Por Iván Arriaga .
https://www.sprinforma.mx/noticia/los-300-de-morena-2
6 min El domingo pasado en un mitin de unidad convocado en Toluca, Estado de México; Mario Delgado, Presidente Nacional de Morena anunció la renovación de todas las estructuras distritales del partido que representa, así como de una importante reforma a sus estatutos.
Recordemos que desde 2015 el instituto político ha permanecido estático en materia democrática, lo cual causó una inestabilidad y luchas internas tan intensas que el Presidente Andrés Manuel López Obrador pensó en salirse definitivamente de Morena, y hasta pidió que si lo hacía le cambiaran el nombre.
Afortunadamente, después de que la dirigente, Citlalli Hernández, fuera elegida como Secretaria General y Mario Delgado como Presidente, el partido ha entrado en una etapa de clara unidad y movilización que se reflejan en las trascendentales victorias electorales de 2021 y 2022.
Morena ha tenido cinco presidentes nacionales a lo largo de su historia, y desde 2018 no se veía la fortaleza política que se vislumbra ahora. Las grandes posibilidades de ganar Coahuila y el preámbulo para la presidencia: el Estado de México lo demuestran.
Tal vez para cuando se publique esta columna de opinión ya haya sido anunciada la convocatoria del III Congreso Nacional del movimiento, y aprovecho este espacio para invitar a todos los jóvenes de izquierda a que participen en la carrera electoral por las 300 consejerías, para que ayuden a profundizar esta Cuarta Transformación desde el partido.
El relevo partidista es urgente. El movimiento de izquierda más grande de América Latina no puede estar sin renovarse, ya que muchos de los consejeros actuales están en la función pública o ya ni siquiera participan en política. Sin duda alguna estamos viviendo un momento estelar en la vida pública de México, no dudemos en contribuir.
La semana pasada, nuestra Ciudad rompió el récord del día más caluroso en su Historia; es la primera vez que el calentamiento global es palpable en mi vida cotidiana.
Hernán Gómez pone en evidencia que el negocio de la administración de justicia judicial es mucho peor de lo que se piensa en la discusión pública reciente.
La sucesión presidencial de 1976 marcó el inicio del fin de un modelo que prevaleció en México por casi 50 años donde una fuerza partidaria amparada por el poder del Estado ganaba toda elección.
La politización de la justicia no solo erosiona la confianza en el sistema judicial, sino que también distorsiona el propósito fundamental de este: “proteger los derechos y las libertades".