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  • 12 Oct 2023
  • 18:10
  • SPR Informa 6 min

Vigilancia en tiempo real: La realidad de Palestina en Israel

Vigilancia en tiempo real: La realidad de Palestina en Israel

Por Ernesto Ángeles .

¿Te imaginas vivir en un lugar en donde cada movimiento tuyo sea grabado, analizado y administrado a través de infraestructuras de seguridad y militares; un lugar en donde tu cara sea escaneada aún estando en tu propia casa, con el fin de integrarla a una gran base de datos que contenga toda información relevante sobre ti y que cualquier autoridad, por medio de un programa, pueda saber de tu vida? ¿Qué tal un lugar en donde la conexión a internet sea lenta, defectuosa y fuertemente controlada por otro país? ¿O tal vez un lugar en donde todo acceso a redes sociales e internet esté monitoreado, vigilado y censurado con la complacencia y participación de las propias empresas?

El país al que me refiero es Israel, un país que cuenta con una política de segregación racial aplicada de forma sistemática y legalizada en contra de habitantes palestinos, los cuales son víctimas de una vigilancia y monitoreo constante, la cual es facilitada e intermediada por la tecnología. 

Para comenzar, pese a lo que podía llegar a pensarse, la población de Palestina no se encuentra habitando un territorio en específico, sino que se encuentra repartida a lo largo de Israel: en territorios autónomos, territorios bajo una ocupación ilegal de Israel (según el derecho internacional), territorio dentro de Israel; así como también en calidad de refugiados en otros países vecinos como Egipto, Jordania o Turquía.  Esta dispersión de la población palestina en Israel hace que la administración y segregación social esté diferenciada según el tipo del territorio que habitan.

En el caso de las zonas palestinas ocupadas con asentamientos israelíes como Hebron y Jerusalén del Este, existe un régimen de segregación física y digital, el cual vuelve los palestinos en lo que algunos denominan “ciudadanos de segunda clase”, ya que se encuentran impedidos de una serie de derechos, tal como los derechos políticos, de expresión, de privacidad, libre determinación, entre otros; tal segregación se encuentra enmarcada en las leyes, instituciones, infraestructuras y ordenamiento civil.

La administración y exclusión social en territorios ocupados está fundamentada en diversos sistemas tecnológicos interconectados e interdependientes, los cuales son probados y refinados sobre la marcha para luego ser integrados en soluciones tecnológicas que puedan exportarse, lo que convierte a estas localidades en verdaderos espacios de experimentación tecnológica y control social.

Estos territorios cuentan con puntos de control que no sólo sirven para administrar el tránsito de personas, ya que tales puntos son clave para el ingreso de bienes y el acceso a servicios, trabajo, educación, salud y hasta esparcimiento; además, los puntos de control cuentan con una serie de cámaras y sensores que sirven para vigilar a las personas por medio de tecnología de reconocimiento facial y análisis predictivo fundado en enormes bases de datos.

El sistema de videovigilancia con reconocimiento facial en los puntos de control tiene el nombre de “Red Wolf”, éste a su vez es precedido por otros dos sistemas que funcionan interdependiente e interoperativamente: “Blue Wolf” y “Wolf Pack”.

El sistema Wolf Pack consiste en una enorme base de datos que contiene toda la información disponible de los palestinos viviendo en el West Bank, esta información incluye nombre, lugar de residencia, nombres de los miembros de la familia, placas de licencia y cualquier otra información que pueda ser recogida, tal como en las redes sociales. Esta información es compartida a la Agencia de Seguridad de Israel, algo así como la NSA de Israel.

El objetivo del sistema Wolf Pack es proveer a los soldados israelíes de información sobre la población palestina, en un principio la solicitud consistía en que los soldados tenían que ponerse en contacto con algún operador para acceder a la base de datos e investigar a una persona, haciendo el proceso algo tardado y pesado.

Tiempo después fue desarrollado el sistema conocido como Blue Wolf, el cual consiste en una aplicación de celular que está conectada a la base de datos de Wolf Pack, lo que le permite a los soldados israelíes tener acceso directo a la información en la base de datos; dicha app también es conocida como el Facebook de los palestinos según algunos soldados de Israel.   

Además, este sistema incentiva al personal militar a capturar fotos de palestinos para alimentar la base de datos de Wolf Pack, esto se traduce en un aumento en las detenciones arbitrarias, así como en la intromisión del ejército de Israel en los domicilios privados con el único fin de escanear los rostros de la población y con esto ganar incentivos de diverso tipo, ya que la aplicación genera una clasificación basada en el número de rostros escaneados por los soldados, cuya personal es premiado según la puntuación obtenida[1].

Sobra añadir que existe la posibilidad que estas bases de datos se encuentren residiendo en infraestructura de empresas como Google o Amazon, ya que éstas firmaron un convenio en 2021 con el gobierno y los militares de Israel bajo el nombre de “Proyecto Nimbus”, un proyecto de colaboración en soluciones basadas en la nube que alcanzó una inversión de más de 1.2 billones de dólares. 

Además, dado el rol de las redes sociales e internet en permitir que la causa palestina alcance la opinión pública internacional, las autoridades de Israel han echado mano de diversas tácticas para disminuir la presencia palestina en el ciberespacio internacional.

Una de estas tácticas fue el establecimiento de la Ciber Unidad de Israel en 2015, dicha unidad ha colaborado con las empresas de redes sociales para remover, censurar o bloquear contenido de Palestina; por ejemplo, la mayor parte de solicitudes del gobierno de Israel para remover contenido de plataformas como Facebook tienen éxito, en 2019 el promedio de aprobación rondó el 90% de solicitudes[2]. Sin mencionar la rotación de funcionarios israelíes en puestos corporativos en redes sociales, tal como el caso de Emi Palmor, un abogado que estuvo detrás de la creación de la Ciber Unidad de Israel y que también fue Ministro de Justicia en el país, el cual terminó trabajando para la junta de supervisión de Facebook e Instagram, específicamente en el área que determina qué se entiende como “discurso de odio”. 

Por si fuera poco, desde el 2016 los palestinos pueden ser perseguidos legal y judicialmente por sus publicaciones en redes sociales bajo el cargo de “llamado a la violencia” o cualquier discurso que, en juicio de las autoridades de Israel, “exprese apoyo por actos de terrorismo”, una palabra que hasta el día de hoy sigue sin tener una definición exacta y adoptada internacionalmente y que puede ser usada a discreción.

En el caso de territorios autogobernados como en Gaza la situación no es mejor en absoluto, ya que estos se encuentran bajo un bloqueo total de parte de Israel, lo que ha llevado a algunas voces a denominar este territorio como “la prisión más grande del mundo al aire libre”.

Sin embargo, a diferencia de lugares en donde conviven ciudadanos de Israel con gente de Palestina, en Gaza el control es diferente, ya que consiste en un control y bloqueo estructural y territorial facilitado por la dominación de infraestructuras y la disposición de tecnología de vigilancia a distancia. 

Tal como lo apunta Tawil‐Souri: “Al igual que muchas otras cosas en la Franja de Gaza, las infraestructuras de telecomunicaciones están limitadas por las políticas israelíes. La movilidad geográfica, el crecimiento económico, la movilización política y el territorio están contenidos, pero también lo están los flujos digitales: los gazatíes viven bajo un régimen de ocupación digital.[3]

En Gaza una gran corporación, la Compañía de Telecomunicaciones de Palestina (PALTEL), administra la infraestructura y estructuras de telecomunicaciones, pero la asignación de ancho de banda; la ubicación, número y potencia de enrutadores de Internet o centrales telefónicas; el rango de señales celulares y el equipo utilizado están todos limitados por restricciones israelíes.  Además, el espectro celular en toda Palestina-Israel está bajo la gestión del Ministerio de Comunicaciones israelí.

Es importante señalar que el caso de Israel ofrece un ejemplo bastante atractivo para países y gobiernos que tienen intención de vigilar a su población, así como también aquellos que planean crear una segregación racial, los cuales ven a Israel como un caso de éxito a emular. Y debido a las capacidades diplomáticas y tecnológicas con las que cuenta Israel, la tecnología usada y probada con los palestinos es un producto de exportación de primer orden, ya que las empresas de seguridad y defensa de Israel están dentro de los primeros lugares del mercado a nivel mundial, tan sólo hay que recordar el caso del malware Pegasus, bastante famoso en México.

El caso de Israel muestra como los cambios gestados por la tecnología usualmente impactan en las relaciones sociales; sin embargo, es la  sociedad la que obra los cambios por sí misma, intermediada y facilitada por la tecnología; por lo que el cuento del potencial liberalizador de la tecnología en Medio Oriente no aplica en este caso, ya que la estructura de poder internacional está volcada en apoyo a Israel, ya sea directamente o por medio delas relaciones clientelares y comerciales con los productos de seguridad de Israel.


 

[1]Amnesty International (2023). Automated Apartheid. How Facial Recognition Fragments, Segregates And Controls Palestinians In The Opt. Index: MDE 15/6701/2023

[2]Sophia Goodfriend et.al. (2021). The Expansion of Digital Surveillance in Jerusalem and Impact on Palestinians Rights. The Arab Center for Social Media Advancement

[3]Tawil‐Souri, H. (2012). Digital Occupation: Gaza’s High-Tech enclosure. Journal of Palestine Studies, 41(2), 27-43. https://doi.org/10.1525/jps.2012.xli.2.27