El fatídico viernes pasado sucedió el vergonzoso ataque de la policía a la embajada mexicana en Ecuador para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, que recientemente obtuvo el asilo político en dicha embajada. Este lamentable precedente marcara severas consecuencias históricas incluso para nuestra política interna. Y sin que haya pasado siquiera una sola semana la oposición panista ya encontró la forma de exhibirse y de humillarse.
La controversia sucedió incluso antes del asalto a la embajada mexicana. Los recientes capítulos de la confrontación entre los gobiernos de México y de Ecuador si bien habían sido estériles por su intrascendencia, ya mostraban posturas contrarias sobre sus posturas contrarias por la responsabilidad o inocencia del ex vicepresidente Glas. El gobierno del presidente Daniel Noboa ha usado sus diferencias por los comentarios del presidente AMLO sobre las elecciones ecuatorianas como pretexto para escalar el conflicto al expulsar a la embajadora mexicana en el Ecuador. Y el conflicto siguió escalando.
Fue inmediata la indignación por el ingreso de fuerzas policiales a la embajada mexicana para detener a Glas. Los diversos videos han mostrado lo humillante y cobarde que fue la ilegal intervención en la embajada. La condena de diversos mandatarios y sus gobiernos empezaron a sumarse conforme avanzaban los días. Incluso la OEA condenó los agravios del gobierno de Noboa.
Las condenas de la población mexicana fueron enérgicas. Buena parte de los liderazgos locales desaprobaron lo sucedido, comunicadores, académicos y en general los ciudadanos. Pero una parte de la oposición partidista y socios afines, sobretodo de derecha, encontraron una situación más para exhibirse y aprovechar para atacar al gobierno actual aunque en ello tengan que perder aún más dignidad.
Desde comunicadores, “analistas”, abogados (no es ninguna sorpresa) y en general simpatizantes de la derecha, encontraron una causa más para unirse en su aversión al gobierno en turno. Sin importar el ineludible contexto, la innegable ilegalidad cometida y la abierta violación a tratados internacionales, algunos se lanzaron a desestimar la trascendencia del suceso, bastantes se arrojaron a señalar la responsabilidad del presidente AMLO, otros más justificaron el asalto por la supuesta culpabilidad de Glas y otros incluso defendieron al gobierno ecuatoriano. Su apatía al gobierno de AMLO nubla su juicio hasta en este atroz hecho.
Al igual quien también aprovechó para mostrar su cretinismo fue la senadora Lilly Téllez por su vergonzosa la disculpa al gobierno de Ecuador. No hace falta profundizar en ese cobarde y humillante acto.
Los ciudadanos no vamos a respaldar el apoyo interno a los ataques de Ecuador.