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La dictadura chilena según la derecha mexicana

Por Tona Gallardo .

En esta cincuenta conmemoración del golpe de Estado en Chile, siempre es esencial recordar los crímenes contra su democracia y sus múltiples atentados en la convulsa región, el provocado magnicidio de Salvador Allende, la brutalidad de los crímenes contra la población civil y la aun impunidad de varios de sus perpetradores. Pero como siempre, en años recientes es más común de lo que ya era, la derecha muestra su podredumbre moral.

Es muy importante jamás olvidar los crímenes contra la democracia ni contra los derechos humanos de los pueblos, tampoco de los responsables directos ni indirectos. Es por la justicia, por la verdad, por la memoria y para la construcción de paz.

Por el contrario, no hay que perder de vista que a pesar de la obviedad de los responsables de los brutales actos busquen todo lo contrario. No hay que jamás habituarnos a su miserable búsqueda por la impunidad, injusticia, olvido y naturalización de su moral desquebrajada. Y es justo que en esta fecha una vez más arrastran su vomitiva agenda.

Asimismo, la derecha chilena ha procurado reivindicar el golpe de Estado contra Salvador Allende. Desde buscar explicaciones confusas y oblicuas, mentir cínica y descaradamente, señalar a Allende como dictador, la sublevación militar como un acto patriótico, a la dictadura de Pinochet como un gobierno democrático y a sus crímenes como una defensa necesaria para la estabilidad y paz. La derecha va entre la sociopatía y la esquizofrenia materializada en sus intentos por retorcer la verdad y realidad. Pero en realidad se bañan entre sus desechos.

De la misma forma la derecha mexicana, entre sus muchos anteriores esfuerzos, echó mano de su torcido exhibicionismo. Desde políticos como Gabriel Cuadri, empresas de desinformación y vulgar entretenimiento como TV Azteca y sus vulgares voceros como Sergio Sarmiento promovieron buena parte de la narrativa de la derecha chilena. Es una frenta e insulto a las víctimas, al pueblo chileno y a sus instituciones. La derecha mexicana encontró otra forma novedosa de descender aún más y que los mexicanos nos enojemos aún más con ellos.

Como ya he mostrado antes, la derecha, sus medios afines, sus voceros y demás actores están fuera de control, fuera de cualquier moral y ética, fuera de cualquier límite. Van en una caída en espiral. Pero la mayoría de mexicanos no somos así.

Como siempre los ciudadanos debemos de informarnos, analizar estos temas públicos, discutirlos, señalar las mentiras y sus autores y confrontarlos.