El sistema de salud en México ha sido, durante años, un espejo fiel de nuestras contradicciones. Por un lado, tenemos a un personal sanitario comprometido, que lucha día a día por brindar la mejor atención posible a los millones de mexicanos que dependen de los servicios públicos de salud. Por otro, nos encontramos con un entorno laboral muchas veces hostil, marcado por el maltrato de los superiores jerárquicos, la falta de insumos y una carga de trabajo que en ocasiones sobrepasa cualquier límite razonable.
En este contexto, el anuncio de la “consolidación” del IMSS-Bienestar en la próxima administración ha encendido una luz de esperanza. Este nuevo Organismo, no solo representa un cambio en la fachada de las unidades médicas, sino bien entendido, dirigido y consolidado representa todo un cambio en la estructura de atención sanitaria, así como la posibilidad de un trato más digno para los trabajadores de la salud y una mejor calidad en los servicios para más de 55 millones de mexicanos sin seguridad social.
Sin embargo, no podemos ignorar que el sistema de salud mexicano arrastra vicios profundamente arraigados, muchos de los cuales tienen su origen en una cultura organizacional deficiente. En muchas ocasiones, la presión por cumplir con metas institucionales, dictadas bajo una lógica neoliberal -que aún permea en algunos funcionarios-, se traduce en conductas autoritarias y abusivas por parte de los superiores. Este maltrato no solo mina la salud física y mental del personal sanitario, además repercute directamente en la atención que reciben los pacientes.
Los errores del pasado, como el desaparecido INSABI, han dejado lecciones importantes. Reconocer las fallas es un paso crucial, pero lo es aún más corregir el rumbo con determinación y valentía. La decisión de reemplazar el INSABI por el IMSS-Bienestar es un acierto que será efectivo si se acompaña de un verdadero cambio en la forma en que se gestiona y se lidera dentro del sector salud.
El Dr. Alejandro Svarch Pérez, designado como el director general del IMSS-Bienestar por parte de nuestra presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, posee un perfil de médico clínico, con una sólida formación en salud pública, es una señal positiva que apunta a una gestión más humana y centrada en las necesidades reales tanto de los pacientes como del personal de salud.
Durante su presentación, el Dr. Svarch fue claro: "Mi compromiso será firme: garantizar la salud, acercando la atención a cada comunidad, escuchando a nuestros médicos, técnicos, enfermeras y personal sanitario".
Escuchar, esa es la clave que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de esta nueva etapa en el sistema de salud mexicano, tanto en el IMSS-Bienestar como en el resto de las Instituciones del sector salud.
Durante mucho tiempo, el personal sanitario -operativo y directivo- ha sido visto por sus superiores como una pieza más de una maquinaria burocrática, cuando en realidad son ellos quienes tienen el pulso de lo que ocurre en cada clínica y hospital del país. Sus voces deben ser escuchadas para identificar problemas y construir soluciones efectivas y sostenibles.
Además de escuchar es necesario actuar. Los funcionarios enquistados que han hecho del maltrato una herramienta para suplir sus carencias, deben ser sustituidos. El nuevo director del IMSS-Bienestar necesita rodearse de un equipo de trabajo de su entera confianza, personas con un probado profesionalismo que estén alineadas con una visión de la salud como un derecho y no como una mercancía. Sólo así se podrá avanzar en la construcción de un sistema de salud que realmente sirva a los mexicanos.
Nuestra próxima presidenta, al presentar al Dr. Svarch, dejó en claro que “su nombramiento no interferirá con el papel del titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Cada uno contará con funciones específicas”. Esa distinción es crucial para evitar confusiones y duplicidades que prevalecen hasta nuestros días.
El IMSS-Bienestar tiene el potencial de ser un punto de inflexión en la historia del sistema de salud en México. Pero para que esto ocurra, es imprescindible que se respeten los principios de la Cuarta Transformación: la salud como un bien público tutelado por el Estado y un trato digno y respetuoso para quienes hacen posible que ese derecho se convierta en realidad.
La transformación que se avecina no puede quedar en palabras o buenas intenciones. “El trabajo que hará el director del IMSS-Bienestar es fundamental porque de él dependen centros de salud, hospitales y toda la propuesta de atención y prevención a la salud”. Ya lo dijo nuestra próxima presidenta, por lo que, por el bien de los mexicanos esperemos que lo dejen trabajar.