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  • hace 6 días
  • 19:05
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Diplomacia tecnológica y la transformación del mundo en tiempo real

Diplomacia tecnológica y la transformación del mundo en tiempo real

Por Ernesto Ángeles .

Así como lo apuntó hace tiempo Vladimir Lenin: “Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas” y es que desde la semana pasada hemos atestiguado una serie de eventos y reuniones a nivel internacional que tienen el potencial de transformar el mundo y modificar sus dinámicas regionales, todo esto debido a las relaciones comerciales y las alianzas regionales que las tres súper potencias mundiales (Estados Unidos, China y Rusia) están forjando o alterando en estos últimos días. 

En el caso de Rusia tenemos la reunión que se dio entre el presidente ruso Vladimir Putin y el líder chino Xi Jinping en el contexto de la celebración del día de la victoria, en donde se logró la formalización tácita de un G2, así como la cimentación del liderazgo de Rusia en materia de seguridad internacional y su influencia en parte del continente africano, desplazando en el proceso a Estados Unidos y Europa. 

Por otro lado, China, que está en el proceso de recalibración de sus relaciones comerciales a nivel mundial debido a la guerra comercial desatada por Trump, se ha acercado a diversos aliados en estas últimas semanas, el movimiento más reciente fue en el marco de la reunión China-CELAC; asimismo, cabe resaltar la aproximación comercial de China con rivales regionales históricamente cercanos a Estados Unidos y Occidente: Japón y Corea del Sur. 

Por su parte, Estados Unidos también ha estado ocupado no sólo con  la destrucción creativa del sistema financiero y comercial, sino también por sus planes en la región de Medio Oriente, en donde la administración del presidente Trump ha sorprendido por sus negociaciones con Irán y su distanciamiento con Netanyahu -el genocida primer ministro de Israel-, así como también por su gira en los últimos días por Arabia Saudí, Catar y Emiratos Árabes Unidos, ya que tal acercamiento no sólo refleja la intención de Estados Unidos de disputar la influencia que China ejerce en la región, sino también de apoyar el cambio del rol de algunos países de Medio Oriente a nivel mundial, transitando de petro-Estados a tecno-Estados.

Más allá de la naturaleza geopolítica y geoeconómica de los movimientos de las tres súper potencias mundiales, resulta interesante notar que en los tres casos la diplomacia tecnológica ocupa un rol central en las negociaciones: desde semiconductores hasta inteligencia artificial, la tecnología está formando parte primordial en las relaciones internacionales que moldean el nuevo sistema internacional que nace ante nuestra mirada.

En lo que respecta a Rusia, los presidentes Putin y Xi acordaron la transferencia de tecnología china a Rusia, incluyendo áreas como la inteligencia artificial, la aviación y la industria aeroespacial; asimismo, Roscosmos, agencia espacial rusa, y la Administración Espacial Nacional de China firmaron un memorando para desarrollar conjuntamente una central eléctrica en la Luna; de igual modo, se establecieron acuerdos para impulsar la producción cinematográfica conjunta y la cooperación entre medios estatales, como Russia Today y la Corporación de Medios de Comunicación de China. 

Por su parte, China, en el marco de su reunión con líderes latinoamericanos en la CELAC, propuso establecer una asociación estratégica para fomentar la cooperación en investigación, innovación y transferencia tecnológica. En esta reunión el presidente chino, Xi Jinping, enfatizó la importancia de la cooperación tecnológica como motor para el desarrollo conjunto y la modernización de los países en desarrollo. Por su parte, los presidentes de Brasil, Colombia y Chile expresaron su interés en profundizar los lazos tecnológicos con China, reconociendo las oportunidades que esta colaboración ofrece para la transformación digital y el crecimiento económico de la región, lo que se tradujo en que Gustavo Petro, presidente de Colombia, firmara el acceso de su país a la ruta de la seda digital de china, un proyecto geopolítico y geoeconómico dirigido a establecer infraestructura tecnológica mundial con el auspicio de China. 

Asimismo, Estados Unidos, en el marco de la visita de Donald Trump al Medio Oriente, logró que la corona de Arabia Saudí se comprometiera a invertir seiscientos mil millones de dólares en proyectos en EE. UU. durante los próximos cuatro años, los cuales abarcan proyectos de tecnología, inteligencia artificial, energía y manufactura. Asimismo, Emiratos Árabes Unidos amplió un marco de inversión de diez años hasta $1.4 billones dirigido a sectores como infraestructura de IA, semiconductores, energías limpias e industrias avanzadas; a cambio, los países del Golfo esperan transferencia de tecnología y equipamiento estratégico, así como el mejoramiento de las condiciones de acceso a chips de alta gama para inteligencia artificial. 

De igual modo, Trump ha enfatizado en su visita a Medio Oriente la necesidad de colaboración en ciberseguridad para proteger infraestructuras críticas, ofreciendo asistencia estadounidense para frustrar amenazas cibernéticas; también ha alentado a las monarquías a sumarse al boicot contra equipos chinos en redes sensibles, proponiendo alternativas occidentales.

Tal como es posible notar, los acuerdos logrados por las tres súper potencias mundiales tienen a la tecnología como elemento de poder central, por lo que la diplomacia tecnológica está cobrando cada vez más relevancia e ímpetu en las relaciones internacionales; es por ello que es de esperar que temas como la transferencia tecnológica, la creación e inversión en infraestructura y el control de tecnología estratégica se volverán imprescindibles en las relaciones internacionales y la construcción del sistema internacional del mañana. 

Además, junto con la diplomacia tecnológica, la diplomacia digital y la ciberdiplomacia cobrarán cada vez más relevancia conforme el sistema tecnológico internacional se reacomoda, sus procesos se transforman y la dependencia tecnológica aumenta; por lo que países que no cuenten con una visión de política tecnológica y un cuerpo político-diplomático suficientemente preparado, se verán cada vez más dependientes y con mucho menor ventaja competitiva frente a sus pares.