La jornada electoral del Estado de México concluyó con una abrumadora ventaja de más de ocho puntos de la candidata de Morena-PVEM-PT, la maestra Delfina Gómez, sobre la abanderada del PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza, Alejandra del Moral.
Pese a la movilización electoral y el pretexto de quitar el denominado "Salario Rosa" a las mexiquenses, de la compra de votos, de campañas de miedo y de la narrativa de los medios hegemónicos del supuesto "empate técnico", la maestra ganó, generando una ruptura de fondo en las filas de los opositores de MORENA y aliados y, sobre todo, sacando a flote su odio clasista y racista hacia el movimiento obradorista que llevó a Delfina Gómez al poder.
Pero, ¿qué le molesta a la oposición?
Les molesta que la maestra Delfina venga de abajo, que hable como nosotros, sin frases rebuscadas ni discursos armados y perfectamente escritos por abogados.
Les molesta que sea hija de "esos" que ven con desprecio: los pobres, las y los olvidados, y es que Delfina es orgullosamente hija de un albañil y una costurera, ambos constructores y creadores del mundo que nos toca vivir.
Les molesta y enoja que vea por las y los más pobres, que busque llevar a cabo un gobierno austero, les molesta su sencillez, su cercanía, su amor por el contacto del pueblo mexiquense.
Pero sobre todo, a la derecha del #Edomex le molesta, enfada y lleva a la desesperación que pese a vivir una elección de Estado, pese a sus artimañas electorales y a su guerra sucia, desde el inicio de la elección no les alcanzó. Porque las y los mexiquenses ya forman (formamos) parte de la revolución de las conciencias y son (somos) un pueblo más politizado y conocedor de su (nuestra) historia.
Les molesta y aún así tendrán que vivir con su derrota. Ganamos. La maestra Delfina es nuestra gobernadora, una de nosotros, las y los siempre olvidados que venimos de abajo.
Los retos de gobernar un estado sin gobierno son vastos pues ante la ausencia y desinterés de los gobernantes priístas, el Estado de México es una de las entidades con mayores índices de inseguridad, corrupción y falta de servicios públicos, y es tarea del gobierno de la transformación que llegará el sembrar sólidas bases de esperanza y resultados, que poco a poco eleven la calidad de vida de las y los mexiquenses, y no será fácil pues pese a su derrota, el dinosaurio todavía dará golpes para intentar sobrevivir, tomando sus bastiones corporativos como es el sindicato de trabajadores estatales, uno de sus brazos electorales y movilizadores, o los municipios que todavía son de la oposición y que no querrán soltar y perder en el 2024.
Pese a ello, el pueblo mexiquense demostró que es mucha pieza, y que ya decidió de que lado de la historia quiere estar, la tarea será lograr un gobierno a la altura encabezado por la maestra Delfina Gómez y que cuente con un pueblo politizado y organizado que haga frente a las últimas patadas y gruñidos del viejo régimen priísta que piensa que todavía puede revivir.
Un halo de esperanza se ilumina, por fin, en la entidad mexiquense, y tanta esperanza también les molesta a la oposición.