La semana pasada la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados presentó el dictamen de la iniciativa con proyecto de Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de reforma del Poder Judicial, presentada por el licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República en febrero de este año.
Dentro del dictamen realizado encontramos aspectos interesantes de analizar. Una de ellas es el proceso de insaculación en el que estarán sujetos muchos de los cargos del poder judicial federal. El apartado C del artículo 96 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos quedaría de la siguiente manera:
Los Comités de Evaluación integrarán un listado de las diez personas mejor evaluadas para cada cargo en los casos de Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Magistradas y Magistrados de la Sala Superior y salas regionales del Tribunal Electoral e integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, y de las seis personas mejor evaluadas para cada cargo en los casos de Magistradas y Magistrados de Circuito y Juezas y Jueces de Distrito. Posteriormente, depurarán dicho listado mediante insaculación pública para ajustarlo al número de postulaciones para cada cargo, observando la paridad de género. Ajustados los listados, los Comités los remitirán a la autoridad que represente a cada Poder de la Unión para su aprobación y envío al Senado.
Cabe mencionar que el tema de la insaculación fue parte de los diálogos nacionales para la presentación, análisis y debate de las reformas constitucionales por le reforma al poder judicial, mismos que estuvieron basados en los principios de pluralidad, inclusión, publicidad, oportunidad, máxima difusión, transparencia, escrutinio, discusión y deliberación. En ellos se habló de como la experiencia democratizadora del poder judicial, podría ser fortalecida con este aspecto, el de la insaculación pública de algunos perfiles a cada uno de los cargos mencionados.
Los procesos de insaculación en el poder público no son nuevos, en la política o en la judicatura han estado presentes desde la antigüedad, su etimología es in y sacculum, es decir, meter nombres a un saquito para elegir entre los mejores perfiles. La insaculación es una forma en que la ciudadanía ha participado tanto en procesos tanto democráticos como jurisdiccionales, como son los jurados. Este método de elección por sorteo minimiza qué los nombramientos políticos obedezcan a una sola facción o cercanía con algunos grupos y permite que perfiles previamente evaluados puedan ser seleccionados.
Decía Montesquieu que “el sufragio por sorteo es la naturaleza de la democracia. El sufragio por elección es la naturaleza de la aristocracia. Echar las suertes es una forma de elegir que no ofende a nadie, que permite a cada uno de los ciudadanos mantener una esperanza razonable de poder servir a su país”.