¿Para quién gobierna la oposición?

Como sabemos, el Frente Amplio por México se encuentra realizando su proceso interno de selección de candidata presidencial, a pesar de haber criticado duramente el proceso de Morena. Hoy sabemos que la oposición tiene únicamente a dos aspirantes a dicha candidatura: Beatriz Paredes proveniente del PRI y Xóchitl Gálvez militante del PAN.

Este proceso ha incluído participaciones en foros regionales en los que se han hecho declaraciones cuestionables, sobre todo, del lado Gálvez. Una de las más preocupantes fue aquella en la que sugirió que las personas habitantes del sureste del país no trabajaban 8 horas diarias pues su cultura laboral es distinta a la que hay en el norte. Asimismo, sobre el tema de la pobreza en nuestro país, argumentó que han habido muchos intentos por reducirla y que no bastaban los aumentos en el salario mínimo ni los programas sociales que se han implementado. Mencionó también que ellos se tardaron en subir el salario mínimo a pesar de las insistencias por parte de Miguel Ángel Mancera. De tan solo esas dos declaraciones, me gustaría resaltar dos cuestiones importantes que deja a relucir Gálvez sobre lo que realmente hay detrás del Frente Amplio por México.

Lo primero: la oposición no conoce el país. El PAN, fundado en 1936 como el primer partido de oposición, tuvo desde entonces para conocer y entender las causas que demandaba el pueblo de México. Por el contrario, se ha encargado de perpetuar el mito de la meritocracia con el discurso de que la gente pobre no puede salir de esa situación debido a que no trabaja lo suficiente. Aunado a esto, poner de ejemplo al norte es hacer referencia al modelo económico que los conservadores prefieren: aquel en el que buscan enriquecerse a costa del trabajo del obrero, quienes en definitiva no obtienen las mismas ganancias que sus patrones.

Esta narrativa, además de ser una mentira, es engañosa pues pareciera que quienes la apoyan, tanto políticos como grandes empresarios, buscan no responsabilizarse por los incrementos de desigualdad económica que sus acciones con falta de perspectiva social crean.

Lo segundo: la oposición ya no tiene agenda propia. Los partidos integrantes del Frente Amplio por México olvidaron sus diferencias ideológicas para hoy ser grandes aliados. Así lo deja ver no solo esta unión, sino la misma Xóchitl Gálvez al hablar en plural sobre las acciones realizadas por Mancera, militante del PRD.

Al PAN se le olvidó que su opositor desde su origen era el PRI, y al PRD se le olvidó que en algún momento de la historia fue un partido representante de la izquierda.

“Nos tardamos en subir el salario mínimo”, aseguró la senadora sin licencia y no se equivoca. No sorprende del PRI, pero la ciudadanía sí podría hacer una demanda legítima a Acción Nacional, el cual desde 2000 prometió un cambio democrático que a la fecha sus simpatizantes deben seguir buscando.

¿Qué queda cuando te olvidas del pueblo y de tus propias ideologías? ¿Para quién gobiernas? Me parece que la respuesta es sencilla: no conocen al pueblo porque nunca fue su prioridad pues desde siempre buscaron gobernar para sus propios intereses. Queda claro que no pretenden trabajar por brindar mayores oportunidades a las mayorías, pues ni siquiera saben qué es lo que la gente necesita, solo quieren gobernar para ellos mismos y para sus amigos, los empresarios.

La ambición no debería regresar a Palacio Nacional en 2024.