Delfina, EdoMex y la Transición Insurgente

El relevo en el gobierno del Estado de México a partir de este 16 de septiembre no es un simple cambio de mando. Es un cambio de grupo, de estilos y de rumbo con la llegada de la maestra Delfina Gómez. Es una transición en medio de las fiestas patrias y enmarcada en una relación muy tersa en las formas entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador mexiquense saliente Alfredo del Mazo Maza, pero con un profundo malestar e incertidumbre en un enorme aparato burocrático de 342 mil servidores públicos y entre los grupos políticos tan importantes como el llamado Grupo Atlacomulco más decenas de cacicazgos repartidos en los 125 municipios mexiquenses.

En los cinco años de la Cuarta Transformación se han dado relevos en 22 entidades de la República, pero ninguno tan importante como el que se inicia a partir de hoy en el Estado de México por tres razones fundamentales:

1.-La derrota del PRI en el Estado de México es la antesala de la propia derrota de una alianza opositora que aglutina al PRI y al PAN para las elecciones presidenciales del 2024 por una razón aritmética y política muy simple: los ciudadanos de esta entidad representan 12.6 millones de votantes potenciales, es decir, casi el 15 por ciento del padrón nacional. Junto con los 7.8 millones de ciudadanos del padrón de la Ciudad de México, ambas entidades representan el 23 por ciento de los votantes a nivel nacional, es decir, casi la cuarta parte de todo el país.

Si la Cuarta Transformación gobierna en ambas entidades, difícilmente una coalición opositora podrá rebasar al partido hegemónico en estos momentos. 

En contraste, la alternancia que encabezó el PAN entre 2000 y 2012 (Vicente Fox y Felipe Calderón) jamás pudo ganarle al PRI en la llamada “joya de la corona” del poder político. Por el contrario, fue desde el Estado de México y a través de la amplia red de control y apoyo político que el Grupo Atlacomulco tenía en más de 9 entidades del país que el PRI retornó a la presidencia con Enrique Peña Nieto, heredero de las dinastías del poder que gobernaron el Estado de México desde que Isidro Fabela fue a “pacificar” a los grupos locales en los años cuarenta.

2.-La derrota del PRI no significa necesariamente la derrota del Grupo Atlacomulco. Aquí otra lección de la enorme capacidad de sobrevivencia de esta coalición de intereses empresariales, políticos y mediáticos que saben acomodarse a los tiempos prevalecientes.

No hay que olvidar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador inició con un conflicto frontal en contra de los intereses del Grupo Atlacomulco: la cancelación de la obra del Aeropuerto Internacional de Texcoco, un enorme negocio de más de 300 mil millones de pesos, junto con las obras adyacentes y la especulación inmobiliaria de los terrenos aledaños, una de las especialidades del estilo dinástico de gobernar de Atlacomulco.

El Grupo Aeroportuario encargado de esta obra era dirigido nada más y nada menos que por el padre del gobernador saliente, Alfredo del Mazo González, y tío del ex presidente Enrique Peña Nieto.

En lugar de una confrontación frontal, Alfredo del Mazo Maza optó por el pragmatismo. Pactó con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador colaborar con la otra obra emblemática de la Cuarta Transformación, el Aeropuerto Internacional Felipe Angeles, que beneficia a otros municipios mexiquenses como Tecámac.

Al mismo tiempo, se impuso la realidad de la cohabitación urbana, social y económica entre la Ciudad de México y el Estado de México. Ambas administraciones inauguraron este 15 de septiembre los primeros 20 kilómetros del tren México-Toluca, rebautizado como “El Insurgente”. Esta obra de movilidad, prácticamente abandonada en los primeros tres años de Del Mazo, revivió gracias a los fondos públicos federales para culminar una obra que de 58 kilómetros que transportará diariamente a 230 mil personas (más que el flujo diario de la polémica Línea 12 del Metro de la Ciudad de México).

A esta obra se sumarán otras como el Cablebus, el tren de Buenavista hasta el AIFA y otros proyectos que representarán un reacomodo de los negocios de muchas empresas constructoras y compañías dependientes del Grupo Atlacomulco.

Por estas y otras razones es explicable el discurso terso del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le reconoció a Del Mazo y a Peña Nieto su voluntad democrática para garantizar el triunfo de la maestra Delfina Gómez y todo lo que representa.

3.-El gran desafío para el Grupo Atlacomulco, como para otros grupos políticos de la entidad, incluyendo al Grupo Texcoco, bautizado así por ser el origen de los tres principales liderazgos del próximo gobierno (Delfina Gómez, Horacio Duarte e Higinio Martínez) será cumplir con la frase y el espíritu del gobierno de la maestra Delfina: eliminar la ancestral corrupción prevaleciente en las obras y en el servicio público del Estado de México.

Las principales propuestas de la maestra Delfina, expresadas en su discurso del 14 de septiembre en el Teatro Morelos, son dinamita pura para una cultura de la cleptocracia, que no es privativa sólo del Grupo Atlacomulco:

-Transprencia y lucha contra la corrupción.

-Acabar con “los moches” en los trámites públicos (la propuesta más aplaudida).

-Despido y sanción inmediata a los funcionarios corruptos.

-Recorte salarial a los funcionarios de alto nivel.

-Terminar con los servicios médicos privados, las cajas de ahorro, los vehículos de lujo y la contratación de despachos externos (la mayoría formados por ex funcionarios o funcionarios con conflicos de interés) para suplir funciones de gobierno.

-Crear el programa Mujeres con Bienestar, que será de carácter universal y no condicionado al apoyo político o electoral, como fue el caso del “Salario Rosa” del gobierno de Del Mazo.

El remate del discurso de Delfina Gómez dejó muy en claro el enorme desafío por venir:

“Lo voy a decir muy claro y fuerte: servidor público que no cumpla con rectitud e integridad su encomienda será removido y, en su caso, castigado con el peso de la ley, ya basta de tanta corrupción, se acabaron los negocios fraguados desde la oficina del Gobierno y las riquezas constituidas al amparo del Estado”.

Cumplir con la letra y el espíritu de esta propuesta de la maestra Delfina Gómez representará una auténtica insurgencia cívica y política en el Estado de México. Todo esto no se podrá lograr sólo con pactos en la cúspide. La transformación genuina, como la corrupción, se logra no sólo barriendo de arriba abajo, sino también involucrando a la sociedad, a los distintos grupos sociales y a los municipios que durante décadas se han sentido abandonados por la lógica del poder burocrático del Valle de Toluca.

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