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  • 01 Feb 2024
  • 09:02
  • SPR Informa 6 min

Hablar en favor del agua: una responsabilidad colectiva

Hablar en favor del agua: una responsabilidad colectiva

Por Daniela Dávila

Nos estamos quedando sin agua. No hay otra manera de decirlo y el hecho de que no sea la primera vez que escuchamos esta afirmación hace que la situación sea cada vez más grave.

Como sabemos, en nuestra Ciudad la temporada de lluvias comienza a mediados de mayo y se extiende hasta los últimos meses del año; esto implica que los meses de enero a abril experimenten una temporada cálida sin precipitaciones. El problema actual es que el cambio climático ha generado sequías que se prolongan incluso en época de lluvia, lo que provoca que los sistemas que nos abastecen (las presas del Sistema Cutzamala, los pozos del Acueducto Chiconautla y la Cuenca de Lerma) se encuentren en niveles de agua cada vez más bajos.

El escenario que nos presenta el 2024 no es muy alentador: no solo no contamos con la cantidad de agua suficiente, sino que debido al agravamiento de la sequía, los meses siguientes amenazan con ser de los más calurosos registrados hasta ahora. A lo anterior, se suman diversos factores que han contribuido a la escasez de agua en una Ciudad que hace muchos años estaba conformada por grandes lagos. El más importante es el sistema de drenaje, diseñado principalmente para evacuar el agua de lluvia. Esto implica que la escasa lluvia que cae no se recoge para su aprovechamiento, sino que se descarga directamente al desagüe, resultando en un considerable desperdicio.

Si bien, existen medidas gubernamentales que se han impuesto para recuperar nuestros cuerpos de agua y recaudarla, como el programa de Cosecha de Lluvia y el cuidado de nuestros bosques y áreas verdes para fortalecer los mantos acuíferos, es innegable que como habitantes de esta Ciudad, compartimos la responsabilidad en este problema. Puede que suene individualista y habrá quienes lo refuten diciendo que la industria ha provocado afectaciones mucho mayores, pero la realidad es que un factor no deja de ser cierto por la existencia del otro.

Existe un dato que lo demuestra: Según la ONU la Ciudad de México tiene un consumo promedio de 366 litros de agua diarios por persona[1], situándonos a nivel nacional como el quinto mayor consumidor, compartiendo este puesto con España. Nos ubicamos solo detrás de Estados Unidos, Australia, Italia y Japón en términos de consumo per cápita.

Si aún existieran dudas de la importancia que tiene nuestro consumo en la erradicación del problema, podemos revisar el caso de Ciudad del Cabo en Sudáfrica[2], la cual estuvo muy cerca de llegar al llamado “Día Cero” en 2015. El gobierno tomó diversas medidas, incluyendo la estimación del consumo de agua por habitante y el monitoreo de los niveles de los embalses. Para evitar cortes de agua, las autoridades implementaron restricciones en el consumo, limitando a las personas a un máximo de 50 litros de agua al día, medida que aseguraba una subsistencia racional de la población y la preservación de los embalses hasta la temporada de lluvias. Además, la campaña de concienciación sobre el cuidado del agua se extendió a los turistas mediante lemas como "Cuida el agua como si vivieras aquí".

Es verdad que el análisis debe hacerse a mayor profundidad, sobre todo porque el consumo de agua no es igual en toda la Ciudad. En zonas residenciales, se consumen diariamente 201 litros más, es decir, 567 litros en promedio, lo que evidencia las brechas de las desigualdades en materia de acceso al agua.

Aún no hablamos del temido “Día Cero”, pero no debemos olvidar que bajo nuestras circunstancias, puede llegar más pronto de lo que pensamos. Las acciones tomadas para resolver el problema no pueden ser dejadas únicamente a las autoridades, pues todos los esfuerzos cuentan. Nuestras decisiones de consumo son importantes y la disminución del mismo debería ser el primer reto que asumamos en colectivo, sobre todo por la sequía que vivimos y que requiere un ahorro significativo de agua. 

Es tiempo de hablar en favor del agua y de ser solidarios con quienes tienen menor acceso a ella, recordando siempre que es un recurso finito y que nuestra subsistencia depende de su preservación.


 

[1] https://onuhabitat.org.mx/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua 

[2] https://www.brookings.edu/articles/cape-town-lessons-from-managing-water-scarcity/