De un tiempo para acá se ha tenido un gran avance en la visibilidad de temas de maltrato animal. Cada vez son más sonados los rescates y la labor de quien los realiza.
Muchas personas jóvenes se nos han acercado con el sueño de tener un Refugio y dedicarse a esta labor y si bien me da mucho gusto ver que las nuevas generaciones quieren ser parte de esta gran labor, me parece importante hablar de lo que pocos saben, es decir, el lado oscuro de ser rescatista.
Tenemos que empezar aclarando que es ser una rescatista, no es decir en redes sociales que salvas a un perro para ir a tirárselo a una rescatista real que te está diciendo que ya no puede más y después abandonar por completo a ese animal, podrás ganar likes haciendo una publicación diciendo que salvaste una vida cuando no fue así, pero esta labor es mucho más que eso y merece muchísimo respeto.
Una rescatista es aquella que se hace cargo del perro desde el momento que lo salva hasta que vive feliz en su hogar para siempre. No hay dinero que alcance para salvar a tantos y darles lo que merecen, por lo que siempre las ventas para obtener ingresos para este fin y las donaciones son válidas, claro, siempre y cuando se comprueben gastos con tickets de pago y mostrando los estudios del MVZ.
Ser rescatista se dice fácil, no lo es, requiere mucha fuerza mental y emocional. Mucha gente se queja de las imágenes de animales sufriendo en redes sociales, imaginen ver eso en vivo, todos los días, la sensación de ir rezando en el carro con tu perro en brazos pidiéndole a Dios que no se te muera, ver cómo se les va la vida de los ojos después de sufrir cosas terribles a manos de monstruos que se dicen seres humanos, el abandono y agresiones por parte de las autoridades, las amenazas de las familias de los Maltratadores que denunciaste, las burlas en los ministerios públicos a la hora de presentar una denuncia, aguantar el hate por parte de anti animalistas, taurinos, peleadores de gallos y todo ese gremio entre muchas, muchas cosas más.
Es una labor que te enseña de bondad, desapego, te obliga a dejar de pensar solo en ti y en tus necesidades para pensar en las de otros seres vivos, tu pasas a segundo plano, primero están ellos. Mucha gente tiene la falsa idea de que las rescatistas viven nadando en dinero cuando la realidad es todo lo contrario, terminas dando todo lo que tienes, tu familia ayuda con gastos, pides préstamos y hagas lo que hagas siempre tienes deudas, siempre bajo el escrutinio de personas que no conocen tu labor pero te juzgan y te difaman.
Este artículo no tiene como finalidad disuadir a nadie de esta labor, es algo maravilloso y no hay mejor recompensa que ver cómo tu pequeño sana, como deja de temblar de miedo para convertirse en un perrito feliz, pero generalmente solo mostramos la parte buena y hermosa en redes sociales y esta labor no es para todos, es para valientes y para personas cero egoístas, si algún día alguien se anima a seguir en este camino, cuenten con Fundacion toby como una amiga y aliada.