El pasado 18 de mayo de 2025, Europa vivió una de las jornadas electorales más intensas y angustiantes de los últimos meses con tres elecciones en un solo día: Rumania, Polonia y Portugal. Aunque los tres sistemas políticos son muy diferentes, es posible extraer una conclusión: el debate de los tres procesos era el mismo, elegir a candidatos proeuropeos, cercanos al neoliberalismo y a la política de la centroderecha, o a candidatos de extrema derecha más cercanos al proyecto de Trump. Rumania celebró una segunda vuelta electoral para la elección del cargo de presidente que enfrentó a Nicusor Dan contra George Simion y que terminó en un alivio para las fuerzas europeístas de la región. En Polonia se celebró la primera vuelta electoral, que dio como resultado un apretado enfrentamiento entre la coalición Cívica proeuropeísta y la Derecha Unida, de tendencia euroescéptica. Por último, del lado occidental del continente, Portugal vivió una jornada que terminó con el bipartidismo portugués iniciado en 1975, en las primeras elecciones posteriores a la Revolución de los Claveles (1974), y que se desarrollaron durante el Proceso Revolucionario en Curso (1974-1976), y en donde el gran protagonista fue Chega, partido de la extrema derecha portuguesa, y su líder André Ventura.
La gran sorpresa de los procesos electorales del pasado domingo fue Rumania. Después de una primera vuelta electoral en la que el candidato de Alianza para la Unión de los Rumanos, plataforma de extrema derecha, se impuso con más del 40 % de los votos frente a Nicusor Dan y Crin Antonescu, que obtuvieron poco más del 20 %, en esta segunda vuelta los resultados reportados por la autoridad electoral rumana señalan que Dan obtuvo 53.6 % de la votación (equivalente a 6.1 millones de votos), mientras que George Simion logró 46.4 % de las votaciones (5.3 millones de votos). Un elemento particular en esta votación fue el aumento de la participación entre la primera y segunda vuelta, que pasó de 53 % a 65 %. Una primera hipótesis de la victoria de Dan está relacionada con la movilización de sectores abstencionistas que votaron para evitar la asunción de un gobierno de extrema derecha. La victoria de Dan fue celebrada por las grandes figuras del europeísmo como Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen.
Aunque Simion aceptó su derrota la noche del 18 de mayo, el 20 de mayo de 2025, dos días después de las elecciones, solicitó al Tribunal Constitucional la anulación de las elecciones, alegando injerencia del exterior por parte de Francia y Moldavia. No debemos olvidar que estas elecciones tienen como precedente la anulación de las elecciones de 2024 por una decisión del Tribunal Constitucional, que declaró injerencismo exterior por parte de Rusia. Ahora, ante un escenario de declaración de fraude, Dan iniciará su gobierno con una población altamente receptiva a las ideas de la extrema derecha, pero también con un parlamento fragmentado, liderado por los partidos tradicionales rumanos, pero con amplia presencia de los partidos de extrema derecha (Alianza para la Unión de los Rumanos, S.O.S. Rumania y Partido de los Jóvenes).
Polonia vivió quizás una de las jornadas más cerradas de su historia, siendo este el cuarto proceso electoral que viven los polacos en un año y medio (primera vuelta de las elecciones legislativas de 2023, segunda vuelta de las elecciones legislativas de 2023, elecciones al Parlamento Europeo de 2024 y elecciones presidenciales 2025). La Constitución de Polonia de 1997 establece en el artículo 127, inciso 2, que el presidente de la República será elegido para un período de cinco años y que podrá ser reelecto solo en una ocasión, por lo que el ultraderechista miembro del partido Ley y Justicia, Andrzej Duda, quien ganó las elecciones presidenciales en 2015 y 2020, no podía presentarse a un tercer mandato presidencial. Polonia es una república semipresidencialista, y esto quiere decir que al interior de su estructura administrativa existe el cargo de presidente como jefe de Estado y el de primer ministro como jefe de Gobierno. Desde 2015, Andrzej Duda, de Ley y Justicia, es el presidente de Polonia; no obstante, durante su administración ha habido tres primeros ministros (Beata Szydło, Mateusz Morawiecki y Donald Tusk). Desde 2023, Polonia se mantiene en estado de cohabitación, esto quiere decir que el presidente pertenece a un partido político y, tanto la mayoría parlamentaria como el primer ministro (Donald Tusk es miembro de la Coalición Cívica), hacen parte de un partido opositor. Desde 2023, la Coalición Cívica tiene 41 senadores de 100 y, a través de una alianza con Polonia 2050, la Coalición Polaca y algunos miembros de la Coalición de Izquierda en Polonia, lograron hacer gobierno con 241 diputados de 460 al interior de la Sejm. Las elecciones parlamentarias de 2023 supusieron un revés político para la extrema derecha polaca. Mientras que en 2019 Ley y Justicia obtuvo el 43 % de los votos en las elecciones legislativas (que se tradujo en 235 escaños de 460 en la Cámara de Diputados), en 2023 su votación se redujo a 35 %.
Aunque más de diez personas se presentaron como candidatos, los tres principales perfiles fueron: Rafal Trzaskowski, actual alcalde de Varsovia, miembro de Plataforma Cívica (partido al que pertenece Donald Tusk), candidato presidencial en 2020 y defensor de una política europeísta, de la flexibilización de las leyes respecto al aborto y con amplia cercanía a las comunidades de la diversidad sexual; Karol Nawrocki, admirador de la política de Donald Trump, candidato independiente apoyado por Ley y Justicia y por la Derecha Unida; y Slawomir Mentzen, del partido de extrema derecha Confederación de Libertad e Independencia. Los resultados dieron una apretada victoria a Trzaskowski, que logró 31.3 % de la votación, seguido de Nawrocki y Mentzen con 29.5 % y 14.8 %, respectivamente. Ante este resultado se celebrará una segunda vuelta el 1 de junio de 2025.
En la actualidad, Polonia es un país fuertemente polarizado en términos sociales y geográficos. El gobierno de extrema derecha de Duda se ha caracterizado por sucesivas campañas en contra del derecho al aborto, políticas antiinmigración, medidas que ratifican el negacionismo climático y una oposición frente a las instituciones de la Unión Europea. Una nueva victoria para Ley y Justicia podría derivar en un fortalecimiento de los movimientos de extrema derecha en Europa Oriental. El mapa de Polonia durante las elecciones de 2005, 2010, 2015 y 2020 muestra que los voivodatos (división administrativa polaca) occidentales son más receptivos y muestran mayores niveles de apoyo a la Plataforma Cívica, mientras que los voivodatos orientales muestran una mayor inclinación por los candidatos ultraderechistas. La zona occidental de Polonia, que incluye Baja Silesia y Pomerania, se caracteriza por tener un mayor desarrollo industrial y ser más dependiente de las inversiones que vienen principalmente de Alemania. Esta zona alberga gran parte de la manufactura avanzada de Polonia, así como ciudades como Poznan y Wroclaw. En esta zona, los habitantes son más seculares y están a favor de la inserción de Polonia a la globalización; son más favorables a las relaciones de cercanía con Alemania y a la recepción de fondos de la Unión Europea. Mientras tanto, la región oriental de Polonia tiene un menor producto interno bruto, es más dependiente de la agricultura y tiene tasas de desempleo más altas, que en espacios rurales puede superar el 15 %. Culturalmente, el oriente polaco guarda más cercanía con la tradición polaca y con Lituania.
En el extremo occidental del continente, Portugal también celebró elecciones. Estos comicios fueron de carácter parlamentario y enfrentaron principalmente a tres fuerzas políticas: al partido conservador Alianza Democrática, al Partido Socialista, de tendencia socialdemócrata, y al partido de ultraderecha Chega. Estas elecciones representaron el final del modelo bipartidista que vivió Portugal desde 1975. La coalición de derecha logró 32.7 % de la votación, lo que se traducirá en 89 de los 230 curules de la Asamblea de la República de Portugal, por lo que se requerirá una alianza para obtener 27 escaños más, a fin de llegar a los 116 necesarios para formar gobierno. El Partido Socialista Portugués y Chega consiguieron 23.3 % y 22.5 % de la votación, respectivamente, lo que se traducirá en ambos casos en 58 escaños. Este escenario político prevé una posible alianza del conservadurismo con la extrema derecha, al tiempo que representa un fuerte descalabro para la izquierda portuguesa, ya que las tres fuerzas de izquierda portuguesa (Partido Socialista, Coalición Democrática Unitaria y el Bloque de Izquierda) vieron reducidos sus espacios al interior de la Asamblea.
En términos geográficos, es posible notar que la alianza conservadora se impuso en el norte de Portugal, mucho más tradicional, católico y rural, mientras que el Partido Socialista logró resultados importantes en Évora y en espacios urbanos como Lisboa y Coimbra. Los distritos del sur destinaron sus votos a la extrema derecha motivados por los altos niveles de desempleo estacional, el deterioro de los servicios públicos y, aunque en menor medida que en otros países de Europa, la idea del aumento de la migración y la inseguridad. Diferentes medios de comunicación europeos han señalado que, aunque el ganador es la Alianza Democrática, de facto esta elección ha significado una victoria para la ultraderecha portuguesa.
Mapa 1. Partido ganador por voivodatos en Polonia. Elecciones presidenciales 2025
Fuente: Comisión Nacional Electoral de Polonia (2025)
Mapa 2. Partido ganador por distritos en Portugal. Elecciones parlamentarias 2025
Fuente: Ministerio de Administración Interna de la Secretaría General (2025).