“No me fui en los tiempos difíciles y no llegué a la hora de las victorias fáciles”, Carlos Castillo Peraza.
Hace dos años, mi vida dio un giro de 180º grados. Renunciaba a uno de los proyectos que más tiempo y recursos (en su momento) le invertí: el Partido Acción Nacional. No sabía lo que me esperaría pero sí tenía una cosa muy clara: no era yo una moneda de cambio ni mano de obra barata para un partido político; al cual, realmente nunca le importé.
Después de 2 años, muchos citatorios a las fiscalías de la CDMX, unos cuántos intentos de suicidio, muchos rumores de mi persona y otras cuantas tragedias; me animo a declarar públicamente algunos de los muchos motivos por los cuales renuncié a mi militancia. Harta de las habladurías y de que me llamen “chapulín” a mis espaldas – cobardemente – espero que esta columna marque un antecedente para la militancia joven de Acción Nacional.
Espero que mis colegas y algunos compañeros de campaña del 2021, analicen en qué partido realmente están, qué perfiles están apoyando y qué pasa cuando alguien pasa situaciones difíciles. En mi caso, la respuesta de los tres distintos equipos en los que estaba fue la indiferencia, el acoso institucional y la revictimización.
A pesar de los múltiples delitos, las múltiples manifestaciones de represalias institucionales ejercidas en contra de mi persona y otras cuantas cosas (que no me animo aún de publicar por seguridad de mi familia y por seguir el debido proceso establecido en las leyes vigentes), le agradezco a esta casa política por la formación que me brindó por dos años y por demostrarme que no estaba en el lugar ideal para explotar mi potencial como líder y como persona. Parafraseando una frase del actual Coordinador Territorial de la campaña de la Dra. Claudia, “llegué hasta donde mi dignidad me lo permitió”. Afortunadamente, después de muchas noches de insomnio, muchas cajas de duloxetina y unas cuantas terapias, me siento en paz. Sé que tomé la decisión correcta al “quemar las naves” e integrarme al proyecto de la Cuarta Transformación ya que conocí amistades que sé que durarán toda una vida.
El último semestre del 2021, fue un semestre muy dinámico. Me pasó de todo. A finales de septiembre, fui víctima de extorsión agravada y de múltiples amenazas en contra de mi persona. Supuestamente, dichas amenazas eran ordenadas por un diputado local con el que, en su momento colaboré ya que “le había causado muchos problemas”. Cabe mencionar que renuncié a dicha colaboración ya que dicha persona, a la fecha, cuenta con múltiples denuncias por violencia familiar, violencia en razón de género, entre otras.
La congruencia siempre ha sido piedra angular de mi actuar por lo que, sin dudarlo, renuncié a su equipo en plena veda electoral. Total, casi un mes, este grupo de personas estuvieron amenazándome con violarme, con secuestrarme o hacerle daño a mi familia y amigos si yo no daba la cantidad de dinero que ellos necesitaban para “los viáticos”. Incluso, en múltiples ocasiones, me pidieron fotografías desnuda y realizar videollamadas desnudándome para ellos a altas horas de la madrugada. Evidentemente, yo me negaba rotundamente y estas personas comenzaban a revelar información personal como los nombres de mis padres y otros datos que sólo gente cercana pudiera saber de mi familia, de mi entorno laboral y de mi vida personal. Cerca de 20 mil pesos fueron depositados para que “cumplieran” con no lastimar a mi familia ni a mi persona.
Las llamadas bajaron después del 8 de octubre del 2021 al publicar mi renuncia al partido pero realmente, terminaron a finales de noviembre. Hay frases que nunca se olvidan y una de ellas es definitivamente “nunca dejaremos de estar al pendiente de ti”.
Ahora bien, ¿qué hicieron los tres equipos con los que trabajaba y sabían de la situación? Nada. El equipo de jóvenes fue el más cínico al comprometerse a mostrar su apoyo para que yo pudiera iniciar la denuncia correspondiente ante la Fiscalía de Investigación del Delito de Secuestro pero nunca me acompañaron. El martes 28 de septiembre del 2021, acudí acompañada por los asesores jurídicos del Consejo Ciudadano a presentar la denuncia junto con los tickets de los depósitos que había realizado durante tres días consecutivos. Mantenía la esperanza de que me ayudaría ese “equipo de jóvenes diferentes a los que la política tradicional mantiene” pero terminé completamente decepcionada. El equipo de la candidata al CEN que apoyé con más de 100 firmas del Estado de Aguascalientes y de otras entidades de la república, se mantuvo indiferente a la situación: la neutralidad cobra vidas sin duda alguna. Poco a poco, mi desilusión y mi inseguridad aumentaban ya que no contaba con un respaldo real. Sentía la necesidad de huir de un espacio tan indiferente a mi situación.
A mediados de agosto, el hostigamiento sexual por parte de uno de mis “líderes” (que, por cierto, prácticamente me doblaban la edad), se hizo evidente y, hasta cierto punto, logré controlar la situación. Pero esa estabilidad pronto se perdería ya que era muy insistente en que mantuviéramos más que “una amistad o una relación política-laboral”. Preguntas tan “inocentes” como “¿Cómo te gustan los hombres?”, “soñé contigo”, “qué bonitos labios” o comentarios que “buscaban reconocer mi belleza cual flor” (como “qué bonitas piernas” o “qué piernas tan blancas”). Simultáneamente, me nombraba como “la líder juvenil de su equipo” y me pedía que le acompañase a las reuniones que mantenía con la dirigencia del partido en la alcaldía en la que vivo. También, me prometía su apoyo para que yo pudiera contender en el 2024 por una diputación local o alguna concejalía pero yo debía antes mostrarle “lealtad” y “corresponderle”.
A la par de las amenazas de muerte contra mi persona, esta persona me mandaba mensajes de corta duración por Telegram para expresarme mensajes de índole sexual. Reiteradamente, le decía que yo no quería tener nada íntimo con él y que sólo me reservaba a colaborar para cuestiones políticas. Al marcar pauta, el me invitaba a reflexionar mi decisión si es que realmente quería yo lanzarme para algún cargo.
Al sentirme tan cargada con tantas cosas, la renuncia al partido fue la única salida. El 8 de octubre del 2021, entregué mi renuncia al CEN. Para algunos, fue una decisión inexplicable y otros, sabiendo que no me apoyaron, se reservaron sus comentarios. El sujeto que me estuvo acosando por 3 meses, me siguió buscando por otras redes por meses hasta que lo bloqué de 6 redes sociales distintas y levanté la respectiva denuncia. En este proceso, diputadas locales de Morena, simpatizantes y militantes del partido guinda me han mostrado su apoyo incondicional. Encontré una segunda oportunidad para desenvolverme en política en donde menos lo esperaba.
¿Existen protocolos para resolver crisis como la mía dentro del PAN? Realmente no.
Consideren por ejemplo que, apenas el pasado verano del 2022, el PAN de CDMX hizo público su protocolo de actuación en casos de violencia en razón de género. Por ende, queda claro que mi situación no hubiera tenido “algún marco legal interno” para que se pudiera resolver. Preguntaran algunos si yo busqué a las autoridades competentes en la materia y la respuesta es sí. Incluso, el pasado diciembre busqué a la Secretaría de Promoción de la Mujer del PAN CDMX vía Whats App y sigo esperando una respuesta real ya que sólo se reservaron a mandarme invitaciones para conferencias para una alimentación saludable. Lo anterior, fue el pasado 24 de enero de este año. Incluso, en su momento establecí una conversación vía correo electrónico con el actual Presidente del CEN del partido pero sólo recibí un consejo no solicitado. Decía que “debía reconsiderar mi decisión ya que vivía en una alcaldía donde hay un gobierno panista”: leyendo entre líneas, fue una amenaza cordial para que no me desafiliara. Afortunadamente, el Consejo General del INE hizo lo conducente y mis datos personales fueron cancelados.
Puedo explayarme aún más pero ya se dará el momento idóneo para hacerlo.
¿Me preocupa que mi situación sea usada como botín político? Realmente no. Sólo busco que nadie más pase por una situación como la mía. Por eso, un día que marcó mi vida fue el 8 de octubre del 2021.