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  • 07 Jun 2024
  • 10:06
  • SPR Informa 6 min

De plataformas, bots y troles: ¿Por qué la estrategia digital de Xóchitl Gálvez fracasó?

De plataformas, bots y troles: ¿Por qué la estrategia digital de Xóchitl Gálvez fracasó?

Por Ernesto Ángeles .

El arrasador triunfo electoral de la 4T no sólo significa la desgracia de las ambiciones y aspiraciones de la oposición mexicana, también implica un cambio de paradigmas: la primer mujer presidenta en más de 200 años de presidencialismo; el rechazo de la democracia (neo)liberal y el abrazo de la democracia participativa; así como el fracaso del determinismo tecnológico en la política, el cual presupone que la tecnología puede influir decisivamente en la sociedad, al punto de obrar cambios en esta. Y aunque dicho paradigma aplica en casos como las vacunas o los medicamentos, éste no es lineal ni determinista en la política y otros asuntos sociales.

Y es que la oposición mexicana apostó por una estrategia que en otras elecciones les había rendido frutos: la intoxicación de la esfera informativa gracias a la dominación de los medios técnicos, sociales y financieros asociados a la comunicación. Esto se tradujo en una campaña sostenida que incluyó radio, televisión, espectaculares, publicaciones impresas, redes sociales y otras plataformas; dicha campaña estuvo compuesta de mentiras, falsedades, manipulación, acoso, tergiversación y exageración, las cuales fueron sembradas por personajes tan diversos como la prensa, influencers, miembros de la academia, personajes públicos, miembros de la sociedad civil, etc. 

Además, la novedad de esta campaña de la oposición consistió en la consolidación de un proceso en donde los grandes poderes mediáticos extendieron sus capacidades y presencia en el mundo digital, mientras que el mundo digital extendió sus mecánicas y características en el mundo real, tal como pasó con la “trolificación” de los personajes y la discusión pública. 

Es así como una campaña informativa negativa y virulenta se retroalimentó mutuamente entre el mundo físico y digital; lo que, sumado al efecto de eco, resonancia y automatización de las redes sociales, implicó un reforzamiento constante de percepciones, contenido y reacciones que los mismos propagadores se creyeron, al punto de exhibir una visión de la realidad que no coincidió con las condiciones que permitieron el arrollador triunfo electoral de la 4T el domingo pasado. 

Otra muestra de los límites y limitantes de la tecnología aplicada a las elecciones que dejó el pasado ejercicio democrático fue el caso de Mariana Rodríguez, la influencer y esposa del gobernador Samuel García, la cual compitió por la alcaldía de Monterrey y perdió frente al candidato Adrián de la Garza, quien no sólo había competido en las elecciones de 2018, sino que ya fue presidente municipal de Nuevo León por dos mandatos consecutivos, factores suficientes para sobrepasar el poder e influencia de las redes sociales de Mariana Rodríguez y el poder político-mediático de su marido.

Lo anterior contrasta fuertemente con el triunfo electoral que permitió a la 4T llegar al poder en 2018, ya que tal como el presidente López Obrador lo declaró en ese momento, el triunfo de su coalición se debió parcialmente a las “benditas redes sociales”. En ese 2018 el rol de internet y las plataformas no sólo permitió evadir el cerco comunicativo de la oligarquía y los intereses extranjeros, sino que desde ese momento ahí se ha construido un ecosistema informativo paralelo a los medios corporativos, el cual ha encumbrado periodistas, reporteros y comunicadores alternativos y afines al proyecto de la 4T.

Las preguntas que saltan a la vista ante esta situación son ¿por qué? ¿cuál es la diferencia entre una y otra campaña o entre uno y otro momento electoral? ¿cuál es el rol de la tecnología en el triunfo o derrota electoral? ¿en realidad es determinante?

Pese a que existe una fuerte promoción del potencial democrático y liberalizador de internet y la tecnología digital, el cual alcanzó su cenit en la primavera árabe, la pretensión de explicar y fomentar fenómenos sociales únicamente por la técnica y el sistema tecnológico es un error, ya que la posibilidad de cambio social relacionado a la tecnología depende de las condiciones sociales, sus relaciones de poder y otras muchas variables que escapan al Big Data, las plataformas y los algoritmos, tal como lo que significa políticamente la figura de AMLO.

Lo anterior explica parcialmente el fracaso de la campaña de Xóchitl Gálvez, los cuales crearon una operación de comunicación negativa, llena de imprecisiones y falsedades, la cual fue impulsada orgánica y, sobre todo, artificialmente, y que nunca logró generar interés en la población debido a las condiciones político-sociales imperantes, en donde la imagen de los partidos y personajes políticos no sólo está desgastada, sino que genera poca identificación y simpatía por su proyecto, en tanto que la popularidad del presidente no sólo se ha mantenido, sino que aumentó.

Esto es más evidente si se considera que el monto gastado entre la coalición oficialista y la coalición opositora es muy parecido, aunque la inversión en distintas áreas dista mucho:

Mientras que la campaña de Xóchitl Gálvez destinó 75.7 millones en propaganda utilitaria, 79.5 millones en redes sociales, 53.5 millones en propaganda en la vía pública y 43.2 mil pesos en propaganda en medios escritos; la campaña de Claudia Sheinbaum reportó gastos por 88.6 millones en propaganda en general, 23.4 millones en redes sociales, 71.2 millones en propaganda en la vía pública y sólo 5.2 mil pesos en medios escritos[1]

Con una diferencia de 56.1 millones de pesos, la campaña de Gálvez dependió más de las redes sociales que la campaña de Claudia Sheinbaum, mientras que la candidata de la 4T le dio más peso a los eventos y mitines públicos: para el mes de abril la ahora presidenta electa, Claudia Sheinbaum, había realizado 212 eventos por más de 104.5 millones de pesos; en tanto que, Xóchitl Gálvez apenas realizó 56 eventos por 92.1 millones de pesos[2]

En conclusión: No se debe perder de vista que la tecnología nace por y para la humanidad, por lo que ésta no es ajena al sistema social, al contrario, está plenamente inmersa y tiene un potencial de cambio; sin embargo, tal posibilidad depende de otros factores asociados a fenómenos como las relaciones de poder o la construcción de comunidad y sentido. Esto significa que hasta el día de hoy no hay fórmulas mágicas para la realización de objetivos sociales y en tanto que la meta sea la preferencia política de la población, siempre se necesitará trabajar para ésta. Tal como lo dice el presidente López Obrador: Con el pueblo todo, sin el pueblo nada. 


 

[1] https://www.eleconomista.com.mx/politica/Presidenciables-han-gastado-mas-de-600-millones-de-pesos-en-campanas-INE-20240507-0094.html

[2] https://animalpolitico.com/elecciones-2024/presidencia/campanas-sheinbaum-xochitl-maynez-primer-debate