PT: El tiempo de ganar

En su última novela, Número Cero, el escritor italiano Umberto Eco aborda la historia de un periodista que a sus cincuenta años se asume como fracasado. Sin embargo, señala Eco: “los perdedores, como los autodidactas, tienen siempre conocimientos más vastos que los ganadores. Si quieres ganar tienes que saber una cosa sola y no perder tiempo en sabértelas todas; el placer de la erudición está reservado a los perdedores”.

A contracorriente y con la adversidad soplando siempre en sus velas; el Partido del Trabajo en México ha navegado en los menguados mares de la vida política nacional. Autodefinido desde su fundación, en 1990, como un instituto que aspira a la construcción de una sociedad socialista, nace reivindicando ese ideario que lucía desfallecido justo un par de años después de la caída del muro de Berlín y en medio del desmembramiento de la Unión Soviética.

El PT ha padecido las embestidas de un régimen neoliberal que se negaba a morir y de una clase política aferrada a sus privilegios. Alejado de la estridencia pretenciosa, este partido decidió colocarse del lado de los últimos dos candidatos presidenciales que ha tenido la izquierda: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel Lopez Obrador, siendo el PT el único partido que ha acompañado a este último en las tres contiendas a las que se ha presentado como aspirante.

Pero también hay algo de autodidacta en este partido que bordó una provocativa estrella en su emblema. Nacido de una amalgama de organizaciones populares, campesinas y magisteriales; el PT se lanza a territorio buscando ser el punto de confluencia de las causas de la gente a la par de que les empodera, reivindicando que el fin fundamental de la lucha política es la transformación integral de la sociedad y no la conquista del poder del Estado.

La derrota del régimen neoliberal en 2018 y la llegada de la Cuarta Transformación, proceso en el que este partido fue protagonista, es apenas el inicio de una larga lucha por la reconstrucción del país. En ese sentido, con su historia, su temple y su capacidad autogestiva, el PT ha demostrado ser una herramienta popular capaz de colocarse en la vanguardia de las próximas batallas, en las que seguramente la derecha se presentará con mayor voracidad buscando el regreso del pasado.

El PT ha decidido colocar de cara al pueblo como su propuesta a la sucesión presidencial de 2024, a uno de los mejores cuadros que ha dado la izquierda; Gerardo Fernández Noroña, quien ha demostrado con claridad argumentativa y con tenacidad política, que la batalla por la nación tiene una arena estratégica en el poder legislativo.

La erudición acumulada por Noroña, forjada en su pasión por la lectura y en las mismas calles, así como por el partido que le abandera; le han permitido ser quizá la única carta presidencial de cara al 2024 que ha comenzado a delinear una propuesta programática: una nueva constitución, ir por la dignificación de los más pobres entre los pobres, recuperar de tajo todos aquellos recursos estratégicos para la soberanía nacional, profundizar los derechos de las minorías y avanzar en la construcción de una democracia participativa.

Se asoman vientos nuevos y prósperos en el horizonte petista. Con la fuerza de la Historia y el acompañamiento del pueblo, serán tiempos de ganar para esta Cuarta Transformación.