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  • 07 Dec 2023
  • 10:12
  • SPR Informa 6 min

La prueba PISA y el impacto de la tecnología en la educación

La prueba PISA y el impacto de la tecnología en la educación

Por Ernesto Ángeles .

El día de ayer se publicaron los resultados del informe de la prueba PISA, formalmente  conocido como el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, el cual es llevado  a cabo a nivel internacional por la OCDE; en dicho informe no sólo se dio a conocer el bajo desempeño educativo de México (mismo que lleva años así, contrario a lo que los odiadores del presidente López Obrador dicen), sino que el rendimiento de los estudiantes a nivel mundial ha descendido, con un énfasis en Europa. Entre las razones de tal descenso la OCDE señala factores como: el impacto de la pandemia de Covid-19, deficiencias en la enseñanza a distancia, así como la desigualdad de acceso a oportunidades.

En este escenario resulta interesante el fracaso de la narrativa de la educación a distancia, la cual en un principio se vendió como una panacea que también incluiría al mundo laboral y que, supuestamente, haría obsoleta la necesidad de mantener encuentros presenciales en centros de trabajo o lugares de educación, sino que las videollamadas y la presencia en entornos virtuales como el metaverso harían posible el establecimiento de relaciones humanas. Y aunque en su momento esta idea fue ampliamente aceptada (especialmente debido a la influencia de las empresas de tecnología y sus promotores), al día de hoy tal panorama ha sido parcialmente abandonado, dejando en el proceso una serie de casos dignos de estudio, como el impacto y limitantes de la  tele educación.

Lo anterior no significa que el pensamiento mágico en la relación tecnología-educación se haya ido, sino que ha migrado a otras áreas con mayor especulación, sobre todo en la inteligencia artificial, una tecnología que magnates como Bill Gates o Elon Musk han alabado por su supuesto impacto positivo en la educación, como la híper personalización de la educación y el no depender de un salón de clases y menos aún de alguna figura educativa humana (que requiere salario, condiciones de trabajo decentes, seguridad social, entre muchas otras cosas que no les agradan al capital).   

Volviendo al tema de la evaluación, otro elemento que llama fuertemente mi atención es que no se habla del impacto de la tecnología digital en la educación, especialmente aquel que se asocia a los hábitos y capacidades de las infancias y las aulas en general, tal como ya lo está demostrando la presencia de la Inteligencia Artificial como chat-GPT en las tareas y exámenes.

Lo anterior va más allá de la prueba PISA, ya que el impacto de tecnología como la IA en las aulas no sólo afecta a las infancias, sino también a las universidades, las cuales -evidentemente- no estaban preparadas para un GPT y otros poderosos modelos de IA, lo que significó un cambio del que muchas escuelas e instituciones educativas no han podido siquiera adecuarse.

Esta situación pone de relieve una realidad cuya discusión lleva pendiente varios años y entre las que resaltan preguntas como: ¿El modelo educativo está fallando? ¿La tecnología está impactando negativamente la labor educativa y las capacidades estudiantiles? ¿Es necesario adecuar o reformar el modelo educativo? ¿Qué se debería ponderar en los planes de estudio para responder a los retos de la actualidad, especialmente en el caso de la educación pública? ¿El problema radica en la dificultad de adecuación de los planes de estudio, de las herramientas y estrategias educativas o del rol de la educación en la sociedad? ¿Qué capacidades fomentar para mantenerse “competitivos” frente a tecnología como la IA?

Una de las áreas más importantes para plantear la discusión sería pensar en el rol social de la educación, especialmente debido a la transformación que el modelo educativo sufrió bajo el modelo neoliberal, por lo que un punto de partida sería la determinación del rol de la educación como una mercancía, una herramienta para generar empleados útiles o como un derecho humano que sirva para el mejoramiento de la calidad de vida y la condición humana.

Esto se vuelve más importante ante la transformación tecnológica y su impacto en el mundo laboral, ya que ante la amenaza de la sustitución humana por la tecnología se pone en entredicho una de las funciones históricas de la educación: formar a la fuerza laboral; la cual actualmente se enfrenta a la necesidad de híper especializarse, actualizarse constantemente o participar en trabajos pauperizados cuya automatización esté pendiente. Sin mencionar que actualmente la educación no es un seguro para encontrar trabajo, a diferencia de hace varios años, cuando ésta era un factor de movilidad social.

Otro elemento pendiente a discutir y reformar es la estrategia de educación, la cual se revela limitada frente al impacto social que ha tenido la tecnología digital, especialmente en lo que respecta a la concentración, la atención y la preferencia de estímulos multimedia frente a un texto plano, el cual requiere de otras habilidades para ser aprovechado. Actualmente en los salones de clase se libra una lucha entre el modelo educativo disciplinario y rígido frente a la tecnología dinámica, placentera y altamente personalizable; cuyas víctimas usualmente son el profesorado y el alumnado, los cuales tienen que navegar constantemente en la búsqueda de un equilibrio mínimo que les permita asegurar que sí se “aprendió”.

Asimismo está pendiente el contenido, especialmente las materias formativas en etapas tempranas, ya que aquí interviene la cuestión sobre ¿qué tipo de ciudadanos formar? ¿Uno crítico, uno obediente,uno analítico o uno con sensibilidad histórico-social? Especialmente debido a que el uso temprano de productos como chat-GPT pueden incidir negativamente en la capacidad crítica y analítica de las personas. En este sentido, México ha estado trabajando en la transformación del contenido impartido, lo que ha generado un escándalo en la vida pública debido a la reticencia del sector de derecha y conservador.

Otra de las áreas de la educación que no sólo es urgente de atender, sino que puede desembocar en una retroalimentación positiva, es la necesidad de implementar una educación tecnológica, la cual abarque desde los niveles básicos hasta a las personas de pie, y que no sólo se quede en los centros educativos y las aulas, sino que incluya a toda la población, con un énfasis especial en la clase política. Este es un gran pendiente a nivel mundial que afecta negativamente en el poder de las empresas de tecnología frente a la población en general, cuyas aristas han sido poco estudiadas e implementadas y cuya labor se encierra únicamente en los planes de estudio sin llegar a socializarse más allá de iniciativas locales.

En este proceso estamos como en la alegoría de la rana que nada en una olla con agua, la cual lentamente se va calentando hasta que resulta fatal para el anfibio, quien muere hirviendo debido a que no se dio cuenta a tiempo el cambio de temperatura en el entorno que ponía en riesgo su vida. Y es que debido a la normalización de la presencia de tecnologías como el internet, las redes sociales o la IA en nuestra vida a diaria, difícilmente podemos identificar el impacto que ésta ejerce en la sociedad.

Esto no sólo incluye el impacto a la educación, sino prácticamente a todas las áreas de experiencia y actividad humana, las cuales son puestas a disposición de la intermediación tecnológica con el fin de eficientar, corregir o estandarizar prácticas por medio de un incesante proceso de medición de datos y ajuste en tiempo real, el cual es reforzado gracias a interfases, estructuras físico-digitales y diversas estrategias de “gamificación” de la experiencia del usuario.