Misoginia en elecciones 2024

Culminó el primer debate presidencial rumbo a las elecciones del 2024; por primera vez, la mayoría de las personas participantes son mujeres y, también por primera vez, una de ellas lleva la indiscutible delantera con, si hacemos el promedio de encuestas, un 56% de intención de voto (con una diferencia de 30 puntos con respecto al segundo lugar).

No obstante, este enorme avance para las mujeres en la política, en el primer debate y después del mismo, la misoginia se hizo presente. El “bite” que pretendió ser el más icónico de la candidata que, estando en segundo lugar, jugó a “matar o morir”, consistió en referirse a la puntera como la “dama de hielo”, afirmando que “es una mujer sin corazón”.

Esto dando a entender que su contrincante no se sensibiliza con las víctimas, ignorando la atención personal que Claudia ha brindado a las mismas para garantizar acompañamiento, resarcimiento y acceso a la justicia, así como el deseo de los propios familiares de las víctimas, como padres del Colegio Rébsamen, que han pedido expresamente no usar la tragedia con fines políticos en las elecciones de 2024.

Un ejercicio contrafáctico para la comparación es una herramienta analítica que consiste en imaginar cómo habrían sido las cosas si un evento histórico o una decisión hubieran ocurrido de manera diferente. Ayuda a evaluar el impacto de diferentes acciones o situaciones, permitiendo comparar lo que sucedió con lo que podría haber sucedido.

Considerando el mote elegido, lo que cabe preguntarse aquí es: si se tratase de un candidato hombre al que la candidata del PRIAN quisiera insultar por los mismos motivos… ¿Le llamarían y harían tendencia la etiqueta “caballero de hielo”? ¿Elegirían por insulto al candidato “un hombre sin corazón?”. Difícilmente sería así.

La misoginia se expresa como un desprecio hacia las mujeres, manifestado con acciones basadas en estereotipos de género que, al usarse, afectan desproporcionadamente a las mujeres. 

1. Existe un fuerte estereotipo que asocia a las mujeres al amor, a las emociones, a los cuidados y a la ternura, de modo que señalar -- en un debate PRESIDENCIAL --  que la candidata puntera es “una mujer sin corazón, pretende hacerla ver ante la sociedad como antinatural, como una “mala mujer” incapaz de cumplir con su rol asignado.

2. Si estos mismos adjetivos se utilizarán para señalar a un hombre, existen probabilidades de que resultasen como atributos positivos. No es así en el caso de la mujer.

Discusión post debate.

El día de hoy, el periódico reforma publicó una columna de Guadalupe Loaeza, donde reflexiona sobre ¿a quién creerle? En el debate presidencial, y dedica al menos cuatro párrafos a un veredicto, al parecer, para ella irrefutable: Claudia le tiene envidia a Xóchitl por su pelo lacio.

La envidia entre las mujeres es una creencia que sugiere que las mujeres son propensas a sentir y expresar envidia hacia otras mujeres, especialmente en relación con su apariencia física. Este estereotipo se basa en la idea de una competencia constante y negativa entre mujeres, alimentada por la comparación y la rivalidad.

Dedica la última parte a otra prueba – para ella –  irrefutable: ¿¡Cómo se atreve la Doctora Claudia Sheinbaum a mencionar sus logros como Jefa de Gobierno?! Eso, afirma, es una actitud “soberbia”; Esta afirmación se basa en la expectativa de que las mujeres deben ser modestas y humildes, mientras que la auto-promoción o el orgullo de los logros se percibe como poco femenino o incluso arrogante. Esta creencia puede llevar a que las mujeres minimicen sus logros o eviten destacar sus habilidades y éxitos en situaciones sociales o profesionales, con el fin de evitar ser percibidas como egoístas o pretenciosas. Esto sin mencionar que una persona que aspira a gobernar debe, como mínimo, dar a la ciudadanía pruebas para disuadir que tiene las aptitudes y las habilidades para hacerlo. En la mesa del debate, como ella lo dijo, Claudia es la única de las 3 personas que tiene la experiencia, y decirlo no es soberbia, sino remitirse a los hechos. 

Misoginia Inter generacional.

También entre las mujeres jóvenes, se ha alimentado un clima postdebate que refuerza los estereotipos mencionados anteriormente, utilizados por la candidata del PRIAN en el debate, y por la simpatizante en su columna. 

Entre otras cosas, circularon en redes memes que aluden a la rivalidad darte mujeres y a la envidia: con expresiones como “yo viendo a la que me cae gorda”. (Haciendo referencia a las miradas de Xóchitl hacia Claudia Sheinbaum), o “Yo toda preciosa y preparada” / “tú toda envidiosa”. Así como “reseñas” del debate en donde parten de calificar la actuación de Claudia como “Soberbia”, por “ya sentirse presidenta”.

Debemos evitar que las críticas caigan en el reforzamiento de los estereotipos de género. Como invitación, es siempre importante realizar el ejercicio contrafáctico: “¿si fuera un hombre, diría lo mismo?” Y, aclaro, hay casos en donde la respuesta es sí. 

Por ejemplo:

- Decir que Xóchitl es la candidata del PRIAN. Así diríamos de un candidato hombre que abanderara la coalición conformada por el PRI, PAN y PRD.

- Decir que alguien es suplente de Xóchitl Gálvez (esto en relación con el señalamiento que Noroña ha hecho sobre la senadora Laura Ballesteros, suplente de Xóchitl Gálvez, que ha señalado de violencia política de género al vocero de Claudia Sheinbaum por afirmar que ella es suplente del senado de Xóchitl Gálvez).