido multada, la Comisión Europea investiga si privilegia sus propios servicios en los resultados de búsqueda.
La batalla contra los monopolios del Big Tech refleja un desafío global que trasciende fronteras y épocas. Desde la Sherman Act de 1890 hasta la Ley de Mercados Digitales de la UE en 2024, los marcos legales intentan adaptarse a realidades económicas cada vez más complejas. Sin embargo, el poder acumulado por empresas como Alphabet, Meta o Apple, capaces de influir en mercados, innovación e incluso en la vida cotidiana de millones, plantea interrogantes sobre la efectividad de estas normas en la era digital. Los casos recientes contra Amazon, Google y Meta demuestran que, aunque las acciones antimonopolio persisten, los resultados son mixtos: Microsoft evitó su división en 2001, pero hoy enfrenta nuevas investigaciones; Google podría ser fragmentada, y Meta arriesga perder sus adquisiciones más emblemáticas. Mientras tanto, las multas millonarias de la Unión Europea señalan una tendencia regulatoria más agresiva, aunque aún insuficiente para redistribuir el poder en sectores clave. El dilema sigue siendo el mismo que en el siglo XIX, cómo equilibrar la innovación con la competencia justa.