¡Feliz día a las y los maestros! Para una educación transformadora, salarios dignos

El día de ayer, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, anunció un aumento salarial del 8.2 % a las y los maestros del país, al tiempo que se conmemoraba su día. Esto fue anunciado durante la Mañanera, en el que habló sobre los diversos fallos históricos que vulneraron la dignidad del magisterio durante los tiempos de la época neoliberal, en la cual se buscó privatizar la educación, comenzando por la UNAM. 

La memoria histórica sobre el magisterio nos permite vislumbrar la crisis política y pedagógica en la cual la educación se convirtió en uno de los motines de la clase dominante para formar una idea de nación en la cual todas y todos los estudiantes estuvieran inmersos en una lógica de consumo, de competencias y de homologación de intereses laborales.

Para ello no hay que ir muy atrás, tan solo recordemos la propuesta curricular de la Reforma Integral a la Educación Básica (RIEB), durante el sexenio de Vicente Fox, que proponía eliminar contenidos elementales de la materia de Historia, así como la Filosofía dentro de los planes y programas de estudio, ¿para qué? Para potenciar aprendizajes memorísticos, instrumentalistas y mecanizados a través de un modelo educativo conductista y de competencias, centrado en el individualismo. Todo esto con el apoyo de la lideresa del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, quien ejercía su cacicazgo mediante la compra de votos de sus agremiados, perpetuando su poder a nombre de la educación, sin haber luchado por mejorar las condiciones de las y los maestros, sino a costa de estos.

Otros de los momentos históricos que no deben quedarse en el olvido, es la intención de mercantilizar no solo a la educación sino a los centros escolares, a través de conceptos como calidad educativa y competencias que buscan que la escuela se haga cargo de la capacitación de mano de obra barata, la cual deberían hacerse cargo las empresas. Pero acuerdos políticos y empresariales, fueron cediendo terreno a la idea de que la educación es la vía para “mejorar” las condiciones económicas del país.

Pero la más reciente, de la cual quedan todavía estragos por deslegitimar el trabajo docente fue el recorte a la educación por $4.5 millones de pesos en el sexenio de Enrique Peña Nieto, seguido de una reforma educativa que buscó desproveer a los maestros de los derechos laborales que habían ganado luchando, o la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la cual también respondía a los intereses de la élite, en la que la rabia y la rebeldía no tienen cabida.

Sin embargo, la noticia de que ningún maestro o maestra gane menos de $16,000.00 es aún una parte de todo lo que les debemos, pues es a través de ellos que el día de hoy yo puedo escribir esta columna y tú puedes decidir leerla, reflexionarla o dar vuelta a la página.

Seguimos en el camino correcto por que México sea un país que redignifique el papel docente. Aprovechemos por reconocer todas las enseñanzas que desde la escuela básica nos han dejado nuestras maestras y maestros, pero también exijamos mejores condiciones para los maestros y maestras rurales e indígenas, con quienes el Estado, continúa teniendo una deuda histórica por el reconocimiento de su autonomía y sus derechos lingüísticos.