Sin duda vivimos tiempos interesantes en la vida pública nacional. En cuanto el pueblo dejó de creer en el chupacabras y asumió las riendas de la vida pública todo cambió y creo que a estas alturas nadie se atrevería a refutar que quien mejor ha comprendido e interpretado este ánimo popular es Andrés Manuel López Obrador pues ha sabido traducir la voluntad transformadora en estrategia política, políticas públicas, estrategias de comunicación social y ahora mismo en un proceso sucesorio complejo y del todo nuevo.
Por más que los medios oligárquicos insistieron, el presidente nos ha dado una gran muestra de cómo se puede democratizar y transparentar el proceso de continuidad de un proyecto que ahora mismo es respaldado casi por 7 de cada 10 mexicanas y mexicanos. Para empezar abrió el abanico de posibilidades para que poco a poco fuera dándose un descarte natural por los niveles de posicionamiento en las encuestas, o bien optativo por parte de las corcholatas, como sucedió con las mujeres que poco a poco se fueron haciendo a un lado con tal de que recayera exclusivamente en la doctora Claudia Sheinbaum el activo electoral que representa la posibilidad de ser la primera presidenta de México, todo un ejemplo de generosidad, sororidad e inteligencia política colectiva.
Mientras se definían los perfiles mejor posicionados, el presidente insistía en el método de la encuesta para definir a quien podría representar mejor los principios y el proyecto de la Cuarta Transformación Nacional. En otras palabras, el método de selección recae en una encuesta que no solo mide la popularidad sino la opinión de la población respecto a quien podría dar continuidad a la transformación sin zigzaguear ni correrse al centro, como en varios momentos lo manifestó el presidente mismo y estoy convencido de que este método ya visto de forma integral es profundamente generoso, me explico:
Convencidos de que la política obediencial – mandar obedeciendo – es un elemento esencial del Humanismo Mexicano, línea de pensamiento de la Cuarta Transformación Nacional, el proceso sucesorio lo comenzaron el presidente López Obrador y morena, pero justo en este momento está en manos del pueblo sin distinción de cuál es su postura política, por eso la encuesta no es cerrada a la militancia de morena, es una especie de primaria abierta. Eso significa que nuestro movimiento le está preguntando al pueblo en su conjunto qué tan profunda quiere que sea la transformación durante el siguiente sexenio y para ello la Coalición Juntos Haremos Historia le está ofreciendo perfiles que representan distintos matices de la 4T.
Algunas corcholatas nacieron en el poder y tienen una clara vocación de servicio público, otras se han forjado en la resistencia desde los partidos de izquierda y Claudia Sheinbaum que nació políticamente en el movimiento estudiantil del CEU, primer movimiento antineoliberal que derrotó a los neoliberales al impedir la privatización de la educación, se formó en la academia como especialista en medio ambiente y cambio climático y en la política electoral y servicio público nació y se formó en el obradorismo. Como especialista en medio ambiente ganó un premio Nobel colectivo y ha sido la responsable de todos los grandes proyectos de movilidad en la Ciudad de México, desde la primera línea del Metrobús, siendo secretaria de Medio Ambiente de la Jefatura de Gobierno de AMLO, hasta el trolebús elevado y los dos teleféricos más grandes del mundo, ahora como Jefa de Gobierno, el único proyecto en el que ella no tuvo incidencia en su planeación, vigilancia y apertura fue la línea 12. Algún día se le reconocerá como la gran modernizadora de la Ciudad de México.
Como mujer gobernante es la que ha logrado reducir la violencia feminicida de forma consistente, sistemática y de la mano del movimiento feminista, un modelo que sin duda debe adaptarse a nivel federal y en el resto de los estados de la república. Como cuadro del servicio público formada por el propio AMLO, deja una ciudad sin observaciones de contraloría, con la mayor reducción de la deuda de la CDMX en la historia, con finanzas sanas, con la mayor recepción de inversión extranjera de todo el país, durante su administración ninguna obra ha sido concesionada ni privatizada, por el contrario se han rescatado espacios públicos en proceso de privatización como la Avenida Chapultepec y decenas de espacios que hoy son parques para el disfrute de todas y todos. La Ciudad de México bajo su administración es el primer estado de la República, de los que se vieron más afectados, que regresa a los índices de violencia previos a la guerra oligarca iniciada por Calderón.
Mujer, feminista, científica, nacida en los movimientos sociales, es la única cuya militancia partidista ha sido exclusivamente el obradorismo. Por perfil y congruencia, es la única que aporta elementos de narrativa épica a un movimiento que por sí mismo siempre ha tenido una narrativa épica pero que ahora es respaldada con resultados concretos, tangibles y comparables.
Digo todo esto para acentuar en el punto fundamental: este proceso es tan amplio y democrático que todas y todos tenemos derecho a tener una postura y expresarla, pero al final quien decidirá será el pueblo, el soberano, y sería una incongruencia no acatar su mandato. Si algo nos enseña la historia de las grandes transformaciones mexicanas es que la única estrategia que nos garantiza éxito es la de recoger y defender la voluntad popular, así lo demuestra la ruta programática enarbolada en Los Sentimientos de la Nación, el Programa del Partido Liberal Mexicano, el Plan Sexenal y el Proyecto Alternativo de Nación. En el momento que la Cuarta Transformación le dé la espalda a esta convicción será el preciso instante en que iniciará la decadencia del movimiento.
Sin duda vivimos momentos interesantes en la vida pública nacional, rompimos con la cultura política del “tapado” para comenzar una etapa de democracia plena, viva y renovada, en una coyuntura mundial en la que el fascismo se fortalece.