Históricamente, coincidir más allá de los grandes objetivos que caracterizan a los movimientos de izquierda, no es difícil, es sumamente complicado, pero no imposible. Dentro de nuestro movimiento existen diversas corrientes de pensamiento, como causas nobles y justas por las cuales luchar dentro de un sistema que sigue funcionando bajo la lógica opresora.
Coincidimos, por ejemplo, en que “por el bien de todos y todas, primero los pobres”, en que la justicia social, es y tiene que ser, el motor que impulse los intereses de quienes desde este lado de la política encabezan la búsqueda por la representación del pueblo desde las urnas.
Ocasionalmente de mala gana, coincidimos también, en que todos y todas suman al proceso de transformación, siempre que tengan claro que nuestros fines son velar por el bien común sobre los intereses, necesidades y creencias individuales.
Sin embargo, quizá sea esta misma permisividad, lo que complica y detiene el proceso de concientización sobre la causa de las mujeres.
Hablar de feminismo es hablar sobre la lucha por la reivindicación de nuestros derechos, y sorprende, que aun en el ágora de la Cuarta Transformación, cuya agenda feminista se rige por siete ejes que contemplan la salud reproductiva, la vida libre de violencia y el acceso a la justicia, entre otros. Sigamos teniendo que ser cuidadosas, nada estridentes, y respetuosas de visiones que no solo no comulgan con la razón de ser de la transformación, sino que violentan nuestra participación como mujeres dentro del movimiento.
Me queda claro, lamentablemente, que al hablar de “nuestra lucha” y “nuestros ideales” no hablo por todas las mujeres que simpatizan y militan en el movimiento de la transformación. Dichas discrepancias, sin embargo, no obedecen a una falta de socialización del pensamiento feminista, sino a omisiones y concesiones con quienes han decidido adoptar una postura errónea sobre lo que el feminismo busca y es.
Visibilizar las violencias a las que como mujeres nos enfrentamos día con día, no modifica en ningún sentido la misión y visión del movimiento. No somos una corriente satélite de la izquierda, ni un montón de señoras quejumbrosas, las feministas de la Cuarta Transformación somos parte toral del todo.
Quienes así nos identificamos observamos una terrible confusión en conceptos elementales para el entendimiento de nuestra lucha, nos sentimos decepcionadas de que solo se adentren a su estudio como mero requisito de una convocatoria, necesitamos que entiendan que no están entendiendo, por tanto, les pedimos que en comunidad busquemos construir espacios de encuentro para que a través del dialogo respetoso demos pie a un fulgoroso despertar de conciencias.