El Sistema Político mexicano ha tenido diversos cambios y ajustes conforme a las necesidades vigentes y las demandas sociales convenientes a la época.
De acuerdo a su origen Constitucional del México independiente que buscó dar lugar al ejecutivo federal como figura en el sistema presidencial, en la cual, se pretendía fortalecer y consolidar tal envestidura.
No es una casualidad la adopción de rasgos característicos adheridos al sistema presidencial norteamericano, mismo que también parte de la necesidad de crear diversos mecanismos y formas que fortalezcan la capacidad de gobernar, disminuyendo, riesgos e infortunios que vulneran la seguridad nacional. Aunado a la reestructuración de leyes en función de fortalecer el gobierno en turno.
Este marco legal planteaba la pauta para fortalecer a la figura presidencial, dándole las capacidades, atribuciones, y formas para conducirse dentro de su ámbito de competencia, en esto así mismo, posicionarle como un poder único que se coordinaría con el resto de los poderes, pero bajo esa misma preeminencia. Sin embargo, esto era un ideal por alcanzarse, pese a que posteriormente se mostraría si estas mismas delimitaciones serían óptimas o suficientes para su desenvolvimiento en el poder.
Existe un riesgo latente en el hecho de que el poder recaiga solamente en una persona, esto se mostraría más tarde en todas las pérdidas y desventajas presentes en el sistema político mexicano durante el Siglo XX; posicionándolo asimismo en retroceso por décadas, simulando un régimen equitativo y eficaz.
Pese a que la Constitución marcaba las atribuciones y funciones del Ejecutivo Federal, no fueron suficientes, porque su participación en el poder sobre pasaba limites, reflejando atribuciones meta constitucionales, mismas que atrajeron prácticas de abuso de poder, y destellos de una envestidura dictatorial.
Cuando empieza el surgimiento de sistema partidista surge asimismo mismo mayor competitividad en la oposición, dando lugar a un incremento en la representación política. En conjunto con una serie de normas y regulaciones que darían apertura a otros en el poder, y no solamente a la clase política.
Bajo esto mismo, vemos que la influencia de la hegemonía presidencial en el sistema político mexicano, se diluye con la alternancia en el poder, trayendo con esto mismo un resurgimiento en la política de nuestro país, apresurando y fortaleciendo nuestra democracia.