Una de las preguntas que me hacían con mayor frecuencia cuando volví a México después de hacer la maestría, era: ¿qué es lo que más extrañas de vivir en el extranjero? La respuesta sigue siendo la misma: la seguridad. No estoy diciendo que en otros países no existan también problemas de machismo, sexismo y feminicidio, pero, al menos para mí, la diferencia fue evidente.
Ser mujer y vivir en México viene acompañado de una serie de normas, cuidados y precauciones que una aprende e incorpora a su rutina desde temprana edad. ¿Vas a salir a la calle? Cuidado con esto. ¿Vas a tomar transporte público? Fíjate en tales cosas. ¿Vas a regresar de noche? Cuidado con esto otro. ¿Vas a ir a un baño público? Presta atención a estas cosas. ¿Vas a llevar a tus hijos? Suma otro tanto de precauciones.
Malas experiencias y situaciones angustiantes, puedo contar varias: desde piropos de mal gusto y no solicitados, hasta hombres acechándome en la calle y recorridos peligrosos con taxistas malintencionados. Una de las más recientes, me dejó con sentimientos mezclados: a pleno mediodía, saliendo de una de las jornadas de vacunación por COVID19 en la colonia Del Valle, una mujer se acerca para alertarme que un hombre llevabs varios minutos grabándome y comunicándose con alguien más. Me quedé aterrada y agradecida. Ahí la palabra sororidad tomó un nuevo significado para mí.
El riesgo no solo es cotidiano, es omnipresente, y nos ha obligado a buscar nuevas y diversas maneras de cuidarnos. Para escribir esta columna me di a la tarea de averiguar algunas de las medidas que toman compañeras, amigas, familiares. Aquí sus respuestas:
Paulina O. “Si puedo no salgo. No me gusta usar falda en general, pero si voy a la calle trato de no usar nada por el estilo. A veces me vengo fijando atrás de mí, en especial si es de noche o estoy en un lugar muy solo. Llevo todo en bolsa cerrada”.
Teresa P. “Si salgo sola, salgo armada (gas pimienta y navaja escondida en forma de adorno). Cuando salgo verifico la zona y tengo presente quién vive por allí para tener rutas de emergencia listas. Tengo códigos de emergencia con grupos de autocuidado para que sepan si necesito asistencia sin pedirla explícitamente. No uso joyas y no me visto con prendas entalladas o ajustadas”.
Nathaly G. “No maquillaje. No joyas caras. Ropa guanga. Horas con luz si es posible. Ir fijándose. Mochila cerrada. Avisar a familiares a dónde voy, a qué hora y avisarles cuando ya llegué”.
Beatriz A. “Variar las rutas en el coche, pasar por diferentes calles. Al caminar, variar el camino y cambiar de banqueta”.
Karen M. “Aviso a dónde voy y con quién. Me fijo en quienes caminan a mi alrededor y trato de caminar rápido. Busco calles iluminadas y con gente. Uso vestimenta y calzado que no sean llamativos y que posibiliten moverme rápido”.
Martha Z. “Mi mamá carga un desarmador y mi tía un cuchillo”.
Olga A.“Dependiendo de a dónde vaya, elijo qué ropa ponerme para evitar que me acosen tanto. Checo rutas de transporte público y elijo las que sean más seguras. Si voy lejos, aviso a mis amigas y les mando ubicación. Si camino sola por trayectos largos o en lugares que no conozco evito tener audífonos”.
Gaby A. “Llevar todas mis cosas guardadas, de preferencia en una mochila para tener las manos libres. Mandar ubicación en tiempo real a alguien de la familia.Caminar con seguridad. Si siento que alguien me sigue, voltear y verle directamente; o dejarle pasar para no perderle de vista. En caso de sentirme en peligro, buscar refugio en alguna tienda o negocio. También buscar apoyo con alguien que vaya pasando y directamente decir que me siento en peligro”
Abril G. “Previo a salir, investigo las calles aledañas y reviso qué tan solas están. No transito por calles que estén solas y si tengo dudas procuro preguntarle a otras chicas cómo llegar a mi destino. Siempre comparto mi ubicación con la persona con la que me reuniré”
Dora M. “De plano no utilizo ningún servicio de taxi. Si voy a salir de noche trato de que sea en grupo de varias para regresar todas juntas y quedarnos en la misma casa. Además, me limito a usar solo los vagones exclusivos para mujeres en el metro o metrobús”.
Brenda G. “Intento no utilizar el celular en la calle. De ser necesario, me detengo en un lugar donde tenga mayor visibilidad de lo que pasa a mi alrededor (me recargo en una pared para no tener puntos ciegos) y trato de siempre tener crédito en el teléfono. Si voy a alguna fiesta o con algunas amigas, siempre tengo muy presente el camino que debo tomar de regreso. Salgo siempre con un anillo por si acaso tengo que golpear algo”.
Eurídice A. “Envío mi ubicación a mis amigas o a familia y tengo permanentemente activas las palomitas azules y última hora de conexión en Whatsapp.Y eso que casi no salgo porque trabajo desde casa y no voy a fiestas porque no tomo. Dejé de tomar porque en 2015, en la cena de fin de año con la familia, el esposo de una hermana de mi mamá intentó violarme”
Andrea M. “Yo dejé de usar escotes y faldas cortas porque me incomodan mucho las miradas. Sé que no debería, pero ya me adapté muy bien y puedo andar más confiada. Por lo demás, evito andar sola muy tarde y en zonas peligrosas, ni modo”.
Karla G. “Tengo Life 360 con mi hija, hermana y primas”.
Irene A. “Aviso a mi familia a dónde voy y cuando llego. Procuro no salir sola de noche”.
Cindy G.“Tomo foto de las placas del taxi o tarjetón del chofer. Salgo con poco efectivo y uso bolsos discretos. Es complicado, pero prefiero no ayudar, ni pedir ayuda a extraños. En definitiva, evalúo el trayecto y, al identificar zonas muy solitarias, subo los vidrios del coche”.
Mari Carmen H. “Yo que viajo en coche siempre llevo los seguros puestos, no uso el celular en el viaje para estar atenta, me quedo un poco despegada de los coches por si necesito moverme, cambio de rutas para venir a la oficina y regresar a casa y, saliendo de la oficina, aviso a casa que ya voy para allá, y tengo a la familia en el Google Maps para que sepan en dónde estoy”.
Alexa C. “Mis outfits, normalmente traigo una sudadera larga o algo para taparme los glúteos”.
Brenda G. “Viniendo del Edomex y de haber sufrido asaltos, en la calle soy precavida de día y de noche. Voy siempre viendo alrededor (sonará paranoico, pero así es) y, aunque soy muy distraída para muchas cosas, cuando voy sola en la calle trato de no serlo. Si voy a regresar sola de la fiesta, no bebo mucho y comparto viaje”.
Mariana S. “Nunca ando con audífonos, procuro no distraerme, aprieto el paso si no me siento segura. Siempre traigo un suéter o una chamarra encima para minimizar miradas lascivas”.
Ana E.L. “Mi primera precaución es siempre usar zapato cerrado por si tengo que patear algo o romper alguna ventana. Dentro de mi bolsa siempre traigo unas tijeras largas, no para apuñalar, pero sí para quebrar vidrios o cerraduras si es necesario. Siempre que salgo estoy al pendiente de mi alrededor y checo en los reflejos de las ventanas si me vienen siguiendo, y si sí, trato de meterme a una tienda o restaurante y quedarme cerca de donde está la caja o donde haya mucha gente”.
Luisa T. “Trato de llevar siempre mis llaves a la mano, me da seguridad por si alguien intenta hacerme algo, puedo rasguñarlo. Estoy constantemente viendo a mi alrededor y casi nunca traigo audífonos para escuchar quién viene atrás de mí, alguna alarma o los autos que se acercan. En el auto siempre veo quién viene a mi alrededor, si un auto lleva mucho tiempo atrás de mí, trato de cambiar de carril o de ruta”.
Este breve recuento es sólo una muestra del nivel de angustia y temor con el que todos los días enfrentamos situaciones que, aunque no deberían de ser riesgosas, en México, la realidad es que podrían resultar fatales. Salir a la calle y realizar actividades cotidianas no debería ser motivo de angustia, usar minifaldas, shorts o escotes no debería ocasionar situaciones incómodas o peligrosas, caminar sola por la noche no debería ser aterrador. Agradezco infinitamente la creciente sororidad que he encontrado, pero hago también un llamado a los varones a sumarse a la construcción de entornos seguros para todos.
¿Y tú? ¿Qué medidas de precaución tomas?