En un momento en que la música se produce como comida corrida, como hamburguesa de McDonald’s, sin amor, sin compromiso, sin sustento y sin aporte, sólo por vender, es necesario recordar, volver a escuchar y rebelarnos con Artaud de Luis Alberto Spinetta, editado como parte de la discografía de Pescado Rabioso, que cumple 50 años este mes de octubre.
Es difícil definir Artaud, desde su portada irregular, como una estrella en crecimiento, refulgente en verde y amarillo. Pero si pudiera usar una palabra para definirlo sería “entrañable”, una palabra con la que siempre he identificado al ‘Flaco’ Spinetta, un artista íntimo al que quieres abrazar después de escuchar cada una de sus canciones.
Desde pequeños es común escuchar a los más grandes decirnos que no hay recetas para vivir, pero Spinetta siempre nos deja consejos envueltos en esperanza en sus canciones, como aquella fórmula para ser felices en la letra de ‘Quedándote o Yéndote”, perteneciente a su álbum Kamikaze: “De ti saldrá la luz, tan sólo así serás feliz”.
Artaud está compuesto por nueve de las mejores canciones del rock, canciones entrañables que nos dejan el consejo de Spinetta, “cuida bien al niño, cuida bien su mente…nunca lo reprimas”, o el paciente “no te apures ya más loco”, ante la ansiedad de saber qué es lo que nos depara el futuro.
Aunque no todo en Artaud es tan sencillo de comprender como ‘Por’, compuesta por 47 palabras separadas cada una por una coma, cuya única conexión es la musicalidad de sus sílabas entrelazadas por le voz de Spientta y sus acordes, una canción que parece una reinterpretación de los haikus, poemas japoneses extremadamente breves y hermosos.
Hace poco fue viral en redes sociales un video de Fito Páez afirmando que “de México para abajo, es obligación conocer a Charly García y a Spinetta”, yo agregaría que es obligación escuchar Artaud, liberarnos, ser felices y combatir la época que vivimos, la época de la música sin espíritu, sin combate, sin reflexión, justificada en la cantaleta de que la música también es para divertirse. Escuchar Artaud 50 años después de su lanzamiento debe ser un acto de rebeldía para oponernos a la realidad idiota que nos quieren imponer a través de lo que no es música y nos quieren vender como tal. Escuchar Artaud para recordar que “las almas repudian todo encierro” y para cumplir con la máxima del ‘Flaco’, que “aunque nos fuercen, nunca vamos a decir que todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor”.