Recientemente se ha llevado a cabo la exitosa recuperación de un valioso bajorrelieve olmeca, considerado como el "más buscado" por las autoridades mexicanas. Este importante hallazgo corresponde al Monumento 9 de Chalcatzingo, descubierto en el sitio arqueológico del mismo nombre, ubicado en el estado de Morelos. La Unidad de Tráfico de Antigüedades de Manhattan, en coordinación con la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y Relaciones Exteriores, han sido los encargados de hacer posible esta importante recuperación.
La escultura de piedra caliza, que data del período Preclásico Medio (alrededor del 1200-400 a.C.), pesa aproximadamente una tonelada y mide aproximadamente 2.2 metros de altura y 1.4 metros de ancho. La interpretación de la figura es objeto de debate, ya que algunos expertos la relacionan con un personaje humano, mientras que otros la interpretan como una deidad asociada a la tierra y la fertilidad. La figura se encuentra de pie sobre una plataforma y está rodeada de otros elementos simbólicos que incluyen una serpiente emplumada y un árbol de la vida, lo que sugiere un importante significado cultural y religioso para la sociedad olmeca.
Su importancia también radica en que muestra la presencia de elementos culturales y religiosos olmecas en una región que se encontraba en la periferia de su territorio, lo que sugiere una fuerte influencia de esta civilización en las áreas circundantes.
Por otra parte, recientemente el gobierno de Italia entregó a México 43 piezas arqueológicas que estaban ilegalmente en su país y, paralelamente, el gobierno alemán hizo lo propio al entregar otras 40, gracias a la coordinación entre las embajadas de ambos países. También la Secretaría de Cultura llamó a suspender la subasta del 3 de abril en el Millon Maison de Ventes Aux Enchéres, en París, Francia, donde se pretende vender 83 piezas arqueológicas de diversas culturas de México.
Y es que desde que comenzó la administración de Andrés Manuel López Obrador, se inició una impetuosa campaña llamada, “mi patrimonio no se vende” que ha tenido como resultado la recuperación y repatriación de más 11 mil piezas arqueológicas en subastas ilegales.
La repatriación de bienes culturales es fundamental ya que permite a las comunidades locales estudiar y comprender mejor su propio patrimonio cultural, lo que puede llevar a una mayor apreciación de su historia y cultura.
Sin embargo, también es importante por una cuestión de preservación, ya que las piezas arqueológicas son parte del patrimonio material de una comunidad o país y el devolverlas a su lugar de origen, ayuda a salvaguardarlo.
Con esto también se busca protegerlas del tráfico ilegal, pues se sabe que la compra-venta de bienes culturales es una industria que mueve miles de millones de dólares cada año y puede llevar a la destrucción de sitios arqueológicos y la pérdida de patrimonio cultural, por lo que la repatriación implica esa protección.
Otro de los motivos por lo que se busca devolver a su lugar de origen estas piezas, es por mera “justicia cultural”, ya que muchas piezas arqueológicas fueron tomadas durante la época colonial o de otras maneras injustas. Sin dudas, regresar la propiedad de estas piezas a sus legítimos dueños es una forma de corregir esas injusticias.
Por su parte, el presidente ha hecho la petición en más de una ocasión que se devuelva el Penacho de Moctezuma, el cual es un objeto de arte prehispánico que supuestamente perteneció al emperador azteca Moctezuma II. Actualmente, se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, en Austria.
El Penacho de Moctezuma está hecho de plumas y cuenta con una decoración elaborada con oro, turquesas y otras piedras preciosas. Es considerado una de las obras de arte prehispánico más valiosas y emblemáticas de México. La historia de cómo llegó el Penacho de Moctezuma a Viena es incierta, pero se cree que fue llevado a Europa después de la conquista de México en el siglo XVI. A pesar de los llamados para que el Penacho de Moctezuma sea devuelto a México, hasta ahora, las autoridades austriacas no han accedido a la petición.
El saqueo del patrimonio arqueológico es un problema global que no sólo se ha dado en México, sino que es una práctica que se remonta al colonialismo europeo que duró siglos. Un ejemplo notorio de esta práctica la podemos encontrar en los arqueólogos británicos, franceses y alemanes, quienes durante gran parte del siglo XIX y XX saquearon una gran cantidad de piezas arqueológicas en Egipto bajo la falsa justificación de que en los museos locales no se les daba un adecuado cuidado y corrían el riesgo de deteriorarse y desaparecer, estos arqueólogos europeos violaron los derechos de los pueblos a los que pertenecían estas piezas.
En algunos casos, estos objetos fueron comprados a comerciantes locales o a funcionarios egipcios, quienes tenían derecho a disponer de ellas en nombre del gobierno. En otros casos, se tomaron sin el consentimiento o el conocimiento de las autoridades.
Es menester recordar que el Reino Unido, al igual que otros países europeos, tenía una presencia colonial en Egipto durante esta época y, como resultado, muchas de estas piezas arqueológicas fueron enviadas a museos británicos y otros lugares de Europa como parte de la actividad científica y cultural del momento.
Desde entonces, ha habido un creciente interés por parte del gobierno egipcio y otros grupos para repatriar estas piezas. En los últimos años, algunos museos británicos han comenzado a devolver algunas piezas, mientras que otros han optado por prestarlas para su exhibición temporal.
Otros ejemplos de saqueo que podemos mencionar, es el de los moai de la Isla de Pascua, los cuales son unas enormes estatuas de piedra talladas por la civilización Rapa Nui de la Isla de Pascua. Muchas de estas estatuas fueron tomadas de la isla por expediciones europeas en el siglo XIX y ahora se encuentran en museos de todo el mundo.
Igualmente pasó algo similar con los Bronces de Benín, que pertenecen a una colección de objetos de bronce de la civilización del Reino de Benín en Nigeria los cuales fueron saqueados en 1897 por tropas británicas y muchos de ellos se encuentran actualmente en el Museo Británico y otros museos europeos.
Debemos reconocer que muchas de estas prácticas estaban basadas en la idea errónea de que las culturas europeas eran superiores a las demás y que debían ser impuestas a otras partes del mundo.
En el presente, es fundamental reflexionar sobre las prácticas etnocéntricas y colonialistas que se han perpetuado durante largo tiempo y que han tenido consecuencias devastadoras en la preservación y apreciación del patrimonio cultural de las naciones que fueron colonizadas.
Asimismo es importante que trabajemos en colaboración con las comunidades locales y los expertos en patrimonio cultural para asegurarnos de que las prácticas de preservación y valoración sean inclusivas y respetuosas de las tradiciones culturales y los conocimientos indígenas, ya que, al hacerlo, podemos construir un futuro más justo y equitativo para todas las culturas y pueblos del mundo.