La amenaza de los Hutíes de cortar el internet ¿Bluff, amenaza tangible u operación de desinformación?

El conflicto Israel-Palestina y el subsecuente genocidio desatado por el sionismo israelí, financiado por Estados Unidos y países europeos, encontró una resistencia internacional insospechada: grupos y milicias rebeldes en la región, apoyados por aliados internacionales como Irán. 

Uno de los grupos que más ha impactado en los intereses regionales anglo-israelíes son los Hutíes, una milicia que controla parte del territorio de Yemen, la cual, a diferencia de milicias como Hezbollah, no cuenta con armas tan potentes, sino que su fortaleza radica en su experiencia de batalla y especialmente en su posición geográfica, ya que Yemen colinda con el estrecho de Bab-al Mandeb, un estrecho marino que conecta al mar Rojo con el océano Índico y sobre el cual pasan diariamente más de 43 millones de barriles de petróleo y miles de mercancías.

Conscientes de su situación geográfica estratégica, desde el mes de noviembre pasado los Hutíes comenzaron a atacar embarcaciones afines a Israel, esto generó que las empresas de logística tuviera que cambiar sus rutas de navegación, lo que se tradujo en mayores costos y tiempos asociados al transporte. 

Ante la continuación de estos ataques y supuestamente en defensa del comercio mundial, Estados Unidos intentó formar una alianza internacional para “liberar” el comercio en el estrecho de Bab- al Mandeb. Y aunque la alianza terminó reducida únicamente a Estados Unidos, Reino Unido y otros pocos países sin gran capacidad de fuego, esto se tradujo en una campaña de bombardeos a Yemen dirigidos contra los Hutíes, misma que hasta el día de hoy continúa. 

Entre las distintas amenazas lanzadas de un bando y de otro resaltó una hecha por los Hutíes hace días, la cual generó paranoia debido a lo -supuestamente- escandaloso de la medida, así como a la ignorancia a la hora de reportar: los Hutíes publicaron en un canal de Telegram un mapa de un cable interocéanico que pasa por el estrecho de Bab-al Mandeb, por el cual transita parte del internet mundial. Ante este panorama no faltaron las voces que alertaron por la posibilidad que los Hutíes “cortaran” el internet mundial y otras ideas, lo que ha generado una serie de preguntas tales como: 

¿Por qué la región es tan importante para el internet global? ¿Que está en juego si se afecta su funcionamiento? ¿Es real la amenaza de cortar los cables? ¿Qué tantos, cuáles y que tipo de daño se podría hacer? ¿A quién le convendría? ¿Quién tiene las capacidades suficientes y el interés para hacerlo? ¿Quién perdería más con esta medida? 

Para entender la importancia de dichos cables es importante señalar que a través de éstos transita más del 90% del internet a nivel mundial. Y es que cuando uno se conecta a internet a través de cualquier tipo de dispositivo, lo que sucede en el trasfondo es el envío de información que es interpretada y transformada en impulsos eléctricos para después hacer posible su tránsito en todo del mundo; estas señales transitan a través de un tendido de cables enormes en el fondo del océano, los cuales se encuentran enterrados a diferentes profundidades y sirven para conectar a diversos países entre sí, tal como se puede ver en la siguiente imagen:

Y tal como sucede con las rutas de tránsito comercial, la geografía impone limitantes y obstáculos en el tránsito de estos cables, siendo el estrecho de Bab-al Mandeb una zona en donde varios cables se aglutinan para conectar el mar Rojo con el océano Índico:

Es necesario hacer algunas precisiones importantes sobre la importancia estratégica de este estrecho y su relación con el internet mundial, ya que tan sólo pasa por esa zona alrededor del 17% del internet; además, el alcance de estos cables es interregional, conectando principalmente a Europa y el norte de África con el sur de Asia. Por lo que un ataque de los cables dañaría las transacciones y comunicación de las regiones mencionadas; eso sí, implicando perdidas multimillonarias para varias empresas y personas. 

Asimismo, el poder localizar estos cables no es tarea fácil, ya que en la zona hay cables enterrados a profundidades que van de los 100 a los 450 metros, los cuales se encuentran recubiertos con varias capas de materiales para hacerlos resistentes a las condiciones submarinas y el tránsito de barcos, por lo que no se pueden cortar fácilmente y con cualquier tipo de dispositivo; en este sentido, es bien sabido que pocos países cuentan con la tecnología necesaria para alcanzar y destruir los cables (se dice que sólo Estados Unidos, Rusia y tal vez China tienen esta capacidad).

Lo anterior ha generado la cuestión sobre cómo los Hutíes podrían dañar un cable, a lo que algunas voces han alertado que es posible el uso de explosivos, drones y operaciones submarinas a poca profundidad, tal como ya ocurrió con un cable en Egipto que fue saboteado en el pasado. Aunque, de haber podido, llama la atención que no lo hayan hecho ya; no obstante, tal acción convertiría a la milicia en un enemigo para varios países de la región que se vieran afectados, por lo que el atacar los cables sería un error.

Por otro lado, hay quienes señalan la posibilidad que los Hutíes reciban ayuda de países como Irán, algo que se antoja aún más difícil, ya que esto justificaría que Estados Unidos o Israel tomaran una represalia directa, ya ni se diga las acciones de otros países afectados, incluidos China y Rusia, los cuales tienen una fuerte presencia económica en la región. 

También sobresale la cuestión, ¿Qué cable o cables atacarían? Puesto que para afectar al 17% del internet que transita por la región se necesitaría atacar más de un cable, ya que el diseño de las arquitecturas de comunicación haría fácilmente posible la redistribución del flujo de internet en caso de que un cable se dañe.

Sin embargo, planteemos un escenario hipotético en donde los Hutíes logran su cometido y atacan uno o más cables interoceánicos: 

El corte de los cables le conviene militarmente a los Hutíes y a todo enemigo de Estados Unidos e Israel en la región, ya que esto implicaría la posibilidad de dejar incomunicadas a las bases estadounidenses en la región, lo que se traduciría en la posibilidad de atacar más fácilmente objetivos en Israel. Aunque cualquier actor regional también vería mermadas sus capacidades de comando, control, comunicaciones y computación; por lo que aquellos grupos con armamento y tácticas análogas tendrían más oportunidades que aquellos que dependen de internet.

Económicamente esto afectaría a todo el mundo, especialmente a Europa, África y Asia, aunque las repercusiones en el mercado de petróleo se extenderían al planeta entero, incluidos Rusia, Irán y China. 

En el ámbito político esto sería un suicidio para cualquiera que persiga esta estrategia, ya que sería jugar el todo por el todo y pondría en juego sus relaciones con Rusia y China y lo volverían un objetivo para varios países del Medio Oriente, especialmente si es un tercer país que decida ayudar a los Hutíes. 

El caso de los cables interoceánicos es una muestra de porqué en un mundo interoperativo e interdependiente las acciones unilaterales no son una opción, ya que las consecuencias alcanzarían a los perpetradores y sus aliados, algo que sucede también con el sistema financiero o el mercado de petróleo, tal como Europa lo ha vivido en su proceso de desacoplamiento de Rusia. Sin embargo, dadas las tendencias actuales en donde algunos subsistemas internaciones se están partiendo, es muy probable que una vez concluido este proceso se desaten una serie de medidas que pongan en riesgo la estabilidad mundial y los intereses de un bando u otro, a lo que cabría preguntarnos ¿Qué nos espera en el mediano y largo plazo?