El 07 de septiembre inició oficialmente el Proceso Electoral Federal, aunque pareciera que llevamos meses sumergidos en esto de las campañas políticas, apenas comienza la gran carrera de resistencia hacia la Presidencia.
Terminadas las pre-pre-camp procesos de selección internos de los partidos políticos, el partido del presidente y la coalición de la oposición han elegido quién les representará en las boletas del 2024 y la novedad es que en esta ocasión ambas partes han elegido tener como presidenciables a mujeres.
¿Será que finalmente hemos superado al México machista en el que la gente dice que “no estamos listos para que gobierne una mujer”? Por primera vez en la historia de nuestro país, parece que hay altas probabilidades de que una mujer sea Presidenta.
Al obtener 39.4% de los votos en las encuestas de Morena, superando a Marcelo Ebrad y Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum se convierte en la candidata del partido en el poder; mientras que Xóchitl Gálvez, reunió el 57.58% de simpatías de acuerdo con los números del Comité del Frente Amplio por México, lo que la llevó a ser la candidata, aunado a las declinaciones de sus contendientes Beatriz Paredes y Santiago Creel.
Pero bueno, son mujeres las candidatas que conocemos hasta el momento ¿y esto qué significa? ¿acaso quiere decir que ya las mujeres hemos alcanzado todo lo que algún día soñamos? Pues no realmente, hay que asomarnos un poquito más allá de lo obvio, las estructuras políticas siguen siendo las mismas de hace años y los liderazgos de los partidos, es decir, quienes toman las decisiones de fondo también siguen a cargo de los mismos de siempre, todo viejo.
La lucha por conquistar nuestros derechos como mujeres ha sido larga y es constante, existe una agenda por cumplir respecto a esto y lo que se ve en la candidata del oficialismo es que llega por serle fiel al movimiento que ahora encabeza.
Por otro lado, pareciera que ser mujer fue la carta que la oposición decidió jugar con el fin de posicionarse en las encuestas, más que por realmente llevar una agenda en pro de los derechos de las mujeres.
Lo que quiero decir es que las mujeres no somos token político; hablar de las mujeres como token en la política es referirnos a la práctica de posicionar mujeres únicamente de manera simbólica, sin permitir una participación realmente representativa y sustantiva, sólo para que se vea que hay mujeres, cuando en realidad la toma de decisiones (que es lo que importa) se sigue maquinando desde otro lado.
Para encontrar un claro ejemplo de esto, basta con voltear a ver lo que pasó con Beatriz Paredes, sin ella haberse pronunciado al respecto, estando aún activo el proceso de encuestas del Frente Amplio por México, el hombre que dirige su partido salió a “bajarla” de la contienda interna.
Vendrán sin duda unas campañas electorales muy interesantes, en las que habrá mucho que analizar, seguramente veremos por todos lados la perspectiva de género pero, ¿será un token más o existirá sustancialmente? Habrá que ver el discurso que adopten nuestras candidatas ¿apelarán a ser mujer, madre protectora? ¿llamarán al empoderamiento femenino?
El 2024 es el escenario ideal para cambiar cómo y porqué hablamos de las mujeres en la política en México, que comience la función.