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  • hace 3 días
  • 11:06
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Noroñadrama, la verdad detrás del ruido

Noroñadrama, la verdad detrás del ruido

Por Diego Regalado

El diputado y próximo senador, Fernando Noroña, protagonizó la última polémica dentro de la Cuarta Transformación. La razón es conocida por todos: durante el proceso de las encuestas internas de Morena para determinar la candidatura presidencial, Noroña quedó en tercer lugar, por debajo de Marcelo Ebrard. El partido decidió matar varios pájaros de un tiro y ahorrarse la elección de otros cargos estratégicos con esta encuesta. Algo así como los sorteos de Facebook, donde una amiga que no te habla desde secundaria te pide darle “like” a un comentario para llevarse un paquete de cremas y desodorante de dudosa calidad. En este caso, la lista de premios era la siguiente:

1. Presidencia

2. Coordinación del Senado

3. Coordinación de la Cámara de Diputados

4. Gabinete

5. Gabinete

Según esto, Marcelo Ebrard debería ser el presidente del Senado y Noroña el del Congreso. Pero no fue así. A Ebrard se le dio la Secretaría de Economía y a Noroña las gracias. De hecho, ninguna "corcholata" quedó como debería, salvo la presidencia. A Adán Augusto se le dio el Senado, a pesar de haber sido el cuarto lugar. A Velasco también le dieron las gracias, aunque le correspondiera un puesto en el gabinete. Lo más escandaloso es el caso de Monreal, quien quedó en último lugar, pero recibió la Cámara.

Ahora bien, al margen del desarrollo de las tensiones entre Noroña y Morena, el argumento principal para romper el acuerdo es el siguiente: solo aplica para quienes contendieron internamente desde el partido guinda. Incluso el presidente replicó esta narrativa. Bajo esa premisa, y suponiendo que Marcelo quedó descalificado por poner en duda la encuesta, se daría la distribución oficial. Pero esta respuesta es insatisfactoria.

Es necesario apagar, por un instante, nuestras afinidades políticas. Lo cierto es que Noroña desborda simpatías y antipatías por partes iguales. Pero esas emociones no nos permiten ver las razones que se encuentran más allá, razones que, además, son más mundanas y simples de entender. Por ello, es indispensable que olvidemos el razonamiento oficialista, que asegura que el PT y el Verde estaban fuera del acuerdo; pero también debemos descartar la paranoia conspirativa que asegura que Noroña está siendo neutralizado por ser auténticamente de izquierda.

Hechas estas salvedades, vayamos directo a la razón real por la que se rompió el acuerdo: sencillamente era estúpido.

¿A quién se le ocurrió convertir puestos estratégicos en un concurso de likes? ¡Por Dios! El desarrollo de la encuesta se dio en un momento de incertidumbre política. La legitimidad absoluta de López Obrador dentro del movimiento no es hereditaria. La necesidad de evitar una guerra de secesión en la 4T fomentó una lógica de proceso testamentario donde la única forma de mantener felices a todos era prometiendo un cachito de la herencia. Esto significó tomar decisiones estúpidas como prometer puestos sin considerar el perfil profesional.

Aquí pregunto: ¿qué hubiera pasado si Claudia perdía la encuesta? Es absolutamente ridículo pensar en Sheinbaum coordinando el Senado, cuando es un perfil formado por completo en la administración pública. Incluso con los resultados reales, ¿en serio Noroña está defendiendo, indirectamente, que Manuel Velasco esté en el gabinete?

Claudia no tiene la culpa de las decisiones que se tomaron antes de que asumiera la candidatura. Tomó la opción más pragmática al reevaluar la pertinencia de respetar esos acuerdos o no. Ella sabe que, con casi el sesenta por ciento de los votos, todo lo que haga es incuestionable. Con este movimiento, da certeza a los mercados, los poderes fácticos y la comunidad internacional. Da el mensaje de anteponer la calidad antes que la parafernalia política. Si se permite el oxímoron, podemos definir a la virtual presidenta como una tecnócrata de izquierda.

Desafortunadamente, todo trae consecuencias. Este desencuentro con Noroña profundiza la alienación de un sector muy relevante de la militancia morenista. Y digo morenista porque el tercer lugar de Noroña no corresponde, ni de lejos, a la minúscula militancia del PT.

La verdad es que, como suele decirse, todo estaba mal desde el principio. Morena tiene la mala costumbre de dar cargos como pago de cuotas, y la encuesta es reflejo de ello. La forma en la que se constituyó el gabinete y la presidencia de las cámaras fueron malabares para minimizar los daños de un acuerdo sin pies ni cabeza. Pero no tiene que ser así.

Si Noroña logra conectar tanto con la militancia es porque esta se ve reflejada en él. Una base política que tiene que luchar para que, en el mejor de los casos, les den un premio de consolación. Estos actores menores, gestados en el movimiento antes que en los partidos tradicionales, tienen el reto de democratizar un partido que valora más el capital político que la profesionalidad y la convicción.

Porque tal vez Noroña no sea el mejor cuadro para encabezar el Congreso. Es visceral y no soportaría llegar a convenios con la oligarquía. Sin embargo, no merece que le den la espalda. Porque, en palabras de Andrés Manuel, el pueblo toma nota.