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De linchamientos, “confusiones” y otras malas intenciones: El riesgo de implosión de la 4T

De linchamientos, “confusiones” y otras malas intenciones: El riesgo de implosión de la 4T

Por Ernesto Ángeles .

Estas dos últimas semanas hemos sido testigos de fuertes desacuerdos al interior del movimiento de la Cuarta Transformación, los cuales fueron desatados por dos sucesos: por el posicionamiento público de Gerardo Fernández Noroña, político del Partido del Trabajo, frente a lo que, de acuerdo con él, había sido una injusticia dentro del movimiento para definir la candidatura presidencial y otros cargos según el resultado de las encuestas de la 4T, a lo que él lanzó una propuesta de encuesta pública. 

Tal como habría de esperarse, la respuesta a Noroña llegó por parte de diferentes actores, incluyendo al presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo y demás miembros de la 4T, los cuales puntualizaron que sí se respetó lo pactado. No obstante, da la impresión que el resultado fue agridulce; ya que, si bien se aclaró la cuestión del desacuerdo y se hizo un control de daños con una reunión y declaración de unidad, el hecho de haber evidenciado realidades jurídicas y políticas como la pertenencia partidista y la imposibilidad de coordinar un partido ajeno al propio fue desvirtuada rápidamente, haciendo parecer que existía un sectarismo y elitismo, lo que desembocó en que algunas voces inconformes hablaran ya de la candidatura de 2030, incluyendo al propio Noroña.

El segundo escándalo fue debido al reclamo de diversos miembros y simpatizantes de Morena por el nombramiento del actor Sergio Mayer como candidato plurinominal a una diputación, lo cual desencadenó fuertes cuestionamientos, mismos que algunos miembros destacados del partido intentaron mitigar; sin embargo, el resultado fue el contrario, especialmente en el caso de las declaraciones del director de formación política de Morena, Rafael Barajas “El Fisgón”, las cuales desataron una ola de indignación en las redes. 

Y más allá de la defensa personal que hizo días después el presidente AMLO hacia El Fisgón, hasta el día de hoy el control de daños sigue pendiente, especialmente porque ni el beneficiado, Sergio Mayer, ni quien tomó la decisión de nombrarlo, el presidente de Morena, Mario Delgado, han respondido a preguntas como: ¿por qué? ¿para qué? ¿cuáles son los beneficios al partido y a la 4T de tal negociación? ¿cómo asegurar que el diputado sea fiel a las prioridades de la encomienda electoral a la 4T? Es más, ni siquiera ha habido una explicación del proceso y la lógica detrás de tal designación, sólo se explica el porqué es una mala idea quitarlo. 

En ambos casos el sentimiento que quedó impregnado en el ambiente en redes es que existe una brecha entre élites partidistas y las bases; tal idea ha sido copiosamente alimentada no sólo de parte de algunos miembros del movimiento, sino también por medios de comunicación, youtubers, influencers y gente de oposición. 

Ante esto, el propio Fisgón ha denunciado que estas discrepancias no sólo han sido aprovechadas por personajes de oposición, sino que también están siendo alimentadas por éstos; por tanto, parece haber una intencionalidad política detrás, la cual también incluye a personajes dentro del movimiento, sobre todo debido a que el momento de denunciar y quejarse debió haber sido desde que el nombre de Mayer fue propuesto, no cuando ya pasó el proceso electoral y se acerca la hora de iniciar funciones. 

Resulta llamativo el hecho que, pese a que aún no empiezan oficialmente las funciones de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ni de su gabinete (el cual aún no está ni siquiera definido en su totalidad), ya existen diversas quejas, chantajes y hasta proyecciones para 2030; como si materializar el plan C, el fortalecimiento de la ultra derecha, las presiones del extranjero (especialmente de EUA), la lucha por reformar el poder judicial y la intromisión directa y descarada de los mercados y el capital en política interna fueran asuntos menores y no urgentes; mientras que se magnifica el escándalo de una (posiblemente intencionada) confusión y el nombramiento de un impresentable en el movimiento. 

Lo anterior nos obliga a preguntarnos cuestiones como ¿a quién beneficia esta situación?, ¿quién la promueve y qué intereses persiguen? Ya que literalmente se están anteponiendo proyectos personales frente el objetivo general de la 4T y su abrumadora mayoría, amenazando con esto la unidad.

Esto no significa que no existe -y deba existir- una crítica y la necesidad de transparencia y rendición de cuentas en el movimiento; sin embargo, hay tiempos y formas para discutir y disentir, las cuales no deberían incluir la descalificación, las mentiras, los linchamientos furibundos que olvidan las contribuciones históricas al movimiento o la manipulación de la opinión pública de manera maliciosa. 

Asimismo, un elemento que hasta el momento había jugado a favor de la 4T es la multiplicidad de instancias informativas alternativas a los medios de comunicación tradicionales, especialmente influencers en plataformas como YouTube o X; algunos de estos se ha han caracterizado su apoyo al proyecto gracias una labor comunicativa, persuasiva y, en algunos casos, parcial. Esta parcialidad, misma que es natural en las plataformas e internet, juega en contra de un análisis más fiel a la naturaleza de la política y lo político, la cual no es blanco o negro, sino está plagada de matices, especialmente a la hora de las negociaciones y el equilibrio de poder; ya que por más que no le guste a mucha gente, el poder político del capital nacional y extranjero no se esfumó ni en 2018 ni en 2024, éste sigue presente y se debe buscar la manera de negociar con instancias que no son las preferidas para lograr un objetivo mayor.

Además, el simplismo, cortoplacismo y sectarismo propio de la comunicación en plataformas hace que se olviden los contextos, logros y aportes históricos en el movimiento, así como las dimensiones y alcances de las medidas tomadas; por lo que es muy fácil que cualquier cosa parezca una traición, un rompimiento o un engaño premeditado, cuando en realidad los hechos sean parte del entramado del sistema político y del complejo arte de hacer política. Es necesario señalar que dicho fenómeno no es propio de un momento, facción o género, sino que es algo de lo que hasta el propio presidente López Obrador ha sido víctima.

Entonces ¿Qué se puede hacer para minimizar el riesgo y peligro de futuras manipulaciones, descontextualizaciones y linchamientos?

Resulta prioritario fomentar una comunicación más directa, simple y resumida, ya que la información que está en internet, especialmente en X, está simplificada en unos cuantos caracteres, mientras que el espectro de atención de las personas, condicionadas por el diseño de espacios digitales, es bastante corto; por lo que los discursos deben ser traducidos en redes e internet más directamente, pero especificando siempre el contexto y trasfondo. 

Igualmente, se deben traer las enseñanzas de la formación política a la población, con un énfasis especial en las redes; la pedagogía política debe ser vertebral, ya que no sólo se trata de concientizar y politizar, se trata de señalar los finos detalles detrás de la política y desmitificar romanticismos alimentados digitalmente, especialmente aquellos relacionadas a las cajas de eco y las burbujas digitales, puesto que el mundo y la realidad no son complacientes y personalizados como lo son los algoritmos con los que las redes e internet nos alimentan de contenido digital.