El mirrey de la provincia de Galvéz

Dicen los refranes, “Hijo de tigre, pintito”.

Tambaleante, agresivo y solo, llegó el mirrey de la provincia de Galvéz a un negocio ubicado en la avenida Masaryk en la colonia Polanco de la Ciudad de México (CDMX). Lejos de las tierras donde su nombre es sinónimo de privilegios (porque hasta en apellidos hay sufijos), el joven discutía con un grupo de trabajadores en las afueras de una discoteca por no permitirle la entrada al establecimiento.

Sin embargo, el férreo defensor de la Constitución e hijo pródigo del apellido Gálvez, no iba a permitir tal agravio a su persona. De tal modo, que con su melena peinada a la izquierda y los pantalones ajustados, exclamó: “Pinche gordo de mierda” (sic) refiriéndose a uno de los trabajadores que le impedían su derecho al desfiguro en una propiedad privada.

Ante la embestida feroz de los intentos por no dejarlo caer al suelo y las repetidas recomendaciones del personal para que se retirara a descansar, nuestro gallardo personaje se decidió renunciar al poco equilibrio que le restaba y, con mucha fe y elocuencia, propinó un par de desafortunados golpes y patadas al personal del lugar.

A ver si así entienden. En estas tierras de bonanza, nadie debe darse el privilegio de privar al auto-proclamado “hijo de la próxima presidenta de México”, quien sólo desahogaba sus múltiples frustraciones frente a comensales y personal de seguridad que, confundidos y admirados por la falta de decoro en alguien con su alcurnia, se dedicaron a documentar el zafarrancho.

De tal modo que aquel noble caballero, quizás siendo muy joven (para tan pesada responsabilidad), sólo se ensañó con los testarudos obreros, “sin realmente dañar a nadie”, dicen algunos defensores de la corte en la provincia de Gálvez. Finalmente, ya iracundo ante tal injusticia, agregó: “me vale madres si le pego a las niñas” (sic).

La historia detrás del “primer Xóchitlover”.

Aunque su nombre saltó a la fama por una demostración lingüística envidiable, lo cierto es que, Juan Pablo Sánchez Gálvez, es realmente conocido por su larga trayectoria de hazañas. Y aunque la epístola de logros es casi tan larga como la trayectoria de Javier Lozano en la Coparmex, aquí, en este pequeño cuento de juglar, logramos resaltar algunas de las más relevantes.

Nuestro personaje se aventuró en la complicada tarea de estudiar Administración de Empresas en la Universidad Iberoamericana, su objetivo era el de lograr competir por un cargo en la empresa de su mamá. Así fue que terminando la escuela, y muy seguramente después de una tremenda entrevista de trabajo, logró ocupar el puesto como Director de ventas y marketing, en la firma de su mamá.

No conforme con tan osadas y peligrosas aventuras, Juan Pablo Sánchez Gálvez, también se embarcó en una travesía casi helénica por el mundo de la política. Su interés, asegura en los videos que sube al Youtube, es el de conseguir mejores condiciones laborales y de seguridad para sus contemporáneos. Y lo logró. A pesar de las tantas adversidades, finalmente obtuvo un espacio en la política donde actualmente ocupa el cargo como Coordinador Nacional de Jóvenes de Frente, la fracción juvenil en la campaña política de su mamá.

El empresario y político, gracias a la cultura del esfuerzo y a la inspiración con olor a gelatina, se ha logrado posicionar como una de las figuras más relevantes de la oposición política.

Y un claro ejemplo de lo anterior, ocurrió hace menos de 15 días, cuando Sánchez Gálvez se presentaba ante la audiencia de Sonora en redes sociales como el hijo de Xóchitl Gálvez y le dedica toda su presentación a su mamá, asegurando que Xóchitl es una mujer muy apasionada y con mucho carácter: “Mi rol es transmitir los mensajes y las propuestas de mi mamá” (sic).

La respuesta del mirrey de la provincia de Gálvez

Qué dirá ahora, de su propio hijo, la mujer que ya negó relación y responsabilidad con su hermana, Jaqueline Malinali Gálvez Ruiz, quien se encuentra presa y sin sentencia por presuntamente pertenecer a una banda de secuestradores, en el penal de Santa Martha Acatitla. Seguramente no mucho.

En respuesta a la última aventura de nuestro rimbombante caballero, él mismo grabó un video donde pide, asegura que por segunda ocasión, disculpas a quienes llamó “putos y gordos” (sic) en aquella discoteca de Polanco.

Y tras el acto que él mismo denominó como un estado de “mala condición” finalmente determinó que, debido a que fue expuesto en redes sociales un caso que habría ocurrido un año antes de su difusión, decidió deslindarse de su cargo como líder de las redes de jóvenes para la campaña de su mamá. No sin antes asegurar que se encuentra arrepentido por sus actos sin justificación (y que le costaron la imagen pública) para intentar ser una mejor persona.