El año de 1822 terminó con el levantamiento del Plan de Casamata, que buscó derrocar el Imperio mexicano de Iturbide en favor de una república. En ese contexto de crisis social y política, después de derrocado el emperador a favor de una República Federal, los representantes del golpe y el congreso constituyente se tardaron mucho en decidir el destino del país.
En medio de esa turbulencia se estableció un poder ejecutivo provisional en triunvirato y las provincias se apuraron a proponer el sistema federal. Sin embargo, la constitución no estaba lista. El proyecto de Constitución que estaba era más cercano a un Frame of Government o Marco de gobierno, similar al de los Estados Unidos y se estaba consolidando a propuesta de los diputados constituyentes: Ramos Arizpe de Coahuila ( que tenía experiencia en las cortes de Cádiz) y Stephen Austin de Texas, que había estado en contacto con las constituciones estatales norteamericanas.
En este proyecto de Constitución estaba más cercano a la Constitución de Estados Unidos en donde precisamente incluía el marco general de gobierno, sin establecer un catálogo de derechos, que en el caso norteamericano dicho catálogo de derechos se encontraba en las constituciones estatales. Es decir, las constituciones estatales precedían a la constitución federal.
En este caso no era así, pues la declaración de independencia, abolía justo, la Constitution Española, la Constitución de Cádiz, y México estaba sin constitución. Ante la indecisión de Congreso General en Octubre de 1823 la provincia de Nueva Galicia se adelantó a erigirse como Estado, promulgando su constitución estatal, desconociendo las autoridades federales. Así nació el Estado de Jalisco.
La capital de la provincia: Guadalajara, por acuerdo de su diputación provincial, había optado por convertirse en estado libre y soberano. El lema de los federalistas jaliscienses era ‘‘libertad, independencia y soberanía’’. La defensa de estos principios condujo al choque con los intereses centralistas de los grupos económicamente poderosos y de las autoridades de la ciudad de México, que se quedaron sorprendidos de que este nuevo estado se adelantara a las resoluciones del Congreso general. Lucas Alamán los calificó como procedimientos precipitados al pronunciamiento federalista de Guadalajara.
Lo que mostraba esta independencia y esta declaración de “soberanía” era la importancia de los Estados como garantes de seguridad jurídica sobre su territorio sobre el gobierno federal, demostrando una fuerte inclinación al federalismo.
Este movimiento político obligó al Congreso General a apresurarse a aprobar el proyecto de constitución federal, llamado acta constitutiva a inicio del año siguiente 1824. Que como mencioné anteriormente, solo desarrollaba la parte del marco de gobierno sin entrar a las garantías individuales. Que serían delegadas a las constituciones estatales.
Los 200 años de Jalisco como Estado independiente y soberano demuestra la importancia del federalismo mexicano desde su inicio y la voluntad de los Estados de establecer derechos y garantías estatales. Espora eso que hoy en día el constitucionalismo estatal es fundamental para garantizar derechos de los ciudadanos mexicanos.
Agradecimiento a Marianne Ávalos