Hasta que el pasado nos alcance

Esta vez les quiero contar tres cosas que me sucedieron este mes y todas ellas me llevan a pensar que todo lo que hacemos tiene consecuencias, como cuando vemos una película o leemos un libro: nada está ahí por casualidad, todo tiene un por qué y, tarde o temprano, va a tener repercusiones. Dos de las experiencias que les quiero contar tienen que ver con películas, y la última con una experiencia personal.

No quiero recurrir a la nostalgia ni a una cualidad moral cuyo mandato sería algo así como: si te portas mal, te irá mal, pero me parece importante notar esa causa-efecto de las cosas, que muchas veces damos por hecho, y muchas otras, la llamamos karma. 

La primera película que marcó esta pauta fue Hellraiser o La puerta al infierno del año del director Clive Barker, del año de 1987. La cinta va de un hombre llamado Frank que busca el placer a toda costa exponiéndose a cualquier tipo de experiencia personal hasta que se encuentra con los cenobitas, unos seres que vienen del infierno y le proveen una caja china con la cual tiene la posibilidad de sentir al mismo tiempo dolor y placer. Frank lo acepta y se encuentra  en un estado monstruoso en una casa abandonada a donde llegan unos esposos que hacen que cobre vida Frank. Él revive gracias a que el marido se corta accidentalmente el brazo y tira la sangre que sirve como alimento para Frank. 

Julia Cotton es la esposa y la mujer de quien me gustaría hablarles. Ella tuvo años atrás una relación con Frank, y el amor fue pactado con sangre. Por causas del destino estos dos personajes se vuelven a encontrar, y es ahí donde viene una vorágine de terror que sufre Julia, debido a su pasado que la viene a alcanzar justo cuando ella tiene una vida completamente diferente y está casada con otra persona. 

La segunda cinta que me hizo reflexionar sobre cómo el pasado te puede perseguir se llama Natural born Killers o en español, Asesinos por naturaleza, escrita por Quentin Tarantino y salió en 1994. Este clásico del cine es otro claro ejemplo de cómo las acciones que realizas van teniendo consecuencias, como los dos protagonistas: Michey y Mallory, una pareja de adolescentes que van por la vida matando gente hasta que su destino los alcanza y terminan en la cárcel, y aunque al final no vemos una consecuencia definitiva, es de esperarse que su futuro no será afortunado.

Wayne Gale es otro de los personajes marcado por su pasado, quien, por su obsesión periodística y querer conseguir algo de adrenalina, culmina de manera funesta.

Somos consecuencia de lo que vivimos, y a veces, las creaturas reencarnan físicamente como en Hellraiser; pero también a veces aparecen en nuestra realidad cuando estamos en un proceso de sanación de nuestro pasado como me sucedió a mí, que, al tomar terapia y revolver todo mi pasado apareció un tipo con el que había salido hace más de quince años. Para ese entonces ni siquiera sabía lo que era besar, pero le dejé de hablar porque yo no quería una relación y ahora, apareció buscando respuestas. 

Tal vez solo sea una serie de asociaciones a las que buscamos una explicación de nuestra propia experiencia. Aristóteles ya consideraba este hecho y decía que todo movimiento es consecuencia de una causa, o en otras palabras podríamos decir, que todo movimiento surge porque hay algo que ya existió y va a tener repercusiones.