Las recientes columnas del vocero de la oposición, disfrazado de comunicador, Carlos Loret de Mola muestran que han sucedido bastantes cambios en los medios de comunicación, y que estos han trascendido en pluralidad y diversidad de opiniones, análisis y en general mayor participación en el debate público.
La columna “Claudia, AMLO y los medios” de Loret es prácticamente una carta llena de emociones (muy normal para este personaje) al acusar de manipulación por la llegada y participación de diversos perfiles de izquierda en los medios. Asimismo señala intervención de los medios a favor del presidente AMLO y de la candidata Claudia Sheinbaum, subraya estrategias de presión a periodistas para luego infiltrar a miembros de Morena a los medios, incluso señala a los perfiles de izquierda como “propagandistas”.
Son tremendamente irónicas todas y cada una de las palabras de Carlos, y viniendo del mismo. Ese personaje que participó en el montaje de los casos Cassez-Vallarta, todo un acto criminal, acusa de propagandistas a otros; su cinismo no conoce de límites, es esquizofrénico. Tampoco hay que olvidar que Genaro García Luna sentó y “persuadió” a varios medios comerciales para que no comunicaran noticias sobre la inseguridad para difundir “apologías del delito”, entre otras excusas, y que Carlos no dijo nada, entre bastantes de los voceros de la oposición y de la derecha que hoy señalan de autoritarismo y cualquier otra ocurrencia.
Carlos en este sexenio aumentó la apuesta y pasó de ser un defensor y encubridor de los intereses partidistas de la derecha y de algunos de sus grupos empresariales a ser un golpeador personero de los intereses del delincuente electoral Roberto Madrazo Pintado en su agencia de desinformación Latinus. Loret siempre ha encontrado una forma de caer más y más bajo.
Que los medios de comunicación hayan tenido que aperturarse a perfiles de izquierda, y algunos abiertamente simpatizantes de Morena y del obradorismo, es consecuencia de los cambios en el escenario público nacional de la llegada de un nuevo gobierno. Así como los bastantes simpatizantes de la ahora oposición, y que antes fueron gobierno, inundaron los medios.
Que la perdida de espacios por parte de los comunicadores afines a la derecha y la perdida de audiencias es consecuencia de los cambios en la arena política. Debe ser duro y doloroso para estos personajes ver que sin la maquinaria mediática a su favor son irrelevantes e intrascendentes.
Por cierto, para muestra de la imparcialidad y objetividad de Carlos, tras el reciente escándalo del video del hijo de Xóchitl Gálvez, Carlos defendió en su columna de ayer a dicho personaje alcoholizado. Ni un solo día tardó en exhibirse. Siempre más bajo.
En un país con medios de comunicación verdaderamente responsables, profesionales y con ética periodística, ética en general, Carlos Loret no tendría trabajo alguno.