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  • 24 Aug 2023
  • 19:08
  • SPR Informa 6 min

De Tecnología y Unicornios: Los engaños que compramos hoy en día

De Tecnología y Unicornios: Los engaños que compramos hoy en día

Por Ernesto Ángeles .

Un mundo digitalizado, automatizado y con multiversos de realidad virtual, en donde el trabajo pesado, las enfermedades y otros problemas de la sociedad sean cosa del pasado, en donde internet llegue a todos y cada rincón de las ciudades se encuentre lleno de robots; un mundo con más igualdad, democracia y sin conflictos, en donde los problemas sociales sean atendidos de manera rápida, objetiva y, sobre todo, a través de la intermediación tecnológica. 

Estas y otras maravillas se piensan cuando se habla del futuro de la tecnología; sin embargo, la tecnología no sólo depende de los descubrimientos e inventos, sino que responde a una dimensión climática, económica, política y social; por ejemplo: para todo ese supuesto mundo híper tecnológico se necesitarían recursos inagotables, mucho dinero, infraestructuras y, en general, un nuevo sistema económico, político y social, por lo que si no se tienen en cuenta estas limitantes, el futuro imaginado sólo es ciencia ficción o publicidad y propaganda.

Sin embargo, este no es el único mito que existe sobre la tecnología y su futuro, sino que el mercado de la tecnología está plagado de fantasías y otros engaños, tal como que la tecnología puede generar cambios sociales únicamente por su influencia en las personas, como si ésta tuviera un poder de cambio social por sí misma.

Tan sólo como recordar cuando Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook, cambió el nombre de su empresa a Meta y anunció la apuesta por el metaverso, una tecnología que supuestamente iba a venderte productos, eventos y relaciones en entornos virtuales, algo que, evidentemente no sucedió, ya que la tecnología no genera cambios sociales por sí misma, sino que es la sociedad creando, inspirando y usando la tecnología la que genera los cambios en la propia sociedad.  O qué, ¿una persona de un país de bajos recursos va preferir unos tenis virtuales sobre comida para una semana?  Ya ni se diga de comprar los dispositivos de realidad virtual.

Otra idea bastante extendida es que la influencia social de la tecnología siempre tiende al progreso y el mejoramiento de las condiciones de vida y la sociedad, aún cuando se ha demostrado que la tecnología presenta riesgos y el potencial de empeorar algunos aspectos sociales, tal como la soledad, la ansiedad o el egoísmo.

Uno de los mejores casos para ilustrar lo anterior es recordar los orígenes del internet comercial y su promoción internacional, como en el discurso de apertura de la primer página web de la Casa Blanca en 1993, en donde el ex presidente Bill Clinton mencionó:

"Ahora, por primera vez, el gobierno, como el pueblo, tiene acceso instantáneo a la información más actualizada, más exacta y más completa sobre todos los aspectos de nuestras vidas. (...) A medida que avanzamos hacia la era de la información, nuestro compromiso inquebrantable con la apertura, la competencia y la libertad de elección debe convertirse en un sello distintivo de este nuevo mundo."

Treinta años después es posible constatar que la promesa de un sistema de información exacta, completa, abierta y libre fue, en parte, una estrategia de publicidad para que otros países y la sociedad en general aceptaran la tecnología creada y promovida por Estados Unidos y sus empresas; sin embargo, actualmente buena parte de internet está en manos de unas pocas empresas con capacidades cuasi monopólicas, las cuales han construido ecosistemas digitales cerrados, con información parcial y  sujetos a los términos y condiciones impuestos por unos cuantos individuos, en donde aspectos tan negativos como la desinformación, el crimen organizado o la violencia digital no sólo se han expandido, sino que se han vuelto negocios bastante lucrativos.  Entonces, ¿Qué nos haría creer que el futuro de otras tecnologías sería diferente? ¿Cuánto pueden variar las promesas de un brillante futuro frente a la realidad?

Es importante estar al pendiente de esta clase de mitos, fantasías y escenarios románticos, ya que estos sirven para introducir sistemas tecnológicos y prácticas sociales sin enfrentar gran resistencia política, económica o social; sin embargo, el problema no sólo es que las promesas se revelen falsas y contrarias a la realidad, sino que también una vez que ciertas tecnologías han cobrado relevancia social, éstas se vuelven indispensables o generan gran adicción, tal como es el caso de las redes sociales, las cuales han generado dependencia económica de varios pequeños y medianos negocios, ya ni se diga en los jóvenes y su uso compulsivo.

De lo anterior también se desprende la creencia de la neutralidad y objetividad tecnológica, ya sea en su construcción, uso o efectos sociales, como si la tecnología fuera recipiente de neutralidad o como si fuera a obrar objetividad en la sociedad. Como ejemplo del primer caso está la costumbre de creer que tecnologías como la Inteligencia Artificial son neutrales sólo por ser abstractas, cuando en realidad la Inteligencia Artificial está plagada de parcialidades en todo su proceso de construcción; en el segundo caso se cree que si las reglas y requisitos de un servicio digital son objetivos, esto se traducirá en un comportamiento más óptimo, cuando en realidad las personas se las arreglan para burlar los controles digitales en vez de adecuarse a los términos y condiciones de las empresas.

Por otro lado, se ha propagado la creencia de que la tecnología eliminará la brecha entre personas conectadas y sin acceso a internet, lo que brindará igualdad de oportunidades para todos; sin embargo, este mito subestima las barreras económicas, culturales y geográficas que dificultan el acceso equitativo a la tecnología, así como tampoco tiene en cuenta cómo funciona el mundo y el flujo de dinero en inversiones. Mientras algunos prosperan en el mundo digital, otros quedan marginados, perpetuando divisiones en lugar de cerrarlas.

Otro de los mitos más comunes de la tecnología (y de los más peligrosos) es la creencia que las empresas privadas promueven más innovación y que ésta siempre es positiva para el mercado tecnológico, cuando en realidad las grandes empresas tecnológicas actualmente están enfocadas en la innovación que haga crecer sus productos y sistemas y no en aquella innovación que ponga en peligro sus negocios, por lo que la innovación disruptiva  es comprada por las grandes empresas o es bloqueada; por ejemplo, Google ha comprado empresas como YouTube, Motorola, Waze, HTC y muchas otras más, con esto no sólo se elimina a la competencia, sino que se alinea el modelo de desarrollo e investigación a los productos de las empresas.

Un mito que no sólo abarca a la tecnología, sino que se extiende a todo el sistema en general, es el de la libre competencia, una mentira que ha sido fuertemente promovida por Estados Unidos y los partidarios del liberalismo político, éstos asumen que un mercado competitivo y sin restricciones es fundamental para el funcionamiento eficiente de la economía y para el bienestar de la sociedad en general.

En el sector tecnológico esta ideología ha ayudado a la creación y el fortalecimiento de monopolios y el aumento de la desigualdad económica, ya que el mercado tecnológico es altamente restrictivo y está fuertemente intervenido por la política y los intereses militares; si hay dudas al respecto sólo hay que revisar el caso de Huawei, una empresa de tecnología de China que llegó a competir directamente con las empresas estadounidenses, esto ocasionó que Estados Unidos bloqueara comercial y políticamente a Huawei, así como a otras empresas rivales. Entonces ¿Cuál libre mercado?

En conclusión, el futuro tecnológico no puede ser concebido simplemente como una serie de avances autónomos e imparciales. Las implicaciones económicas, políticas y sociales son fundamentales para dar forma a cómo la tecnología se integra y afecta a la sociedad. Cuestionar los mitos y las narrativas simplistas nos insta a considerar la tecnología de manera más crítica y contextual, abriendo espacio para un diálogo más informado sobre su papel en nuestra vida cotidiana y su impacto en el mundo en general.