Por Dolores Mendoza
https://www.sprinforma.mx/noticia/negar-la-verdad-mil-veces-no-la-hara-desaparecer
6 min Seamos francos, tenemos corrupción en la cuarta transformación. Y aceptarlo no nos hace menos o más obradoristas, solo autocríticos. Aunque una de las grandes consignas del proyecto transformador fue barrer con los corruptos de arriba hacia abajo, es verdad que a la fecha esta es una práctica que se repite en cada una de las instituciones gubernamentales de nuestro país.
Las justificantes pueden ser infinitas, desde el reciclaje de perfiles del viejo régimen, falta de experiencia, pérdida de piso, entre muchas, muchas otras. Realmente ninguna es aceptable, pero están ahí, seguirán ahí, y se mantendrán consistentemente en los siguientes sexenios, los encabece quien los encabece.
Quizá uno de los factores más importantes para que este fenómeno cien por ciento humano se mantuviera presente durante estos años, sea la buena voluntad que el presidente le tiene a sus colaboradores. Y es que cuesta mucho creer que quienes desinteresadamente se sumaron a un proyecto que prometía cambiarlo todo, ahora contribuyen formando parte del problema.
Y no, no es culpa del señor presidente, sino de la deslealtad hacia su persona y lo que representa, así como la falta de compromiso con el Pueblo de México.
A este gran problema podemos sumarle que las denuncias que realmente podrían ser escuchadas por presidencia, están envueltas casi siempre por intereses políticos, o económicos, como los trabajos de “investigación” y de “opinión” emitidos por los medios más populares de comunicación. Normalmente con la intención de escandalizar a la población, o bien desestabilizar las carreras de sus adversarios políticos.
Estamos a nada de iniciar el proceso electoral del 2024, sin duda nos vamos a sumergir en un mar de denuncias por el desvío y mal uso de recurso público. Sin temor a equivocarme, estas denuncias se verán opacadas por la mezquindad de quienes decidieron esperar hasta el último momento para pronunciarse.
Pero si hablamos puntualmente de la Secretaría de Bienestar, quizá hubiese servido que alguien alzara la voz por los Servidores de la Nación que denunciaron despidos injustificados desde 2019, o los padres y madres de familia que señalaron en sin fin de ocasiones la intromisión de personal de la secretaria en la ejecución del recurso destinado al programa La Escuela es Nuestra, o los censos a discreción aplicados para el programa Emergente de Vivienda, donde los beneficiarios debieron ser exclusivamente personas damnificadas.
Los problemas siempre han existido, lo que hace falta es la desinteresada voluntad por resolverlos.
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