La carrera electoral para las votaciones de este año tendrá una extensa diatriba de insultos, mentiras y demás intentos de romper el debate público en su mayoría por parte de la oposición, sus medios afines, los voceros de estos y la actividad sincronizada en redes sociales.
La más reciente campaña de mentiras apuesta por descarrilar la elección y manchar la popularidad de la candidata morenista al asegurar que las elecciones serán por triunfo de una “elección de Estado”, sin ninguna evidencia que respalde tales señalamientos. Ironia es que lo acusen los partidos PAN y PRI que en su trayectoria tienen investigaciones de delitos electorales.
Además, es otra de las estrategias que han importado de elecciones extranjeras en las que la derecha y ultraderecha ante un bajo respaldo en las encuestas, acusan que se articularan fraudes electorales como Trump, Bolsonaro y la más reciente con Milei. Ante los éxitos en las elecciones pasadas, la alta aprobación del presidente y su gobierno y la superioridad de Sheinbaum en las encuestas, a la oposición solo le queda acudir a las campañas de mentiras y agresión.
Al mismo tiempo, se suman las campañas de “activismo” por la “democracia” que organizan organizaciones panistas disfrazadas de civiles, y que intentan repetir la marcha por la defensa de los consejeros Lorenzo Corbona, Ciro Murayama y el secretario Edmundo Jacobo. Uno de los pocos éxitos de la oposición y que fue basado en mentiras. La participación del mismo Lorenzo solo suma a las campañas de mentiras de la oposición, fractura el debate público y busca sembrar desconfianza. Vaya cretino el ex consejero.
Asimismo, como si fuera poco que se intente manchar la legalidad de las votaciones los voceros, de los medios sin ninguna ética, señalan que votar por la oposición es la única salida para terminar con la dictadura en la que vivimos; tal es el exhibicionismo de Víctor Trujillo en su personaje Brozo. Es difícil distinguir cuál de los dos es un personaje y cuál de ambos cae más bajo.
Luego de los señalamientos de dictadura, que para nada es nuevo, la oposición creó una nueva narrativa y un nuevo eslogan “dictadura o libertad”. Las estrategias artificiales que fabrican solo sirven para crear discordia en el debate público. Si en la oposición ante el poco éxito de su candidata presidencial buscan empujar una narrativa a punta de mentiras y ataques solo afectan la convivencia pública. Si buscan generar enfrentamientos, es algo que también los alcanzará y lo lamentarán. Todas sociedad pierde si genera hostilidad en el debate político y en la convivencia pública.