El expresidente Ernesto Zedillo participó el pasado 10 de enero en Seminario de Perspectivas Económicas 2025, organizado por la Asociación de Exalumnos del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), donde aseguró que “México no necesita un caudillo oculto en la oficina anexa a Presidencia”, en referencia a una mentira repetida por la oposición mexicana que asegura falsamente que Andrés Manuel López Obrador tripula a la presidenta Claudia Sheinbaum, idea que además de machista, tiene origen en uno de las quimeras más buscadas por los políticos priistas, ‘el maximato’.
El origen de la expresión ‘maximato’ se remonta al período de 1928 a 1934, cuando Plutarco Elías Calles, conocido como el "Jefe Máximo de la Revolución", ejerció una influencia sobre las administraciones de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, y termina en el primer año del gobierno de Lázaro Cárdenas de Río, cuando Calles es expulsado del país en 1936.
Durante los 70 años de priismo en México muchos de sus presidentes buscaron emular la influencia del ‘maximato’ sobre sus sucesores, su primera herramienta fue el ‘dedazo’, un poder metaconstitucional de los presidentes priístas para elegir a su sucesor. Por cierto, Ernesto Zedillo es es la encarnación del fracaso del intento de Carlos Salinas por ejercer sobre Luis Donaldo Colosio su ‘maximato’.
En la profunda incapacidad de la oposición mexicana para entender lo que ocurre en México, quieren nombrar y entender a la Cuarta Transformación con los términos y las reglas inventadas por aquellos que institucionalizaron la revolución, el mismo término ‘Caudillo’ tiene una carga negativa porque recuerda a esos sobrevivientes de la revolución mexicana, fundadores del PNR, cuya única convicción era acumular poder político y riqueza, retratados fielmente en ‘La muerte de Artemio Cruz’ de Carlos Fuentes.
Por eso la mentira del “Caudillo Oculto” no tiene sustento, primero porque la victoria política de López Obrador fue visible, a la luz de millones de mexicanos, el genio político de López Obrador de inventar una “elección primaria” en Morena, que obligó a la oposición a imitarlo y a exponerse como seres profundamente antidemocráticos que terminaron recurriendo al ‘dedazo’ desde Miami para seleccionar a su candidata, esa fue una victoria clara, no en lo oscurito.
La victoria de Claudia Sheinbaum en las urnas fue clara, fue pública, no se pactó en Polanco o Madrid. Las decisiones de la Presidenta son públicas, no en los oscurito, y congruentes con lo que ha dicho y con lo que debe ser el Humanismo Mexicano y la Cuarta Transformación.
La Anatomía de la mentira del Caudillo Oculto en realidad es la autopsia de la oposición mexicana, que se niega a reconocer en su derrota una nueva realidad, que se niega a aceptar la muerte del ‘dedazo’, del ‘maximato’ y de los ‘caudillos’, que se niega a entender que México tiene por primera vez a una Presidenta.