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  • 24 Sep 2022
  • 10:09
  • SPR Informa 6 min

El progresismo en América Latina (Parte II)

El progresismo en América Latina (Parte II)

Por Héctor Porras .

América Latina se adelantó al resto del mundo hace más de 20 años. Con el estandarte de gobiernos socialistas en Venezuela, en Brasil, en Argentina, en Bolivia, en Nicaragua y en Ecuador, se impulsaron grandes reformas para contrarrestar los efectos nocivos del neoliberalismo.

El objetivo era claro: luchar contra la pobreza, la exclusión social, los bajos salarios, la explotación, el extractivismo y las malas condiciones de vida en general; y, por otra parte, favorecer políticas nacionalistas, de fortalecimiento del Estado y de reducción de desigualdades.

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) surgida en 2004 en la Habana, Cuba, como una organización regional de países latinoamericanos y caribeños fue, entre otros, uno de los grandes resultados de la primera ola progresista. Llevó al encuentro histórico entre Chávez y Fidel, a la retoma del movimiento sandinista, y a las victorias de Evo, Correa y Kirchner.

Más allá de las limitaciones naturales y de las deficiencias propias de todo sistema político que pasa de la teoría a la práctica, el Progresismo Latinoamericano logró resultados asombrosos en favor del bienestar de sus pueblos. Tasas de crecimiento superiores a las registradas en el pasado, llegando a ser de 3 y 5 por ciento; redistribución de la riqueza, a tal grado que 70 millones de personas salieron de la pobreza y 10 millones de la pobreza extrema; reducción de la desigualdad; mejoras sustanciales en los salarios; etc.

Con grandes líderes emanados del pueblo y con políticas sociales y económicas acorde a las particularidades de la región se sembró la semilla de la esperanza.

El Progresismo Latinoamericano nació como la respuesta desde las izquierdas a un modelo capitalista neoliberal que se ha impuesto a fuerza y sangre a pesar de tener las características más negativas para las masas, de ser antipopular, de generar miseria, exclusión, desempleo, pobreza y represión. Este modelo caduco no ofrece ni pretende solución alguna para los pueblos.

Dicho modelo, aún cuenta con una poderosa estructura institucional y mediática que fue diseñada justamente para ser una barrera que impida que avancen los gobiernos populares y, además, para intentar recuperar el viejo sistema en caso de que este sea superado.

Una de sus armas es la guerra mediática en contra de los gobernantes de izquierda, en donde estructuras de propaganda los señalan de corruptos y ladrones o les siembran delitos, la mayoría de las veces, sin fundamento. Además, las instituciones de justicia cooptadas por el régimen neoliberal inician procesos judiciales e incluso llegan a encarcelar a personajes incómodos al orden mundial, en una expresión clara de Lawfare.

La primera ola progresista en Latinoamérica comenzó a perder impulso a mediados de la segunda década del siglo XXI. Algunos analistas le atribuyen este declive al mismo éxito social y económico del Progresismo, es decir, a las mejoras salariales, a la ampliación de las clases medias, al Estado de Bienestar que, en su conjunto, lograron elevar la calidad de vida y junto con ella, crearon una equivocada idea aspiracionista entre el sector poblacional recién adscrito a dicha clase media.

Esto y la incapacidad del Progresismo de encontrar la llave para fundar una nueva relación entre el Estado, el trabajo y el capital, así como de permear fuertemente a nivel ideológico en las masas, provocó en 2015 un regreso parcial del caducado modelo neoliberal. No se trató de una aparición novedosa ni tampoco permaneció por mucho tiempo, ya que la propuesta política era la misma: privatización, bajos salarios, concentración de la riqueza, debilitamiento de la soberanía, y así sucesivamente.

Así es como surgió la segunda ola progresista latinoamericana. Triunfos electorales en países como México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile y Colombia, ratifican la voluntad en América Latina por retomar el cauce de las izquierdas y por rechazar el modelo capitalista neoliberal para nuestros pueblos…