Hace 18 años Enrique Krauze escribió ‘El mesías tropical’, un texto que engañó a la oposición que lo utilizó como mapa para comprender a Andrés Manuel López Obrador, como guía para delinear su comportamiento e ideas con las que enfrentarían al actual presidente de México. ‘El mesías tropical’ hoy nos permite entender la ceguera de la oposición ante la derrota electoral y su incapacidad para reconocer la realidad de nuestro país, con tres ideas erróneas que plantea sobre AMLO y que la oposición ha considerado verdades inobjetables.
Aunque en el primer párrafo del ‘mesías tropical’, Krauze reconoce la inteligencia política de López Obrador que lo podría llevar a la presidencia, va diluyendo esta inteligencia y la transforma en “mesianismo” haciendo comparaciones con personajes históricos mexicanos y hasta con Jesús.
El historiador asegura que el talante “popular y populista” de Obrador lo reflejan el “abanico de provisiones gratuitas” que ofrece a “a los adultos mayores, a las madres solteras y a las familias con personas discapacitadas”; desde entonces Krauze establece uno de los principales argumentos que esgrimiría la oposición durante toda la administración de López Obrador, los programas sociales los sustenta más el deseo “político e ideológico que práctico y técnico”.
Krauze plantea la falta de inteligencia de López Obrador al señalar que es “un hombre sin mundo” y no se explica cómo es posible que el entonces Jefe de Gobierno no tenga pasaporte.
Tampoco reconoce rasgos de inteligencia o aprendizaje, a pesar de que hace un repaso por la formación política y el crecimiento de Andrés Manuel como líder social en Tabasco, para el historiador este crecimiento es producto de su naturaleza como habitante del trópico, para Krauze, López Obrador sólo posee una “pasión tropical” y una “ruda franqueza”.
El tiempo desbarató las mentiras de Kruze, quien en su daltonismo confundió el “populismo” con la congruencia política de López Obrador que desde sus primeros cargos públicos se dedicó a defender a los que menos tienen. No entendió que los programas sociales no “buscaban granjear simpatías” y sí atacar “de fondo los problemas”, combinados con políticas públicas como el aumento al salario mínimo, la eliminación de políticas laborales abusivas como el outsourcing, la inserción de jóvenes estudiantes en la vida laboral con programas como Jóvenes Construyendo el Futuro o las becas Benito Juárez para evitar que los estudiantes abandonaran la escuela.
El proyecto ‘lopezobradorista’ logró disminuir la pobreza laboral, que en el primer trimestre del 2024 alcanzó niveles récord de 35.8%; en agosto de 2023 Coneval confirmó, uno de los mayores logros del sexenio, 8.9 millones de personas salieron de la pobreza.
Por otro lado, hasta junio de 2024, López Obrador realizó 12 visitas oficiales al exterior, 5 de ellas a Estados Unidos y el resto a centro y Latinoamérica, los resultados de estas visitas son muestra de su inteligencia:
En julio de 2020, contraria a la posición sumisa de gobiernos neoliberales, López Obrador reafirmó la posición soberana de México desde los jardines de la Casa Blanca, a un lado de AMLO, Donald Trump, quien llegó a la presidencia de Estados Unidos con un discurso de odio contra los mexicanos, terminó reculando y aseguró que los connacionales en aquel país son “una comunidad de gente buena y trabajadora que vino a ganarse la vida de manera honrada”.
Esta no fue la única vez que hizo retroceder a Donald Trump, en reiteradas ocasiones Obrador ha relatado que durante una conversación telefónica en la que Trump amenazaba con levantar un muro fronterizo, envió a su homólogo estadounidense videos de túneles que iban desde Tijuana hasta San Diego, lo que disuadió al empresario.
Además, logró que China y Estados Unidos dialogaran y abordaran su responsabilidad en el tráfico de fentanilo. En la Cumbre Palenque de 2023 logró reunir a 11 naciones para buscar dar alivio de manera conjunta a la migración enfrentando sus causas.
2. López Obrador el polarizador e incendiario
En el ‘mesías tropical’ Krauze asegura que “con López Obrador, la teoría de la conspiración se volvió política de Estado”, que AMLO practica una “retórica de polarización social”, con un vocabulario plagado de términos como “los de arriba”, los “camajanes”, los “machucones”, los “finolis”, los “exquisitos”, los “picudos”.
Para Krauze a López Obrador lo caracteriza un “temple rudo, combativo y apasionado”, sólo es un “orador incendiario”, pero no un gran comunicador.
Reducir a López Obrador a un personaje “polarizador” es otro de los graves errores de Krauze y que la oposición no ha dejado de repetir en los últimos 18 años, ante el cerco mediático que se levantó en su contra, Obrador encontró resquicios que le permitieran burlarlo, por ejemplo, las conferencias matutinas desde que era Jefe de Gobierno y años después las redes sociales.
A estas últimas las ha calificado como “benditas”, nadie cómo él comprendió el alcance de YouTube, Facebook y X, mientras otros políticos se acercaron a las agencias de comunicación en busca de asesoría “técnica”, que se redujo a la compra de bots, noticias falsas y a la creación de cajas de resonancia en las redes, AMLO encontró la libertad y la potencia que había buscado para sus mensajes, basta recordar el video que publicó durante la campaña presidencial de 2018, desde el puerto de Veracruz el entonces candidato esperaba la próxima llegada del submarino ruso que le llevaría oro, el video era un meme, era una sátira, era un desmentido de las fake news en su contra y era un spot de campaña.
Durante su sexenio las conferencias matutinas y las redes sociales se combinaron y nos permitieron ver al mejor comunicador, desde la mañanera no solamente dominó la conversación política, como si jugara con un cachorro, cuando quería Obrador lanzaba la pelota a la oposición, recibía de regreso la pelota y cuando quería la escondía. Las primeras planas y las columnas de los principales diarios del país dejaron de ser relevantes, porque a las 7 de la mañana el presidente respondía preguntas, atajaba las crisis inventadas por los medios y lanzaba la pelota con la que la oposición se entretendría las siguientes 24 horas hasta la siguiente conferencia matutina.
Sin embargo, la vista corta de Krauze no le permite ni imaginar el poder que subyace en la comunicación de AMLO, el historiador no logra ver que lo que califica como “retórica polarizadora”, en realidad es la habilidad de López Obrador para sintetizar procesos sociales como la desigualdad o la corrupción, el mejor ejemplo es el “aspiracionista”, un calificativo con el que López Obrador resume la ausencia de conciencia de clase, que de otra forma sería casi imposible de explicar; pero AMLO no sólo sintetiza, además, los comunica y hace que amplios sectores de la población los entiendan, es comunicador e instructor político.
De lunes a viernes durante los últimos seis años, López Obrador ha utilizado la Conferencia Matutina como un aula de clases, por primera vez en décadas, millones de mexicanos han entendido el por qué de su situación y han encontrado en el “humanismo” un camino que recorrer juntos, “por el bien de todos”, y no un camino individual por “el bien de unos cuantos”. Aunque los resultados electorales son sorprendentes y acaparan la atención de analistas, periodistas y opositores, es aquí, en la semilla del entendimiento que ha sembrado López Obrador, donde yace el efecto transformador, en “la revolución de las conciencias”.
3. López Obrador el “Ungido”
Después de pintar a López Obrador como un pueblerino de Tabasco dominado por sus emociones tropicales, Krauze comete otro error, desconocer al político. Para el historiador AMLO es el “Ungido” del pueblo, no es “Jesús, pero sí algo parecido”, un “hombre maná”, “el rayo de esperanza” de los pobres, pero no un político, sólo es “el mesías tropical”.
El 5 de junio de 2021, concluían las elecciones federales, el partido Morena se enfrentaba a un a disyuntiva, el camino de la unidad ejemplificado por el triunfo histórico de Delfina Gómez en el Estado de México que terminó con el poder del Grupo Atlacomulco, o el de la división que representaba Coahuila. La impaciencia de algunos de los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena, indicaba que el partido elegiría el segundo camino, el de la división.
Sin embargo, López Obrador, el político, leyó el tablero, reunió a todos los aspirantes y personajes destacados de Morena en una cena, en la que se acordó llevar un proceso democrático, en el que no fuera el ‘dedazo’ del presidente, tradición inventada por el PRI, el que eligiera al candidato, sino un proceso democrático en el que participara la militancia de Morena.
Este movimiento político, no solamente reafirmó la naturaleza demócrata de AMLO, evitó la creación de tribus al interior de Morena, que reducirían drásticamente su vida, aplanó el camino hacia la candidatura y la posterior victoria, además, en su gran habilidad política de ir dos pasos delante de todos, Obrador también trazó el camino a seguir para la oposición, que se vio obligada inventarse un “proceso democrático” que no pudieron imaginar ni seguir, porque su candidata fue designada por “dedazo”, ya no desde la presidencia, si no desde los principales asientos del poder económico, de esta manera López Obrador no sólo ideó la continuación de la Cuarta Transformación, también la derrota de la oposición.
Para desventura de todos aquellos que leyeron ‘el mesías tropical’ como libro de texto y creyeron entender en la miopía de Krauze el fenómeno López Obrador, los últimos 6 años han demostrado todo lo contrario. Las mentiras del ‘mesías tropical’ explican la actitud reaccionaria de la oposición, su necesidad de impulsar campañas de desinformación y noticias falsas que sostengan su visión “mesiánica” de AMLO y su incapacidad para reconocer que todos estos años fueron engañados.